El mercado argentino de maíz, además de ventas ralentizadas y expectativas de una reducción de la intención de siembra en la nueva campaña, se encentra también afectado por el factor climático.
La bajante del Paraná se profundizó de forma sustancial en las últimas jornadas, lo que implica que los buques pueden cargar un volumen menor en la Hidrovía para tener que completar la carga en las terminales del sur bonaerense, donde el maíz no abunda en la misma proporción en el sector norte de la zona pampeana.
Adicionalmente, la transitabilidad de la Hidrovía se encuentra comprometida y eso genera dificultades logísticas e incluso disrupciones, la última de las cuales se produjo el sábado pasado por la noche con la varadura del buque granelero AP Revelin, que fue liberado en las últimas horas y ya se encuentra navegado a la altura del Río de la Plata.
La mala noticia es que el Instituto Nacional del Agua, en función de los pronósticos climáticos poco favorables, no prevé una reversión de la tendencia de la bajante del Paraná en el mediano plazo.
Los exportadores que operan en las terminales portuarias de Bahía Blanca y Quequén se ven así obligados a ofrecer importantes “premios” ante la necesidad de completar embarques de maíz en buques provenientes del Paraná que no pudieron cargar el total programado por la bajante que está registrando ese río.
Esa situación, que se refleje en los valores negociados en ambos puertos, podría tender a consolidarse en las próximas semanas ante la necesidad de cumplir con los embarques comprometidos del cereal.
Según datos oficiales, a la fecha las Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) de maíz para el presente mes de septiembre suman 2,74 millones de toneladas, mientras que para octubre y noviembre próximo ya se anotaron 1,48 y 1,56 millones respectivamente.
Previsible: La venta anticipada de maíz argentino 2024/25 se encuentra en mínimos históricos