Los meses de sequía del último verano castigaron a la cosecha gruesa. Las pérdidas fueron millonarias, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), porque se perdieron más de 30 millones de toneladas de soja y maíz, y dejaron de ingresar al país cerca de 7.500 millones de dólares. Y sin embargo, ya se respiran aires de revancha de cara a la campaña 2018/19.
“El área a cubrir con trigo en esta campaña aumentaría 11% y llegaría a las 6 millones de hectáreas; en tanto, la sumatoria de todos los cultivos permitiría llegar a las 37 millones de hectáreas y la producción entonces podría llegar a las 120 millones de toneladas”, resumió en Bichos de Campo el director de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, Julio Calzada, quien destacó que, para llegar a ese volumen de cosecha “el sector productivo desembolsará más de 10.000 millones de dólares”.
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¿Pero de dónde saldrá tanta plata si muchos productores quedaron mal parados? Según el economista, “sólo un 20% (de la inversión en la nueva siembra) se cubrirá con recursos propios”, cuando el promedio histórico es que cubran con capital propio un 30% del requerimiento total de inversión. En tanto, “el 80% deberá financiarse con crédito bancario o crédito comercial, debido a que luego de la magra cosecha gruesa los productores no cuentan con el capital de trabajo necesario”.
El maíz, particularmente, es el cultivo que mayores erogaciones demanda por hectárea sembrada con US$ 450/ha, aunque por la mayor superficie a implantar la soja se lleva la mayor parte de la inversión a pesar de su menor costo relativo por hectárea (US$ 250/ha). Así, mientras que la producción del cereal requerirá un gasto de siembra total de US$ 3.000 millones, la oleaginosa requerirá invertir US$ 4.550 millones.
El trigo y la cebada, por su parte, tienen un costo de siembra por hectárea muy similar en torno a los US$ 290 y 300 /ha, respectivamente, demandando una inversión total de US$ 1.740 y 270 millones; mientras que la implantación de girasol requerirá aplicar fondos por US$ 455 millones y el sorgo, con un paquete tecnológico más modesto, US$ 156 millones.
El trabajo de los economistas de la BCR, aunque muy prematuro, calcula que en los seis principales cultivos (maíz, soja, trigo, girasol, cebada y sorgo) se podría obtener una cosecha con un valor bruto de US$ 25.500 millones. De éste, el 61% sería provisto por la soja con un aporte de US$ 15.500 millones. El maíz, en tanto, aportaría un 21% del total (US$ 5.400 millones), y el trigo un 10% (US$ 2.600 millones). El restante 8% se repartiría entre girasol (US$ 950 millones), cebada (US$ 600 millones) y sorgo (US$ 450 millones).