Decía Les Luthiers que “a veces no basta con ser feliz y es necesario además que los otros san desgraciados”.
Un balance realizado por Asagir (Asociación Argentina del Girasol) sobre el final de la campaña 2017/18 nos hizo acordar de esa frase. “Pese a la seca, el girasol logra rindes récord”, es el título elegido para el comunicado de quienes defienden y trabajan por el cultivo Cenicienta de la agricultura local. Para hacerla redonda, en el contexto actual les falto lamentar las fuertes pérdidas que en cambio sufrieron las cosechas de maíz y soja. Felices nosotros, desgraciados los demás.
Lo cierto es que el informe de Asagir arroja varios datos que muestran el buen desempeño de este cultivo en una campaña signada por la adecuada falta de lluvias. Incluso afirma: “Las cifras logradas en este contexto demuestran que el girasol merece pertenecer al portafolio de los cultivos de los agricultores pampeanos, principalmente en los años donde las dificultades por sequía son más significativas”, destacó la organización de cadena.
Estos son los datos que apuntalan la revancha de nuestra Cenicienta:
- Con el 94,4% del área cosechada, la Bolsa de Cereales estima una cosecha de 3,32 millones de toneladas de girasol, 100.000 toneladas más que las estimadas por el USDA, que en abril habló de 3,4 millones.
- El rinde medio nacional alcanza los 20,8 qq/ha. Es elevado si se tiene en cuenta que el récord se logró en la campaña 2014/15, con 22,2 quintales.
- No es que la sequía no haya provocado daño. Pero las pérdidas se concentran principalmente en el sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa, donde con 10.000 hectáreas perdidas y 90% recolectado, los rindes alcanzan apenas 14,7 qq/ha.
- Si se excluye esta zona del total nacional, los rendimientos habría sido de 22,4 qq/ha, lo que es decir que se hubiera superado el récord.
“La particularidad de esta campaña estuvo marcada por el déficit hídrico, que fue muy importante pero de magnitud irregular (…). Pero la baja humedad relativa y alta radiación contribuyeron a evitar el desarrollo de las llamadas enfermedades de fin de ciclo, manteniendo la planta verde por un tiempo más prolongado, factor que contribuyó a un mejor llenado del grano y, consecuentemente a mejores rendimientos. Este hecho ha sido advertido por el productor quien, en más de un caso, lo considerará al momento de planificar su próximo portfolio de cultivos”, explicitó el comunicado de Asagir.
Por otro lado, la entidad destacó una serie de datos favorables surgidos del último informe del USDA:
- Comparando con el informe de marzo 2018 el USDA evaluó que cae en 5,7 millones de toneladas la producción de las siete principales oleaginosas, es decir 1,1%; mientras que la molienda se incrementará 3,8%. Será abastecida con 2% adicional de exportaciones, aunque los stocks disminuirán 4,5%, sobre todo por las mermas en la oferta de soja.
- La producción mundial de girasol caerá 3,4%, en alrededor de 1,61 millones de toneladas y el crushing disminuirá 0,9%. Las exportaciones mermarán 12,7% y se digerirán stocks por 25,5%.
- En Ucrania se registraría una caída interanual del 14,5% en la producción de girasol. También cae la oferta de girasol de Rusia (4,6%), mientras que sube un 12% la de la Unión Europea. La producción consolidada de girasol de los tres competidores argentinos del hemisferio norte pasará de 34,63 a 32,96 millones de toneladas (4,8% de merma).
- En abril el USDA reestimó a la baja la producción argentina en 200 mil toneladas (de 3,6 a 3,4 MT). Pero también calculó las exportaciones pasadas y futuras argentinas de aceite de girasol: para la campaña concluida, las redujo de 790.000 a 770.000 toneladas, mientras que para el ciclo en curso las aumentó de 750.000 a 765.000 toneladas.
- Así las cosas, la participación argentina en el comercio mundial crecerá de 7,4 a 8,3%, mientras declinan las ventas externas de los principales competidores del país.