“El 2018 fue el año récord de consumo de fertilizantes, con 4 millones de toneladas. Es histórico. Tuvo mucho que ver la expansión y apuesta por el trigo (sembrado antes del regreso de las retenciones) y trajo sus frutos elevando la calidad de proteína en grano, algo que venía difícil de remontar en años anteriores”, destacó Jorge Bassi, vicepresidente de la Asociación Civil Fertilizar.
-¿Existe conciencia por parte de los productores sobre la necesidad de fertilizar?- preguntó Bichos de Campo.
-Sí, a esta altura y en la región pampeana, (los productores) saben de la necesidad de medir y aplicar nutrientes. Pero todavía se sigue evaluando los nutrientes de a uno, cuando ya no es posible descartar de plano la falta de cualquiera de los principales -Nitrógeno, Fósforo, Azufre y Zinc- que puedan limitar la productividad. Hoy recomendamos aplicar estos cuatro para evitar reducir la eficiencia del paquete- contestó Bassi.
Aquí la entrevista completa con el directivo de Fertilizar:
“A veces, por ahorrarse los nutrientes 5 o 6 dólares por hectárea, con los nutrientes más baratos, como azufre y zinc; terminan limtando el potencial del cultivo”, lamentó el especialista.
-¿Y qué sucede en la zona extrapampeana?
-Justamente estuve viajando en el último año al norte argentino y noté que recién están descubriendo el fertilizante. Y eso los llena de entusiasmo, porque ven que parte del problema -además del clima- era una nutrición deficiente. En el NEA existe una falta considerable de materia orgánica, que se expresa en deficiencia de Nitrógeno y Azufre, y eso los estaba restringiendo en hasta 2000 kilos en trigo y 1000 kilos en girasol, que es la respuesta que se está viendo. Y en el NOA, en aquellos lotes muy poroteros, la deficiencia en Fósforo alcanza al 20 a 30% de los suelos.
Con los números récord sobre el consumo de fertilizantes en 2018, Bassi abrió el abanico y precisó cuánto se llevó cada cultivo: “A grandes rasgos, 1.200.000 toneladas fueron para trigo y maíz. 250.000 toneladas se usaron en cebada, que siempre se hace con buen nivel tecnológico y 600.000 toneladas para la soja”.
En ese sentido, evaluó Bassi que “en soja queda mucho por crecer, ya que muy pocos productores la fertilizan adecuadamente, solo los productores de punta. Y es donde podemos y debemos dar el salto fuerte en los próximos años. Los productores tienen muy clara la necesidad (de nutrientes) de las gramíneas, pero no todavía de la oleaginosa. Es verdad que es una apuesta de 50 a 60 dólares más por hectárea, pero los beneficios la recuperan con creces”,aseguró.
Por último, el experto destacó la evolución por nutriente: “Es interesante, porque hasta 2015 venían empardados el Nitrógeno y el Fósforo. Pero luego el aumento de área de gramíneas (trigo y maíz), el nitrógeno trepó al 60% de los nutrientes aplicados. Esto ha subido notablemente el potencial del trigo, sobre todo aquel sembrado de la ruta 5 para arriba, que solía carecer de calidad”, finalizó.