Mañana jueves 27, entre las 11 y las 15, los socios de la Bolsa de Comercio de Rosario acudirán a las urnas para definir su próxima conducción en una elección poco frecuente para la historia de la institución. Según afirmó el propio candidato oficialista Pablo Bortolato, será apenas la tercera vez, en más de ciento cuarenta años de vida, que la presidencia se dirime entre dos listas, sin acuerdo previo de unidad. El recuento se conocerá durante la asamblea prevista para las 17, tras el tratamiento del orden del día.
De un lado estará la lista amarilla, que postula como candidato a presidente a Pablo Bortolato, actual vicepresidente de la entidad y hombre del mercado de capitales, identificado con la continuidad del modelo de gestión de los últimos cuatro años. Del otro lado competirá la lista verde, encabezada por Víctor “Fiti” Cabanellas, con un discurso centrado en la necesidad de revitalizar el corazón operativo de la Bolsa, renovar la dirigencia y reimpulsar los mercados tradicionales.
La decisión de ir a elecciones abiertas llegó luego de intentos fallidos por alcanzar un consenso. Desde la lista verde aseguran que desde el inicio se buscó una integración amplia para evitar la competencia, incluso ofreciendo resignar lugares de conducción, pero que nunca hubo una respuesta concreta del sector oficial. Desde ambos espacios reconocen que el camino electoral no era el escenario preferido, pero terminó siendo inevitable ante la falta de acuerdo.
Bortolato llega como representante de la gestión que llevó adelante una apuesta fuerte por el posicionamiento institucional de la Bolsa ante los distintos niveles del Estado. En su presentación como candidato remarcó que, durante los últimos cuatro años, la entidad construyó acuerdos con Nación, Provincia y Municipio, incluso en momentos críticos para la ciudad, y destacó la relación con el Gobierno nacional, que se tradujo en dos visitas presidenciales a la Bolsa y en cuatro reuniones del equipo económico con el Consejo Directivo y referentes del ecosistema productivo.
Además de los acuerdos, el oficialismo tiene su principal carta en los resultados de gestión de esta “nueva Bolsa”, luego de la imagen que quedó de la institución tras la presidencia de Alberto Padoán, ligado a las estafas de Vicentin, y a la causa “cuadernos”, que salpicaron la reputación de la entidad rosarina. El cambio de imagen logrado en estos años es uno de los principales argumentos del oficialismo.

De manera formal, los principales ejes que sostiene la lista oficialista aparecen la consolidación del mercado de capitales a través de la fusión que dio origen al mercado A3, el financiamiento de obras de infraestructura mediante herramientas bursátiles, el fortalecimiento de Rosgan con nuevas inversiones y el relanzamiento del mercado físico con las ruedas “A Viva Voz” junto al Centro de Corredores de Cereales de Rosario. También se apoyan en el rol activo asumido por la entidad en el debate por la Hidrovía, la participación en el puerto de Rosario, la finalización del nuevo complejo de laboratorios BCRLabs de más de 3.000 metros cuadrados y el impulso a la innovación a través de BCR Innova y acuerdos con organismos internacionales para fomentar la inversión en startups de base tecnológica.
En diálogo periodístico, Bortolato puso el acento en la continuidad del rumbo actual, en la red de vínculos construida con el sector público y privado y en la necesidad de seguir posicionando a la Bolsa como ámbito técnico de referencia. También planteó como objetivo a mediano plazo un mayor acercamiento entre los distintos mercados del país, incluida la posibilidad de profundizar la integración con los mercados porteños, en especial con el histórico antagonismo con Buenos Aires.
Del otro lado, la propuesta de Cabanellas no desconoce los avances logrados hacia afuera de la institución, pero centra su mirada crítica en lo que define como el “corazón operativo” de la Bolsa. Desde la lista verde sostienen que los recursos derivados de la operatoria vienen mostrando una tendencia declinante desde hace años y que es necesario reimpulsar los mercados, generar nuevos instrumentos de referencia y darle mayor dinamismo a la actividad cotidiana que da sustento económico a la entidad.
Su plataforma habla de una Bolsa “más abierta, moderna y participativa”, con renovación dirigencial, mayor presencia de jóvenes, reinstalación de espacios de consulta permanente para expresidentes y socios vitalicios, y una agenda de nuevos proyectos vinculados al desarrollo de mercados emergentes. Entre sus filas remarcan la necesidad de sumar profesionales y empresarios con mirada global y de retomar un perfil histórico más activo en la defensa de los intereses productivos, tributarios y logísticos de la región.
La visión de la oposición también propone una Bolsa con mayor protagonismo político en la “cocina” de las negociaciones, no solo como sede de reuniones, sino como actor que impulse agenda ante los gobiernos en temas como derechos de exportación, presión impositiva, logística, Hidrovía y competitividad regional. En ese marco, desde su entorno señalan que buscan una institución menos volcada al perfil social y de eventos, y más enfocada en el rol económico, estratégico y de representación empresaria.
La conformación de la lista verde refleja esa idea de diversidad sectorial. Entre otros nombres, se destacan corredores de cereales, representantes del acopio, de la exportación y del ámbito académico, junto con figuras con trayectoria histórica dentro de la institución. Dentro de ese armado aparece además un dato político relevante para el entramado agropecuario local: en la lista verde figura Soledad Aramendi, actual presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, lo que refuerza el perfil gremial-productivo del espacio.
Más allá de las diferencias de enfoque, ambos candidatos coinciden en evitar la confrontación pública dura y en sostener que, una vez concluida la elección, deberá primar una actitud de construcción común. Tanto desde la lista amarilla como desde la verde se repite la idea de que la conducción que resulte ganadora deberá integrar, escuchar y preservar el capital institucional de una entidad que, para el interior productivo del país, no solo cumple un rol comercial, sino también político, técnico y estratégico.
Con un padrón mayoritariamente vinculado al agronegocio, al corretaje, a la exportación y al mercado de capitales, la jornada de mañana definirá algo más que un cambio de nombres. Está en juego el perfil que la Bolsa de Comercio de Rosario asumirá en los próximos años: si profundiza el esquema de articulación institucional y obras de infraestructura impulsado por el oficialismo, o si gira hacia una etapa de mayor protagonismo operativo, renovación dirigencial y presión política sectorial, como propone la oposición. En una institución acostumbrada históricamente a los consensos, la elección de este jueves marcará, sin dudas, un punto de inflexión.




