En marzo pasado, al declarar la emergencia sanitaria por influenza aviar H5 por medio de la resolución 230/2023, las autoridades del Senasa dispusieron a modo preventivo que las actividades de caza de aves deberían ser restringidas.
Concretamente, la resolución solicitaba a las autoridades de faunas provinciales que arbitren los medios necesarios para reducir la difusión del virus “en aquellas actividades que favorezcan la dispersión de las aves y el contacto entre aves silvestres y personas, como las actividades de caza de las especies más susceptibles (anátidos) en zonas de alta concentración de granjas de producción avícola”.
Sin embargo, este lunes el Senasa publicó otra resolución (431/2023) en la cual se indica que “considerando que en esta época se inician las temporadas de caza menor y por cuanto no se ha evidenciado una relación entre esta actividad y la dispersión del virus de la influenza aviar de alta patogenicidad, corresponde adecuar las medidas oportunamente establecidas al respecto”.
En los hechos, eso implica que el Senasa ya no pide a las autoridades provinciales que regulen la caza menor de patos silvestres debido a que no se detectó evidencia epidemiológica que muestre una relación directa entre esta actividad y la dispersión del virus.
Hasta el momento los casos confirmados por Senasa de influenza aviar H5 en aves de traspatio suman 72, en el sector comercial 15 y en aves silvestres 7 distribuidos de la siguiente manera: 23 en Buenos Aires, 19 en Córdoba, 12 en Neuquén, 9 en Santa Fe, 7 en Río Negro, 7 en Chubut, 3 en Chaco, 2 en Formosa, 2 en San Luis, 2 en La Pampa, 2 en Corrientes, 2 Santa Cruz, 1 en Jujuy, 1 en Santiago del Estero, 1 en Salta y 1 en Mendoza.