La noticia de que Argentina podrá exportar harina de soja a China fue muy bien recibida por la industria aceitera local (la que muele el grano para extraer el harina y el aceite), aunque más por su valor simbólico que por los negocios que puedan habilitarse en lo inmediato.
“Es una noticia relevante y auspiciosa porque históricamente China tenía una política de importar materia prima para procesarla en su territorio y generar empleo. Ningún otro país en el mundo había logrado ese reconocimiento, porque claramente hay una política de protección del empleo en China, que tiene 700 plantas de molienda y es la principal consumidora mundial de harina de soja, con 70 millones de toneladas cada año”, explicó Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, Cámara de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales.
El directivo remarcó la contradicción que existía antes de esta habilitación anunciada la semana pasada: “La Argentina, que es el primer exportador mundial, no podía exportar a China”, la principal consumidora
En diálogo con Bichos de Campo, Idígoras remarcó que para que China aceptara finalmente importar derivados de la soja y no solo el poroto “se dieron distintos cambios internacionales, sumados a las negociaciones argentinas que empezaron con el pedido especial que había hecho Mauricio Macri en marzo de este año a Xi Jinping, junto a varios viajes que se hicieron con el ministro Etchevehere y también con el Senasa. Esto implicó que, casi a tiempo récord de negociación, se firmara finalmente el protocolo de exportación de harina de soja”, elogió.
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El titular de Ciara-CEC aclaró que los negocios concretos llevarán ahora algún tiempo más, aunque consideró que “lo más importante era firmar el protocolo que habilita a Argentina a exportar al gigante asiático”.
“Lo que quedan ahora son dos etapas: la habilitación final en octubre de las plantas de molienda que visitaron sobre el río Paraná, y el registro de los productos, algo en lo que estamos trabajando. Por eso consideramos que a partir de marzo de 2020 podremos exportar al mercado chino, con la nueva cosecha”, evaluó.
En cuanto a la guerra comercial entre China y Estados Unidos, Idígoras explicó que “la misma tomó como rehén a la soja y al maíz, pero sobre todo a la soja”.
“Estados Unidos era el principal proveedor de poroto a China, con 70 millones de toneladas exportadas por año, y bueno, hoy ya sabemos los problemas que tiene (ara exportar), si bien hace poco China le dio un guiño para comprarle 5 millones de toneladas. Pero la realidad es que hay 60 millones de toneladas pendientes de venta”, subrayó Idígoras.
Para el ejecutivo, “todo esto hizo que China haya cambiado su forma de ver las cosas y su política para los próximos años, y llegó a la conclusión de que es imposible el autoabastecimiento alimentario, y que por eso necesita abrir su mercado. Esto me parece que es una elección interesante para el resto del mundo”.
El directivo de Ciara-CEC remarcó que “Argentina es el primer exportador mundial de harina de soja, porque tiene una capacidad instalada fenomenal de 67 millones de toneladas y una capacidad de producción de 55 millones de toneladas, con lo cual, claramente, podríamos crecer si hubiera más producción de soja en el país”.
En la actualidad, el volumen de exportación de pellets de soja está cercano a los 45 millones de toneladas anuales. “Por eso creo que el volumen exportado de harina de soja dependerá más de la demanda china que de la oferta argentina”, indicó Idígoras.
“China tarda en desarrollar negocios permanentes, por eso al principio serán pocos embarques, pero luego empezaremos a crecer de modo significativo y eso tendrá un impacto positivo en empleo, ingreso de divisas y en crecimiento de la producción sojera en el país”, concluyó.