Contactamos a Gustavo Miroglio porque en San Andrés de Giles, su pago natal, se lo conoce como un apasionado e incansable trabajador agropecuario, que no cesa de crecer y reinvertir en su empresa, agregando valor a su campo, al que hace más de diez años lo viene transformando hacia lo orgánico. Tal es su apuesta que hace poco se lanzó a montar la primera aceitera de soja “verde” de la Argentina, con la intención de sacar muchos productos derivados, todos con destino el consumo humano.
Bichos de Campo visitó su planta industrial ubicada en el kilómetro 50 de la Ruta 193, a sólo 7 kilómetros de la localidad de San Andrés de Giles donde viven los Miroglio. Allí se encuentra el acopio, la fábrica de alimento para pollos, la flamante aceitera, los galpones donde guardan las máquinas agrícolas, la balanza, más silos, y en este momento se hallan ampliando sus oficinas.
Gustavo nos recibió muy afectuosamente y nos dijo: “Lo que verán es el resultado del esfuerzo de toda mi vida y la de mi familia. Les voy a mostrar la primera aceitera de soja ‘verde’ de Argentina alimentada con energía solar, Oil Green, inaugurada el 29 de junio de 2023. Esto se debe, no sólo a que se alimenta con paneles solares, sino a que hace más de 10 años que venimos haciendo en nuestros campos una transición hacia una producción cada vez más orgánica, y además porque en la fábrica no utilizamos solventes, ni agua, ni residuos químicos de nada”.
Cada vez que Gustavo recibe visitas, luego de presentarles la extrusora de soja, que produce expeller, un alimento para animales, y separa el aceite del poroto, él mismo carga un frasquito con aceite y se bebe un trago. “Si dudara de la pureza de mi aceite, no lo bebería”, nos aseguró.
El productor agrícola, ahora convertido en industrial, lo fundamentó así: “De una tonelada de soja, 850 kilos son expeller y 150 kilos son aceite. De la prensa sale el expeller por un lado, y el aceite por otro. Y nosotros no estiramos el aceite para que rinda más, mezclándolo, sino que lo sacamos puro. La borra se deposita en el fondo y sale limpio. Eso sí, ahora sale oscuro porque nos falta la etapa de refinado, por el que termina quedando bien claro. Eso resultará próximamente cuando hayamos montado la nueva planta. Hoy sacamos casi un equipo por día de expeller”.
“Lo asombroso fue descubrir que nuestro proyecto no tiene antecedentes en todo el mundo. Que yo sepa, no hay una aceitera alimentada con energía solar, ni siquiera en China. Por eso a la inauguración vinieron personalidades de Rusia, China e India”, contó.
“Fue un evento empresarial y familiar –siguió Gustavo-, pero tuve que invitar a funcionarios del gobierno porque me ayudaron mucho a concretarlo”, aclaró el productor y fundador de esta nueva empresa que agrega valor a la soja, para lo que pudo obtener un crédito del BICE.
“Por eso yo quería que vinieran a comprobarlo, ustedes mismos”, dijo Miroglio, que invitó a este medio cordialmente a recorrer su planta de 1500 metros cuadrados, para mientras tanto poder contarnos su historia de emprendedor. Lo primero que hizo fue llevarnos hasta un borde de la planta para mostrarnos los flamantes paneles solares instalados sobre el campo.
Gustavo comenzó a relatarnos: “Mi familia empezó en 1969 con una empresita avícola. Recuerdo que arrancó con 500 pollos y yo, con ocho años, ya empecé a trabajar. Se llegó a armar 58 galpones de pollos, y 30 los techamos con mi hermano. Yo me iba a Misiones y a Chaco a comprar maderas baratas en los aserraderos, que traía y vendía para hacerme una diferencia. No teníamos tierras, y poco a poco, en sociedad con mi hermano, llegamos a comprar 4000 hectáreas acá en San Andrés de Giles. Somos pioneros en la siembra directa, y con los años pudimos alquilar 5000 hectáreas más. En total hoy sembramos 9000”, explicó Gustavo, orgulloso.
“Luego la familia creció y por una cuestión de orden, mi hermano se quedó con la empresa avícola –continuó Miroglio- y yo le alquilo hasta hoy sus tierras para hacer agricultura. Después monté una fábrica de alimento para pollos para proveerle a él. La empresa es una sociedad anónima que nació en 1990 y se llama ‘Ru.Ma.Ra.’ en honor a Rubens, mi papá, a Marta, mi mamá, y a Raquel, mi tía, los pioneros”.
“Nuestro slogan es ‘La fuerza del trabajo’. Ya llevamos 30 años sembrando trigo, maíz, luego soja, y ahora estamos haciendo pruebas con colza, arvejas, carinata y camelina”, detalló. Detenido frente a los 412 paneles solares, el productor gilense de 65 años señaló que los mismos producen un cuarto de megavatio, abasteciendo de energía y convirtiendo en autosustentable a toda la planta.
“Acabamos de comprar en China otros 1900 paneles solares –continuó Miroglio-, que ya vienen en barco para ser instalados. Con ellos llegaremos a generar más de 1 megavatio. Teníamos 4 inversores de energía y compramos 10 más. Los mismos transforman la corriente continua en alterna, y lo que sobra, lo inyectan a la red de la cooperativa local. Hemos comprado tres prensas más para montar una fábrica de aceite refinado de soja y de soja texturizada, para consumo humano como hamburguesas o milanesas, que es el paso siguiente al expeller”.
“El aceite refinado tiene más de 300 usos –aclaró-. Pronto construiremos otra nave para ello. Incluso estamos proyectando más productos a partir del maíz y de la colza”.
Miroglio señaló que en la parte agrícola están usando un 85% menos de agroquímicos, gracias a que incorporaron un equipo Weed-IT para la pulverizadora, que aplica sólo el fitosanitario sobre las malezas objetivo. “Además, utilizamos muchos productos biológicos, como residuos de carne de salmón para fertilizar, en lugar de usar fósforo. Y algas para elaborar los caldos de aplicación, como coadyuvantes. Ahora hemos empezado a sembrar una buena cantidad de hectáreas con soja No OGM (no transgénica) para que nuestra botellita de aceite, nuestro expeller y el texturizado salgan con esa misma distinción”, indicó Gustavo, que luce incansable.
Por tal trabajo agrícola, Gustavo enumeró todas las certificaciones obtenidas: “Todos nuestros campos están certificados desde hace más de 10 años como Soja EPA. Ya tenemos la certificación Kosher, la ISO 14001 y estamos recibiendo las de captura de carbono. Hemos creado un código QR para ir mostrando todo esto que vamos incorporando hacia la producción orgánica. También tenemos la idea de procesar nuestro trigo para venderlo, en su mayoría, como harina, y montar una fábrica de alimentos para animales de compañía o mascotas”.
Le preguntamos a Gustavo por la participación de su familia: “Mis cuatro hijos ayudan en la empresa: Gustavo, el mayor, tiene su emprendimiento, pero nos ayuda en cuanto puede; Antonella es veterinaria por las tardes y en las mañanas me ayuda con la administración en la oficina; Aquiles se ocupa de la parte agrícola y se lo puede ver cosechando o coordinando al personal. Tenemos 3 cosechadoras Claas. Catalina está a cargo de la parte de Recursos Humanos, certificaciones, desarrollos de proyectos; y mi señora, Alejandra, nos sostiene moralmente a todos, es el alma mater”, enumeró.
Miroglio quiso resaltar la importancia del estudio en los jóvenes, ya que en 2020 gracias a Catalina, su hija menor, surgió el proyecto de la aceitera, a partir de que la facultad le sugirieron que hiciera su tesis sobre algún subproducto que se pudiera elaborar a partir de los commodities que producía Ru.Ma.Ra. A ella se le ocurrió el tema de una aceitera. “Hoy utilizan su tesis como modelo para otros alumnos”, contó Gustavo, orgulloso.
“Al año siguiente, un amigo me contó que el Banco Mundial le pedía a la Argentina que incentivara el uso de energías renovables. Al tiempo se nos ocurrió unir el proyecto de Cata con el de las energías renovables y pusimos manos a la obra”, relató, agradecido con su hija.
Le consultamos por el trabajo que genera para su comunidad: “Tenemos 60 empleados, todos de San Andrés de Giles, y con el proyecto de ampliación necesitaremos muchos más. Consideramos que la empresa es una gran familia. Nos esforzamos para que todos estén bien y tenemos un trato muy cercano. Todos tienen la obligación de estar presentes en los eventos fundamentales de sus hijos, como el primer día de escuela, etcétera. A ninguno lo dejo decirme patrón, porque no me gusta, y es muy lindo que ellos me busquen como consejero”.
Gustavo, a su edad, debería estar pensando en jubilarse, pero no cesa de soñar con nuevos proyectos. Nos dijo: “La verdad es que ya no lo hago por mí sino por mis hijos, mis seis nietos y mi país. Creo que con el petróleo, el gas, el litio, el cobre y el campo, más allá de quien esté sentado en el sillón de Rivadavia, nuestro país va a mejorar inexorablemente. Los argentinos somos reconocidos en el mundo por nuestra capacidad e inventiva. Es decir, tenemos mucho potencial. Mi personal es capaz de desarmar una cosechadora íntegra, y lo hacemos por la necesidad de bajar costos, en este país que tenemos que terminar atando todo con alambre”, lamentó.
Culminó Miroglio: “Para el proyecto de refinado necesitamos que los Bancos nos acompañen con créditos a tasas lógicas. Hoy estamos moliendo 40 toneladas de soja por día y nuestro proyecto de ampliación es para llegar a moler 250 toneladas diarias. Tenemos que poner un extrusor más, para llegar a ese volumen dentro de un año. Moleríamos casi unas 96.000 toneladas de soja por año”.
El empresario gilense se despidió contándonos que en los próximos días enviarán harina de soja a España y que acaban de concretar su primera exportación a la India. En febrero viajará a Dubai para reunirse con gente de los Emiratos Árabes, luego a Singapur y, de regreso, convocados por la embajada argentina en El Cairo, con posibles compradores egipcios. En marzo estarán en Expoagro exhibiendo sus productos.
Gustavo Miroglio eligió dedicarnos la simpática canción de Lalo Fransen y Palito Ortega, “Mirá para arriba, mirá para abajo”, interpretada por Katunga.
El ingenio y la tenacidad de los argentinos no tiene límites. El ejemplo de Miroglio en Giles es solo un ejemplo más. Tenemos que insistir con la AGROINDUSTRIA como única salida del país. Tenemos economías regionales y sus industrias en todas las provincias, solo hay que dejarlas crecer y apoyarlas. Es federal, es competitiva, generan divisas, no se necesitan créditos externos, reinvierten sus utilidades en el país y sobre todo pueden absorber tus la mano de obra ociosa del conurbano bonaerense, desconcentrandolo y dejándole de pagar planes. Solo hace falta decisión política!
AhorA le prohíben el proyecto y luego lo exportan a China o euu y tenemos que comprar ahí TIPICI DE POLITICIS CORRUPTOS ,NI CRISTINA NI MILEY
Gran persona , junto a su hermano son un ejemplo de trabajo , innovacion y desarrollo en san Andrés de Giles. Lo digo con conocimiento de causa, los conozco de toda la vida