Héctor Carta es un profesional que ingresó al INTA en 1983 y de allí se retiró jubilado en el 2022. En su larga trayectoria, fue jefe de las AER Trelew, Aer Gral Pico, Coordinador de Extensión de la EEA Pergamino, técnico en producción de forrajes en la AER 9 de Julio y Director de la EEA Gral Villegas.
Frente al anuncio de que en esa organización se lanzó un proceso de Retiro Voluntario que buscar reducir en 900 personas la cantidad de personal actual del INTA, es decir cerca del 15%, Carta envió esta nota de opinión a Bichos de Campo, advirtiendo sobre los riesgos de esa política de ajuste y sugiriendo en cambio que la motosierra avance sobre la burocracia del organismo, contenido en los Centros Regionales:
“El INTA ha ingresado en un nuevo proceso de reducción de su personal de planta. El anterior, realizado en el gobierno de Menem, fue traumático, ya que dejó faltante una generación de profesionales en el Instituto.
Es un tema delicado ya que INTA es un organismo científico-técnico donde el capital humano es fundamental. Es obvio que se deben preservar los recursos humanos capacitados, debido a que son el motor de la creación y transferencia de la tecnología que la institución genera. Por ello, previo a desafectar agentes, se debe hacer un análisis racional de quienes se adhieren al retiro voluntario. Parecería que el sistema favorece el retiro de gente joven y, sobre todo, del interior del país, lo cual es un problema. La pérdida de una persona joven capacitada es una pérdida invalorable. Cuesta mucho dinero y tiempo formar a una persona en el área técnica científica.
Por tal motivo, considero que el foco del ajuste del INTA no debe centrarse en cuestionar el tamaño de su planta de personal que, de por sí, se corresponde en buena medida con la cobertura territorial que el Instituto despliega a lo largo y ancho del país, sino que el bisturí debe aplicarse sobre su densa y sobredimensionada estructura que, además de compleja, es burocrática.
Al respecto, con los gobiernos kirchneristas el INTA sufrió un proceso inflacionario de estructuras burocráticas y personal en desmedro de los equipos que trabajan en investigación y extensión hacia la comunidad agropecuaria. La sede central y otras dependencias del INTA en CABA han visto crecer su personal, probablemente ligado a cuestiones políticas partidarias, como es histórico en el manejo del Estado por parte del peronismo. Se han creado dependencias en lugares insólitos, como Avellaneda y otras localidades del conurbano, que no se entiende que finalidad cumplen. Ese crecimiento deforme llevó a que gran parte de los recursos se destinaran a gastos de personal, disminuyendo sustancialmente el financiamiento de las actividades sustantivas del Instituto y discontinuando inversiones esenciales en equipamiento, infraestructura, parque automotor, etc.
Por ello, el INTA debería entrar en un proceso de eliminación de estructuras, como por ejemplo, los Centros Regionales. Creados a mediados de los años ochenta, con un país muy distinto al actual, hoy aportan muy poco o nada a la Institución. Sólo sacan personal y recursos, que deberían estar destinados para trabajar sobre los problemas del sector y hoy están dedicados a cuestiones burocráticas. Hay centros regionales en plena pampa húmeda, que se parecen a “mini” experimentales por la cantidad de gente que tienen en su staff.
En la actualidad eso no tiene justificativo. La unidad fundamental que el INTA debe priorizar son las Estaciones Experimentales, sus agencias de extensión rural y los Centros de Investigación y Desarrollo que, en conjunto con los Proyectos y Programas, deben trabajar para aportar soluciones al sector. Un INTA moderno debería ser bien federal, con una estructura central administrativa en CABA mínima y el personal distribuido en el interior del país, aportando al sector agropecuario.
Es mi deseo que las autoridades actuales logren repetir ese proceso virtuoso que se dio cuando ingresé a INTA hace mas de 40 años, donde los directivos lograban (vaya a saber uno cómo lo hacían) que el personal se ponía para siempre la camiseta del INTA.
La grandeza de una Institución se da cuando su personal es idóneo, con un gran compromiso con ella y con la gente, a la cual se debe”.
Es muy triste que una organizacion tan noble y buena como el inta sea blanco de estos embates ajustadores precisamente en donde mas es necesaria. Me comentaron algunos tecnicos de la institucion que ademas de ciertas reglamentaciones de su comicion directiva que busca presionar y generar malestar entre los trabajadores del organismo, se suma que deben hacer proyectos con mediciones de impacto economico. Es decir que deben calcular que redito directo en dinero producen las investigaciones y extension que hacen. Como si la cosa fuera durecta y simple. La idea clara es eliminar los proyectos basados en la politica del excel. Ahora se viene el retiro voluntario, con la salvedad que los que no se acojan pueden quedar librados a que en el futuro simplemente los pongan en disponibilidad y los despidan.
Héctor Carta un gris ex Director de EEA que en su paso por INTA no aporto nada. Como cuando estuvo en funciones militando el ajuste como buen liberal libertario. Para el olvido su gestión.
El INTA dejo de cumplir hace mucho tiempo con los objetivos para los q fue creado
Su disolución de producirá más temprano q tarde
Lo siento x el 20/30 % de profesionales excelentes q tiene, el resto sobra