Iván Ullman es un analista de granos que tiene la suerte de ejercer esa especialización desde su lugar de residencia, la localidad de Coronel Dorrego, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Se trata de una zona triguera por excelencia, aunque en los últimos tiempos también ha venido creciendo allí la siembra de cebada. Prácticamente con solo abrir una ventana Iván se encuentra cara a cara con los lotes sembrados.
Quizás esa cercanía es la que le permitía, al menos hasta esta última tanda de lluvias, manejar un pronóstico sobre la próxima cosecha de trigo no tan optimista como el de otros análisis más distantes: 18 millones de toneladas para la actual campaña 2024/25.
En diálogo con Bichos de Campo, Ullman se muestra más cuidadoso porque tiene muy en cuenta el factor climático. Sin embargo, también cree que las posibilidades de colocar el trigo argentino en el mercado internacional a un mejor precio que el actual también existen.
“Este año tuvo un impulso y se logró sembrar aproximadamente 6 millones de hectáreas de trigo. No podemos perder de vista lo qué está pasando hoy en el centro-norte del área agrícola, donde la sequía está apretando y la realidad es que los cultivos de esa zona estaban mucho más avanzados. Estos son cultivos que están definiendo rinde hoy y lo están haciendo sin agua (la nota se grabó antes de esta última tanda de lluvias, que de todos modos habían llegado tarde). Eso lógicamente tiene un pase factura. Por eso me gusta ser un poquito más moderado en los números”, explicó el joven analista en el marco de la reciente Fiesta del Pan realizada en la localidad bonaerense de Carhué.
De todos modos las estimaciones no son malas, ya que históricamente la Argentina solía tener cosechas de entre 13 y 15 millones de toneladas de trigo.
“Ojalá lleguemos a 18 millones de toneladas de producción. Hay una realidad, el sudoeste de la provincia de Buenos Aires es un núcleo triguero fuerte. Y si lo metemos al sudeste, otro núcleo con mucho peso y alto rinde, vienen bien encaminados a hoy. O sea que con un empujoncito más del clima, estas zonas van a aportar bastante producción y seguramente ayude a sostener los números en la ronda final”, detalló.
Mirá la entrevista completa acá
¿Y qué pasa con los precios? “Creo que hay un contexto favorable hoy, en término del precio del trigo. El mercado empieza a mostrar algunos elementos y podemos hablar de robustez para trigo”, sorprendió el analista.
Y explicó: “Si hacemos un balance global, vemos que hoy el hemisferio norte arrancó la cosecha en julio/agosto con falla productiva y también en la exportación. Entonces cuando el mercado zarandee va a encontrar una disponibilidad de oferta bastante menor que la que tuvimos el año pasado”.
Iván se anima a aventurar un precio próximo a los 250 dólares por tonelada para la próxima cosecha. “El mercado hace muy poquito lo tomó en precio. Nos dio la oportunidad de vender en el rango de 220-250 dólares, la nueva cosecha después aflojó y hoy lo está volviendo a poner. Hay como una segunda oportunidad para aquel productor que viene más o menos bien encaminado con el cultivo”, indicó.
Y agregó. “Estamos viendo precios sobre Bahía 220 dólares para enero y 230 para marzo, que muestra un empujoncito desde el mercado. Y si miramos más adelante, algo que se empieza a meter en término precio a nivel internacional, y que debería también empujar, es que las nuevas siembras del Mar Negro se están haciendo bajo condiciones de mucha seca”, precisó el analista.
En este escenario, Ullman es de los que piensa que la producción triguera de Argentina debe dejar de apuntar a venderse solo en Brasil, país que viene incrementando su producción de trigo, y que se trate de conquistar otros mercados.
“Brasil va a buscar uno de sus objetivo, seguir aumentando la producción y llegar a autoabastecerse. Pensemos que si Argentina hace 16/18 millones de toneladas de producción, Brasil se lleva 4,5 millones. El resto del ejercicio es colocarlo en otros mercados. Pero hay que ser consciente que son mercados donde hay que competir con determinada calidad”, puntualizó.
Ullman consideró que el productor debe sentirse motivado para invertir en hacer un trigo de mejor calidad. “La producción de trigo tiene diferentes calidades y son diferentes nichos de demanda. Y si el mercado empieza a visualizar que hay que ir a determinados destinos, y aparece alguna prima en precios, esa señal también va a ir bajando al productor. El productor va a advertir eso y va a decir: mejoremos la pauta en fertilización, logremos determinado nivel de proteína”.
“Es un trabajo conjunto desde el mercado y después puerta adentro del productor. Pero en términos generales, Argentina tiene potencial de producir una oferta de trigo importante y haciendo un ejercicio comercial se puede llegar a los diversos mercados. Hay que competir”, insistió.
-¿Qué tienen de particular ser una analista agropecuario que se desarrolla su radio de acción, en medio de la producción?
-Primero que estamos desde que se hace la siembra, en plena charla con el productor, con el acopio y con los exportadores. En mi caso es estar el día a día con el feeling de lo que está pasando. Cómo está financieramente el productor cuando sale a buscar o posicionarse en una venta futura por alguna buena relación insumo producto. Bueno, todo ese día a día del mercado y de la producción. La contra, cada vez es menor porque la tecnología permite hacer muchas cosas y las fronteras se se achican o las distancias achican un montón. El famoso dicho “Dios atiende en Buenos Aires”, no está en todas partes porque hay una gran fortaleza: estar genuinamente en el lugar de producción.