Uno de los grandes y graves problemas que enfrenta el agro global es el de las malezas que han adquirido resistencias a las aplicaciones de herbicidas de tanto machacarlas con el glifosato.
Manuel Fernández analizó el panorama en la Argentina. “Hay 27 biotipos resistentes de 17 especies. Con el afianzamiento del monocultivo, y de tanto aplicar el mismo producto para el mismo cultivo durante muchos años, y sin rotación, aparecieron varias malezas resistentes y tolerantes que van creciendo de modo exponencial. Generamos todas las condiciones para que esto ocurra”, explicó.
¿Cómo combatirlas? “Primero hay que rotar, algo que empezaron a hacer los productores luego de la rebaja a las retenciones. Luego hay que emplear cultivos de cobertura para evitar que las malezas se apoderen del terreno; limpiar la cosechadora cuando se trabaja en lotes diferentes. Y evitar el monocultivo, otro aspecto fundamental”, indicó nuestro Bicho de Campo.
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Manuel también habló de las respuestas que intentan dar desde el propio sector de los agroquímicos. Y citó el reciente lanzamiento de Summit Agro del herbicida Fierce, que pertenece a una familia química desarrollada en Japón: las Isoxazolinas. “Adaptado a la nueva problemática, y después de 20 años de no lanzarse un producto así, promete un control de malezas, aún en lotes con alta infestación y con especies difíciles, que puede ser una solución de cara a la siembra de maíz y soja que se viene”, explicó.
Pero, de cara al problema de las malezas, Fernández se animó a hacer futurología. “La robotización puede llegar a ser la solución, porque implicaría un gran cambio de paradigma productivo. Empresas como Bosch ya invierten en robótica, y AHDB Horticulture fabrica robots solares, que van recorriendo el lote, reconocen las malezas, y aplican quirúrgicamente una especie de pinza, sacando las malezas emergentes. Este es un cambio de paradigma de la agricultura basada en la utilización de fitosanitarios”, concluyó.