Cuando Delfín Uranga, CEO de Internet of Fields (IOF), diseñó el servicio de monitoreo remoto de silobolsas, jamás imaginó que se trataría del inicio de un emprendimiento dedicado a brindar conectividad descentralizada por medio de pagos con criptoactivos.
El servicio de monitoreo emplea sensores en forma de “lanzas” que se introducen en los silobolsas y registran temperatura, humedad, dióxido de carbono y movimiento, de manera tal de detectar si el grano almacenado sufrió algún tipo de descomposición, pérdida de calidad, ingreso de agua, vandalismo o robo.
Las “lanzas” transmiten datos en frecuencias de baja potencia y largo alcance (conocidas como Low-Power Wide-Area Network por sus siglas LPWAN), de manera tal que pueden emplearse en establecimientos rurales que no cuenten con conectividad por redes de celular o Internet.
La red en la que opera la lanza de IOF se denomina LoRa, que es nada menos que una tecnología inalámbrica (al igual que WiFi o Bluetooth) que emplea un tipo de modulación en radiofrecuencia patentado por la compañía Semtech y administrado por “LoRa Alliance”, que certifica a todo fabricante de dispositivos que desee trabajar con esa tecnología.
Para que esa red esté activa, se requiere incorporar dispositivos en el campo, que brindan una cobertura de hasta 15 kilómetros con una inversión (1500 dólares al tipo de cambio oficial) y un costo operativo muy bajo.
Por supuesto, a medida que más y más establecimientos van incorporando antenas LoRa, la cobertura de la red se fortalece de manera progresiva, pero eso depende de que los residentes de áreas rurales entiendan de qué se trata el asunto para luego evaluar si la tecnología les resulta útil.
Para solucionar ese “cuello de botella”, una compañía estadounidense diseñó el “Uber” de la conectividad de baja frecuencia, el cual es ideal para entornos rurales, dado que permite transmitir un volumen acotado de datos en todo momento sin interrupción alguna.
La compañía en cuestión es Helium, que en julio de 2019 lanzó una red descentralizada por medio de la cual vende antenas LoRa y éstas, a medida que brindan servicio de conectividad, generan un criptoactivo a modo de pago por el servicio realizado por el usuario.
Es decir: el cliente, además de disponer en su territorio de conectividad de baja potencia para recibir datos de sensores y mensajes de texto, puede también recibir un ingreso en un criptoactivo, denominado HNT, que cotiza en el inmenso mercado de “monedas digitales”.
La mala noticia es que el HNT, al igual que el resto de los criptoactivos, si bien llegó a cotizar más de 50 dólares a fines del año pasado, en los últimos meses comenzó a desbarrancarse y actualmente vale unos 10 dólares. La buena noticia es que, en comparación a no tener nada, siempre es mejor tener algo a modo de retribución.
Lo cierto es que en apenas tres años Helium logró contar ya con más de 845.000 socios que adquirieron antenas para brindar conectividad LoRa a cambio de HNT, la mayor parte de los cuales se encuentran en EE.UU. y Europa.
“Firmamos un contrato para ser representantes de esta tecnología en el Cono Sur”, explicó Delfín Uranga a Bichos de Campo. “Con una inversión de apenas dos millones de dólares, se podrían implementar equipos que brinden conectividad a todas las áreas rurales del territorio argentino”, añade.
El plan de IOF no es generar utilidades con la tecnología de Helium, sino erigir las bases para que el agro del Cono Sur tenga plena conectividad en cada rincón de las zonas rurales, de manera tal que, una vez lograda esa meta, pueda vender así los diferentes servicios y productos que tiene en carpeta. El principal es el monitoreo de silobolsas, pero no es el único, porque también cuenta con estaciones meteorológicas y freatrímetros equipados con sensores que miden las condiciones ambientales y edáficas en tiempo real para transmitirlas de manera constante a una aplicación que puede verse en una computadora o celular.
“Las empresas del CREA Henderson-Daireaux, por ejemplo, conectaron a la red LoRa los datos de los freatímetros presentes en los distintos establecimientos, de manera que pueden hacer un seguimiento, en tiempo real, de la napa freática a nivel regional; se trata de información muy valiosa para tomar decisiones agronómicas y recibir alertas tempranas”, explicó el CEO de IOF.
Uranga cree que esto recién empieza y que, en un futuro no muy lejano, habrá multiplicidad de sensores conectados a la red LoRa para monitorear procesos de manera automatizada y facilitar tareas en el campo. “También es factible contar con candados inteligentes conectados a la red para abrir y cerrar de manera remota portones, tranqueras, galpones y depósitos”, comenta.