Es un clásico ya que en la Fiesta Nacional del Trigo en Leones, Córdoba, se realice una mesa donde todos los actores tienen derecho a voz y voto, aunque éste último no valga tanto (las cosas que aquí se deciden raramente se cumplen). Este jueves volvió a sesionar este espacio, con muchos actores que tenían los nervios de punta debido a los rumores de una intervención del gobierno nacional en el mercado del trigo, donde las exportaciones son récord y los molinos deben pelear por el cereal para atender el consumo doméstico hasta octubre próximo.
Hubo acuerdo en que nadie quiere llegar al punto donde eso suceda. Todos parecen tener fresco, incluso en el propio gobierno, el recuerdo del mono con navaja de Guillermo Moreno, frenando las exportaciones y provocando una crisis mayúscula entre los productores, que derrumbó la producción, mientras su amigo Ider Peretti repartía entre sus amigos los ROE Verde, o permisos de exportación. Aunque de refilón, Paula Español, la nueva secretario de Comercio Interior, llegó a convivir con estas prácticas corruptas cuando llegó por primera vez a la función pública en 2014.
A esta funcionaria atribuían los rumores las intenciones de definir alguna intervención en el mercado por una situación que está a la vista: Aunque ahora la Argentina produce mucho trigo (19 millones de toneladas), pero a dos meses de la cosecha hubo exportaciones récord y las grandes ceraleras ya compraron 14 millones para enviar al exterior. Como el consumo interno necesita 6 millones de toneladas para llegar hasta la nueva cosecha (de las cuales compró solo 2 millones). Los números no dan o aparecen muy ajustados.
Lo único concreto hasta ahora es que Español y el secretario de Agricultura, Julián Echazarreta, citaron a los dos sectores que pujan por el mismo trigo, molinos y exportadores, para que lleguen a un acuerdo y eviten que la sangre llegue al río. ¿Qué sería eso? Que el trigo no alcance para llegar a octubre o que la estrechez de la oferta provoque una suba de los precios de los alimentos panificados, como ya sucedió en 2013.
En la reunión de Leones, el presidente de la Federación de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, blanqueó estas reuniones y aseguró que los rumores están “alejados de la realidad”, porque “tanto Echazarreta como la secretaria Español siempre nos han manifestado que la intención de ellos era la de no intervenir” en el mercado.
Desde el gobierno, según reveló Cifarelli, “nos han pedido que tengamos la madurez necesaria y la capacidad de encontrar puntos de acuerdo. Solo si no nos ponemos de acuerdo van a tener que tomar una decisión. Pero ni el Estado quiere intervenir ni nosotros queremos que intervenga”, enfatizó.
En representación del ministro Luis Basterra, que se excusó por WatsApp, el secretario de Agricultura confirmó que desde el Estado se apeló a la madurez de exportadores y molinos para que entre ellos se arbitren de modo de que no falte trigo en el mercado local hasta la próxima cosecha 2020/21.
Echazarreta, que proviene de la cooperativa cerealera ACA, se mostró muy satisfecho porque “en los 64 días de gobierno de la actual administración, no hubo precedente en la historia en lo cual se haya comercializado trigo en estos volúmenes. En enero ya estaban todos los volúmenss comprometidos y sin embargo el trigo siguió fluyendo”.
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De todos modos, a pesar de bregar por la autorregulación de la cadena, Echazarreta advirtió que “un Estado que se sienta amenazado en la provisión del grano panadero, faltando once mese para el empalme de la cosecha, si tiene que intervenir interviene. A nadie nos gusta. Por eso el llamado al diálogo que hizo el presidente. Nos faltan nueve meses todavía y debemos ser mas que buenos argentinos, cumplir en estos nueve meses, y con estos ajustados números proveer” del cereal al mercado interno.
Echazarreta confió que “no haya necesidad de ruptura por causas extraordinarias. Y si hay inseguridad alimenticia es una situación extraordinaria que da derecho a cualquiera de los Estados a intervenir, una cosa que hasta ahora se está evitando con mucha responsabilidad”.
¿Y de dónde podría salir el trigo para no pasar por estos sobresaltos? Cifarelli recordó que los molinos necesitan comprar todavía unas 4 millones de toneladas hasat el empalme de las cosechas y pidió también la cooperación de las entidades de productores, ya que “hoy hay entre 4 y 4,5 millones de toneladas en manos de productores, que no criticamos, porque es propiedad privada. Pero debemos ver como una preocupación para todos que alguien no tenga ganas de vender su producción”, alertó.
“No queremos la intervención, pero tenemos que tener la madurez para que esté acuerdo se genere” e incluya a todos los sectores, pidió el directivo de la molinería.
Guillermo García, en representación del Centro de Expotadores de Cereales (CEC), trató de quitarle dramatismo a la situación. Dijo que en los próximas semanas las cerealeras estarán cubriendo sus necesidades de trigo para cubrir sus compromisos, se retirarán del mercado y “la molinería quedará y comprará lo que tiene para comprar”. En otras situaciones semejantes, ante la escasez de trigo, ya sucedió que los grandes traders globales volvieron a volcar trigo al mercado doméstico, aunque a elevados precios.
Desde los dirigentes de los productores hubo varias quejas frente a la posibilidad de que la historia negra del trigo se repita. Gabriel de Raedemaeker, el vicepresidente de CRA, había reclamado con todas las letras por la responsabilidad de toda la cadena: “No permitamos el ingreso de una regulación del Estado. Entre nosotros y ustedes tenemos que ponernos de acuerdo y generar la condicione para evitar una intervención”, enfatizó.
“No puede haber una falta de acuerdo para dejar entrar al Estado en nuestra discusión”, enfatizó el productor cordobés.