Juan Capozzolo, más conocido por sus pares como “Juanchi”, es un productor agropecuario de Reconquista, en el norte de Santa Fe. En aquella ciudad y su vecina Avellaneda tuvo su origen la aceitera Vicentín hace 90 años. Desde diciembre pasado esa empresa está en el centro de la tormenta. Primero porque dejó un default de 1.500 millones de dólares y ahora por los intentos de intervención del Poder Ejecutivo. Juanchi cree que todo esto forma parte de una estrategia de provocación del ciertos sectores del gobierno hacia el campo. “Este es un pueblo pacífico, pero ojo que puede perder la calma”, advirtió.
Capozzolo dirigía la Asociación Rural de Basail (en el cercano Chaco) cuando la pelea contra las retenciones móviles, allá por 2008. Hoy es su hijo Juan Luis el que tomó la posta en las tareas gremiales desde la Sociedad Rural de Reconquista. Entre ambos van pulsando el ritmo de los acontecimientos y no pueden evitar trazar algunos paralelos entre aquel conflicto contra la gestión de Cristina Kirchner y esta nueva disputa en torno a Vicentín, que ya provocó dos concurridas movilizaciones de vecinos y productores de la región. En diálogo con Bichos de Campo Juanchi dijo que, aunque “haya miedo”, el campo “está preparado para reaccionar”.
“La otra vez en la concentración, los acreedores (por los productores afectados pro el caso Vicentin) no querían hablar con los medios, tenían miedo, pero estaban ahí con sus máquinas. Están chuzeando permanentemente, como decimos nosotros. Pero así como lo dije en el 2008, al día siguiente de que Néstor Kirchner nos trató de egoístas, yo digo que ahora el campo está preparado para reaccionar”, resumió Capozzolo.
El productor aclaró que lo de Vicentin “fue un disparador de la bronca que hay. La gente está muy mal y con ganas de movilizarse. Vicentin significa mucho para nuestra zona y lo que da bronca es que se trate de desdibujar su trayectoria”.
Mirá la entrevista completa realizada a Juan Capozzolo:
“Hay gente que echa culpas a Vicentin por haber trasladado parte de su estructura a San Lorenzo (cerca de Rosario) y no toma en cuenta que fue la política de Carlos Menem la que provocó eso. Sin embargo, Vicentin no largó gente sino que creó lo que hoy es el parque industrial de Avellaneda, y donde ellos incluso dan las instalaciones para que pequeñas empresas puedan crecer. Hay una parte sentimental en Avellaneda y Reconquista” frente a la situación de la empresa, manifestó el ex dirigente agropecuario.
Luego añadió: “El campo está enojado, agobiado y cansado de ser el hijo de la pavota. Creo que esto generará algún tumulto. No sé cómo, pero no lo está buscando el campo sino la política. Las agresiones permanentes como la rotura de silobolsas, el robo de hacienda o, como en mi caso puntual, directamente balearme la hacienda, es todo para hacer daño y hacernos reaccionar mal. No estamos contentos con reaccionar mal, pero si siguen apretando, algo se va a ver”.
Capozzolo, que además de productor es abogado, opinó que la intervención y la posible expropiación de Vicentín, rayan la ilegalidad. “El aquelarre jurídico al que nos quieren me hace sentir que alguien no pasó por la facultad. Me parece que no me corresponde. Hay gente como Daniel Sabsay que es tan claro en exponer, que lo dice. Lo que yo digo es que la intromisión de las fuerzas políticas en este proceso judicial hace que todo esté teñido de inconstitucionalidad. El juez natural es el provincial y ahora lo quieren llevar a la Justicia Federal. Es como decir que lo juzgue Oyarbide, cuando este juez (Fabián Lorenzini) lo está haciendo bien”, consideró.
El productor santafesino contó que “me agarro mucha bronca cuando leo los argumentos de ellos, que no son serios. Me preocupa que si el presidente (Alberto Fernández) es abogado de la UBA, sigan saliendo más abogados de ahí, porque evidentemente de Derecho no entienden nada. Siguen insistiendo en llevar el tema al plano político-ideológico. ¿Por qué no dejamos que la Justicia dirima?”.
Capozzolo aclaró que la suya no es una defensa corporativa de Vicentín ni de sus dueños. “Creo que todos fuimos claros. Lo que acá estamos defendiendo es la división de poderes, lo cual es un principio republicano. No lo estamos discutiendo por hobbie sino porque lo necesitamos. Además si empezamos a ver todas las empresas estatales que fueron fundidas cuando quedaron en manos del Estado, es lo que nos hace preocupar mucho más”, declaró Capozzolo.
-¿Y cómo evaluas el accionar de la empresa Vicentín?
-Vicentin se extralimitó. Podemos discutir por qué. Yo creo que se jugaron a otro modelo de país, pero el cambio de expectativas del Gobierno después de las PASO los hizo patinar. El dólar se disparó. Ellos estaban financiados con la entrega del grano y precio a fijar, que sigue un estándar durante el año, pero que por esta circunstancia cambió. Todos liquidaron y Vicentin no tenía la plata en ese momento, porque la estaba usando. Era como un banco que estaba usando los depósitos y de golpe se quedó sin plata, porque se dedicó a prestarla a otros. Entonces se armó la corrida.
Capozzolo le tiró un palazo al actual director del Banco Nación, Claudio Lozano, uno de los mayores soportes teóricos de la ofensiva oficial sobre Vicentin. “Lozano sigue investigando si el margen era o no el correcto. Yo no sabré hablar por Zoom, pero éste no sabe prender la computadora. Si vos apretás un botón, sabés cuál es el margen de cada empresa. ¿Te das cuenta que son payasos? No están puestos para trabajar, ese es el tema”.
Como conclusión, el veterano productor remarcó: “Esta región de Avellaneda es una región de emprendedores, que tienen mucha bronca, porque vieron crecer a Vicentin pero también vieron cómo ellos mismos también podían crecer en un ambiente estable. Pero ahora estamos en un ambiente inestable. Estos vienen a patotear porque quieren quedarse con todo, no hay vuelta de hoja”.