Son días fundamentales para la actualización de la Ley de Semillas, que después de muchas idas y vueltas ya cuenta con un dictamen que debería obtener media sanción en la Cámara de Diputados antes de fin de año. De todos modos, el debate parece haber sido insuficiente y es muy difícil encontrar a alguien que esté del todo contento con lo que hay.
Las empresas semilleras no ven en el proyecto ninguna garantía que las invite a invertir en las nuevas técnicas de mejoramiento, como por ejemplo la edición génica, que es la tendencia a nivel global y que ni siquiera es mencionada en la Ley. Y por el lado de los productores, también se oyen voces de insatisfacción y temor por el costo que tendrán las regalías.
Una de esas voces es la de Jorge Solmi, dirigente de Federación Agraria en Pergamino y especialista en la Ley de Semillas. Entrevistado por Bichos de Campo comparó el proyecto aprobado en comisiones con un asado arrebatado. “No le dieron el tiempo que necesitaba, quedó crudo por dentro y quemado por fuera”, graficó.
“Así como está, no vemos que sea una Ley que venga a solucionar el problema de semillas, no va a servir para que los obtentores de biotecnología puedan cobrar como deben, para que el comercio pueda ser controlado, para que el Inase pueda controlar”, se estiró.
Escuchá el diálogo completo de Jorge Solmi con Bichos de Campo.
La mayor preocupación de Solmi, justamente, pasa por la capacidad de acción real del Instituto Nacional de Semillas (Inase), el organismo que debería estar a cargo del control en todo el país pero que no cuenta con el presupuesto necesario. En rigor, es tal su indefensión que actualmente todos los controles para detectar la tecnología Intacta se realizan por cuenta y orden de Monsanto, a donde llegan los resultados de toda la red de análisis. El INASE, pese a lo que se dice, es casi cartón pintado.
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“Hoy, de 3 pesos que el Inase recauda para el tesoro nacional le vuelve solo 1. Entonces el organismo está absolutamente inmovilizado porque no tiene recursos”, detalló el productor pergaminense, y remarcó que se debe devolver la autarquía y autonomía al instituto.
El proyecto preaprobado contempla que sea el Inase el organismo facultado para hacer los controles, pero para Solmi esa es una mera declaración de principios innecesaria. Según recuerda, el Inase había sido disuelto en la época de Fernando De la Rúa y luego se restituyó, pero sin la autarquía que le permita realizar su tarea eficientemente. Entonces, en los últimos años la tarea de control fue delegada en los privados.
“Hay que desarmar el engendro que es el Bolsatech, un instrumento que lo único que hace es identificar una tecnología relacionada con un solo evento (el gen RR), se ha montado un sistema muy caro con un resultado totalmente incierto porque no es cuantitativo sino cualitativo: con una baja presencia de la tecnología te cobran por todo el embarque. Además está en manos privadas y lo único que hizo el Inase fue acompañar con una resolución”, dijo Solmi.
Otro punto crítico de la Ley, según Solmi, es el artículo 27, que establece que los agricultores inscriptos en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF) y los que están encuadrados en la categoría de Micropyme, quedan exentos del pago de regalías para el Uso Propio de las semillas. El productor explicó, en primer lugar, que en las últimas semanas era imposible inscribirse en el registro de Agricultura Familiar por Internet, y en segundo lugar, que el límite de facturación de 4,8 millones de pesos anuales que determina que una empresa es una Micropyme es muy bajo y no tiene en cuenta la diversidad de realidades que existen en el interior del país.
Por último, advirtió que él haría modificaciones al proyecto en lo que hace a las patentes, y comparó a las semillas con los autos, que al comprarlos ya incluyen el derecho de usar todos inventos que traen incorporados sin volver a pagar por cada artefacto.