Mucho se habla de la tecnología móvil 5G y se dice que impactará sobre todos los aspectos productivos dado que aumentaría la velocidad de conexión reduciendo al mínimo la latencia, es decir el tiempo de respuesta de la web, y multiplicando el número de dispositivos conectados. De todos modos, solo será una gran oportunidad para el agro y la Argentina si se despliega efectivamente.
Esto dependerá de muchas cuestiones, entre ellas, tener una economía sana sin tanto vaivén inflacionario, disminuir la sobrecarga impositiva que tiene el sector de la industria de las telecomunicaciones y conseguir un marco regulatorio estable debido a que en los últimos años hubo muchos cambios normativos en la legislación de las telecomunicaciones.
Para dar debate a todas estas cuestiones el Centro de Estudios sobre la Convergencia de las Comunicaciones (ConverCom) convocó a representantes de la industria de las Telecomunicaciones. El objetivo fue dar a conocer las buenas experiencias aplicadas en América Latina, Chile por caso, que realizó una licitación pública de espectro para esta tecnología. La reunión se propuso también indagar sobre las limitaciones que existen en Argentina para implementar la llegada del 5G, más allá de que haya algunas pruebas y ensayos.
La mayor parte de los disertantes coincidió en que se requiere de un mayor trabajo público privado además de capacitación y educación digital en la sociedad.
En telecomunicaciones, se denomina 5G a la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil. Es la sucesora de la tecnología 4G que provee de conectividad a la mayoría de teléfonos móviles actuales. Si el 4G aumentó la velocidad y dio mayor ancho de banda, el 5G viene a mejorar todo eso y una de sus características principales es que tendrá mayor ancho de transporte de datos.
Pero el 5G no implicará sólo tener un servicio de internet más rápido sino que se asocia a poder desarrollar aún más la famosa IoT (del inglés “Internet of things” o la Internet de las Cosas), lo que significa conectar más personas y dispositivos que podrán transmitir datos al mismo tiempo.
A pesar de que la empresa Telecom del grupo Clarín, a través de su red de telefonía móvil Personal ya tiene en funcionamiento 10 antenas móviles con tecnología 5G -cinco sitios móviles en la ciudad de Buenos Aires con tecnología Huawei y otros cinco sitios con tecnología Nokia en la ciudad de Rosario-la solución tecnológica de quinta generación requiere definiciones regulatorias para la prestación de los servicios prometidos, como por ejemplo, el espectro dedicado.
Claudio Ambrosini, presidente del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), participó de la apertura del segundo encuentro virtual de ConverCom 2021 y reconoció que como es mucha la diferencia establecida con la tecnología 4G deberá reforzarse la red en el país.
El gerente de soluciones de red para el cliente de Nokia, Guillermo Wichmann, destacó las oportunidades que se abren con el 5G en la mejora de servicios de misión crítica, minería y agronegocios, pero también mencionó las limitaciones actuales: “El 5G se concentró en todo lo que es misión crítica, básicamente para maquinas conectadas que requieren de mucha capacidad y baja latencia. En el caso de la conectividad en el agro, los tractores generan 1 gigabyte por día pero de repente un muchacho aparece con un pendrive para poder bajar esa información. En ese segmento creo que el 5G dará una respuesta efectiva”.
Wichmann también consideró que el beneficio del 5G en Argentina se traduciría en una mejora del Producto Bruto Interno (PBI) del país. “Desde Nokia, junto a consultoras de mercado y utilizando modelos matemáticos, calculamos que el PBI de la región latinoamericana se incrementaría en 1% agregado anual hasta el año 2035, lo que en Argentina representaría 302 mil millones de dólares adicionales del PBI por el uso y la aplicación de la tecnología 5G”, estableció.
El periodista y coordinador del think tank ConverCom, José Crettaz, dialogó con Bichos de Campo sobre las implicancias de tener tecnología 5G en Argentina, y dijo que “es uno de los países mas grandes del mundo a nivel territorial, y por ende el desafío en cuanto a despliegue tecnológico también debe ser muy grande para poder alcanzar al 5G. Otro tema es que Argentina tiene su población distribuida de modo desparejo y en los últimos 15 a 20 años tuvo atrasos tecnológicos”.
Crettaz recordó que durante los años 2012 y 2013 los teléfonos móviles colapsaban con la red 3G, y que ya en 2014 y de modo muy tardío se licitó el espectro para el 4G en el país. En cuanto al posible advenimiento de la tecnología 5G. consideró que hay tres capítulos primordiales a resolver son el marco regulatorio, la macroeconomía y el despliegue de Infraestructura en las telecomunicaciones.
“Mientras que en Chile tienen cuantificado que el desarrollo del 5G tendrá un impacto de un punto en su PBI, acá a una empresa de telecomunicaciones se le complica armar un plan de despliegue que lleva varios años porque es complicado invertir y sacar los dólares en una economía donde la moneda se devalúa de modo constante y tenemos una inflación galopante”, consideró el periodista.
Se estima que recuperar la inversión en 5G puede llevar hasta una década. En efecto, el 4G llevó, en promedio, una recuperación de 8 años en todo el mundo, y no menos importante es la cuestión regulatoria.
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“Argentina es un Frankestein en materia de comunicaciones porque tiene pedazos de leyes y de decretos, y montones de resoluciones, leyes parcialmente derogadas y fragmentos de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) que son contradictorios entre sí”, declaró el coordinador del ConverCom.
A modo de hacer un racconto de lo accidentada que está la Argentina en materia de regulaciones en comunicaciones, Crettaz describió: “En 2014 salió Argentina Digital, una ley que buscaba brindar acceso a los servicios de la información y las comunicaciones en condiciones sociales y geográficas equitativas, con los más altos parámetros de calidad, pero nunca se reglamentó”.
“Luego vino otro decreto que derogó parcialmente esa ley (uno de Macri) y ahí se creo el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). Pero ahora llegó otro Gobierno con un nuevo DNU cambiando lo anterior y convirtiendo las telecomunicaciones en servicio publico y diciendo que va a imponer los precios”, agregó.
Como una gran conclusión se podría decir que Argentina presenta inseguridad jurídica y falta de reglas de juego claras y la pregunta ineludible es ¿Quién va a querer invertir así?
Acerca del capítulo infraestructura, Crettaz hizo un comentario importante: “Las antenas hay que ponerlas en algún lugar, terreno o edificio y muchos municipios prohíben eso. En el caso del 4G recuerdo que, por ejemplo, en Nogoyá, Entre Ríos resolvieron poniendo antenas en los cementerios, pero el 5G requiere de muchas estaciones de base nuevas; ya no hablamos de altas torres o antenas sino que en muchos casos pueden instalarse en interiores de edificios”.
A su vez, debido a que hay más transmisores, cada uno debe funcionar a niveles de potencia más bajos que la previa tecnología 4G, lo que significa que el nivel de exposición de radiación de las antenas 5G deberá ser más bajo.
Las frecuencias son otro tema clave, para lo cual el Estado debe hacer las licitaciones. “Primero se deben definir las frecuencias. En el espectro están la radio, la TV y las líneas celulares, por ende el Estado debe definir qué porciones del espectro destinará a la comunicación vía 5G ya que en él no entra todo porque de lo contrario se provocarían interferencias. Por eso el Estado debe asignar frecuencias, limpiarlas, proceso que lleva de 1 a 2 años, y luego llamar a licitación”, precisó Crettaz.
Se calcula que ya hay entre 200 a 250 millones de personas usando la tecnología 5G en el mundo, mientras que en Argentina parece ser que habrá que seguir esperando atentos a las demoras que impliquen la regulación, la economía, los frenos a despliegue de infraestructura y las dilaciones en las frecuencias a asignar.
Y no es menor pensar que la tecnología hoy se encuentra en conflicto entre dos superpotencias: Estados Unidos y China, países que durante los últimos años estuvieron involucrados en la llamada “guerra comercial” en torno a acuerdos comerciales, control de rutas, manejo de materias primas y cadenas de suministro de productos y ahora también en el terreno de las telecomunicaciones donde el 5G juega un rol clave.
Al respecto de esta tecnología, el intento de Estados Unidos es el de evitar el uso de productos hechos en China como aquellos bajo la marca Huawei- consideran que el despliegue de antenas y equipos chinos les abre la posibilidad de sufrir ataques tecnológicos con consecuencias negativas sobre los derechos humanos y la privacidad, y China por su parte con amenazas de restricciones a marcas norteamericanas como Apple o Boeing.
“Hablar de 5G en Argentina implicará entrar en esa guerra tecnológica de oriente – occidente y tomar partido de algún modo. Por eso decimos que hablar de 5G es hablar también de ciberseguridad”, concluyó Crettaz.