La Argentina es un país tan anormal que resulta noticia que suceda lo que debería ser normal. En este caso, la noticia es que la Aduana prometió extremar los controles sobre las exportaciones de carne y otros alimentos, para evitar maniobras de subfacturación. Es lo que debería hacer cotidianamente, pues esa es su tarea natural. Pero bueno…
La subfacturación en los negocios con la carne vacuna fue el principal argumento que utilizó el Gobierno para recrear un sistema de permisos de exportación (antes se llamaban ROE y ahora son las DJEC) con el que mantiene ahora clausuradas las exportaciones de ese alimento, provocando una pérdida de unos 250 millones de dólares mensuales a esa cadena productiva. Pero en concreto, no es mucho lo que hasta ahora ha denunciado la Aduana en materia de subfacturación, casos concretos. Tampoco lo ha hecho la ex ONCCA, pese a la estridencia de sus comunicados donde anuncia decenas de suspensiones a empresas que ni menciona.
Como mecanismo “normal” en un país “normal”, la Aduana viene fijando valores de referencia para justamente evitar este tipo de maniobras de subfacturación desde fines de 2020, aunque no siempre actualiza los valores al ritmo que sí lo hace el mercado. Esto ha provocado quejas de los actores privados. Por eso ahora se definió un nuevo sistema más exhaustivo de control de los contenedores dispuestos a salir de los puertos.
Se informó oficialmente así: “Con el objetivo de fortalecer las herramientas utilizadas para identificar posibles maniobras de evasión y de subfacturación de exportaciones, el organismo que depende de la AFIP dinamizó los procedimientos para controlar el valor de las mercaderías que se venden al exterior”.
En rigor, este miércoles se publicó en el Boletín Oficial la Resolución General 5002, que sustituye la normativa vigente que databa de 1999.
“La decisión del organismo modifica los procedimientos que siguen las áreas de la Aduana abocadas al control de valor de las exportaciones y amplía los instrumentos disponibles para enfrentar la evasión y combatir las prácticas de subfacturación en la exportación de mercaderías”, se estableció. Bienvenida sea la normalidad: según esta versión oficial, con el desarrollo de nuevas tecnologías para el uso y la explotación de la información, la Aduna está ahora en mejores condiciones de “optimizar la gestión y los tiempos de procesamiento de las operaciones”.
“La normativa, que contó con aportes de representantes del sector privado afectados por la competencia desleal, potencia el análisis de riesgo en orden a lograr un control inteligente que optimice la selección de casos que serán sometidos a control de valor”, indicó el organismo. En este esquema, los valores de referencia serán solamente un primer indicador del riesgo.
Hasta ahora ya se establecieron valores de referencia para las exportaciones de peras, manzanas, ajo, carne de cerdo, tomate perita, mosto concentrado, arándanos, leche en polvo, cebolla, papa, pasas de uva, corvina y carne bovina.
Pero la nueva normativa establece nuevos criterios para efectuar el control sobre una carga sospechosa de haber sido facturada a valores menores que los reales.
En otro orden, la titular de la Aduana, Silvia Traverso, ratificó las recientes denuncias del organismo contra 19 frigoríficos que habían utilizado una posición arancelaria diferente a la que debía utilizar para enviar huesos con carne sobre todo hacia China. De esto ya informó con lujo de detalles Bichos de Campo.
“Estas multas no se dan aisladas sino que forman parte de las distintas medidas que tomó nuestro organismo para recuperar herramientas de fiscalización a lo largo del último año, herramientas que el gobierno anterior desmanteló o no utilizó”, comparó la titular de la Aduana. “La industria frigorífica y, en particular, los exportadores de carne son un sector muy beneficiado por el alza internacional de los precios”, agregó.
Sobre este caso, en el cual se aplicaron multas por unos 6 millones de dólares, la defensa de los frigoríficos es que todo surgió de un error de la propia Aduana, que en la determinación de los precios de referencia para las carnes, en enero pasado, no se contemplaron ese tipo de envíos de huesos.