Gustavo Aparicio es director de Conservación de la Fundación Hábitat y Desarrollo. Su trabajo es ayudar a proteger 24 reservas naturales privadas distribuidas en cinco provincias y una de las amenazas son los chanchos salvajes.
-¿Hay mucho chancho salvaje en Argentina? ¿O son jabalís?
-¡Sí, hay muchísimos! Sobre todo en el centro este y en la región andino-patagónica. Son la misma especie: el cerdo es el jabalí domesticado. Es notable ver como las poblaciones de cerdos que se asilvestran, pronto comienzan a adquirir rasgos “jabaliescos”.
-¿Cómo aparecieron?
-Los cerdos llegaron a América junto a otros animales de granja en los barcos españoles, luego algunos escaparon o fueron liberados. Los jabalíes fueron traídos en el siglo XX a diferentes establecimientos rurales para crear planteles que sirvieran para atraer cazadores. Al no prosperar el negocio muchos fueron liberados.
-¿Qué problemas le traen al productor agropecuario?
-De todo tipo: desde romper el silobolsa para comer hasta transmitir enfermedades al ganado y dañar infraestructura, como remover el suelo de las pistas de aterrizajes necesarias para el combate de incendios. También conozco productores en Corrientes que encierran a las vacas preñadas para evitar que los cerdos cimarrones ataquen a terneritos recién nacidos.
-¿Cómo se los combate?
-Algunos productores que se ven muy afectados, como los criadores de ovejas, a veces recurren a colocar cebos envenenados para matarlos, pero son animales muy inteligentes que difícilmente caigan dos veces en la misma trampa. Además de ser ilegal, el uso de cebos suele ser terrible para el resto de los carroñeros como jotes, caranchos, chimangos, zorros, zorrinos y armadillos que mueren de a cientos. Lo mismo ocurre con las trampas-jaula. Son poco efectivas porque los chanchos son desconfiados y aprenden rápidamente. Sí son útiles para capturar lechones, que además son animales que los cazadores en general se niegan a matar. En nuestro país es común el uso de perros entrenados para perseguir y capturar jabalíes. El dogo argentino es muy utilizado ya que es una raza creada en nuestro país para caza mayor.
-¿Qué programa tiene Fundación Hábitat y Desarrollo para este tema?
-Tenemos un programa de combate de especies exóticas en las reservas privadas que ayudamos a administrar. Principalmente se combaten arboles exóticos invasores en la cuenca del río Uruguay (mora, ligustro, ligustrina, paraíso y acacia negra), cerdos cimarrones en Corrientes, y jabalís y ciervos axis en Entre Ríos.
-¿En qué zona?
-El proyecto de control de cerdos cimarrones se desarrolla en el establecimiento Loma Alta (en la foto, el grupo de cazadores), propiedad de la empresa Forestal Argentina SA, ubicado en la localidad correntina de La Cruz. El control de jabalís y ciervos axis se realiza en las estancias La Constancia, Los Monigotes y La Negra, que integran el Área de Amortiguación del Parque Nacional El Palmar, en la localidad de Ubajay (Entre Ríos).
-¿En qué consisten los programas?
-En Loma Alta se dispusieron cinco mangrullos en sectores del predio distantes entre sí y se ceban los alrededores con maíz podrido. En cada apostadero se disponen 2 cazadores habilitados por la Fundación y por el propietario; los cazadores además adquieren los permisos que otorga la provincia. Al apuntar desde un sitio elevado, los disparos se producen en diagonal hacia abajo. Este método de atraer a los cerdos hacia el área de disparos es menos eficiente que el de recorrer el predio con una arma al hombro, pero es más seguro, ya que no hay balas viajando kilómetros sin que nadie sepa donde terminan. Luego de la jornada de caza (2 a 3 horas) se traslada los animales hasta un galpón donde se los faena, se toman muestras de tejido para detectar triquinosis y se seleccionan los cuartos traseros que se llevarán los cazadores o serán donados a un colegio rural. Luego se envía a analizar las muestras y una vez recibidos los resultados se avisa a los cazadores y al director del colegio para que puedan consumir la carne.
En el caso de las estancias vecinas al Parque Nacional El Palmar, las medidas que se toman se realizan en consonancia con el Parque e incluyen -además del control de ciervos y jabalíes- el combate de incendios, controles de flora exótica invasora, combate de caza furtiva y facilitación de ganado vacuno para evitar la “arbustización” en sectores de pastizal del área protegida.
-Sigue teniendo “mala prensa” matar animales, aún de este tipo. ¿A qué cree que se debe?
-No es lindo matar animales… los chanchos no tienen la culpa del impacto que producen, por eso es necesario dar la mayor utilidad posible a su sacrificio. Pero hay que controlar su población para que no dañen seriamente a la vida silvestre ni a la producción agropecuaria. De todas formas creo que la mala prensa por eliminar fauna exótica, ocurre más entre los habitantes de las ciudades que en las comunidades rurales, donde es habitual sacrificar animales para el uso humano.
-¿Qué críticas reciben quienes hacen control de exóticas?
-Varias. Las “de conciencia” y de bienestar animal son las más atendibles: es importante ser respetuoso con los animales y no causarles estrés ni sufrimiento. Pero hay una crítica que se basa en creer que si el animal se encuentra viviendo en la Naturaleza ya forma parte de ella, que no hay que entrometerse porque la Naturaleza sola encontrará equilibrio. Esta creencia omite que el tiempo para que ese “equilibrio” se produzca puede requerir miles de años. También ignora el daño irreparable que mientras tanto, puede causarse a las especies autóctonas y a los procesos ecológicos.
-¿Siempre se le da un fin útil a estos animales cazados?
-Eso es fundamental y tiene que ver también con el respeto hacia los animales del que hablábamos. Hay que definir medidas para que la mejor carne llegue a los comedores populares, escuelas, cárceles y hospitales y que previo a su entrega, se realicen los controles los bromatológicos necesarios. El cuero de cerdo por su parte es utilizado para forrar calzado y hacer billeteras y al igual que la industria de embutidos, se abastece de pieles de cerdos de criadero. Habría que investigar la factibilidad de utilizar animales silvestres para abastecer a una parte de esas industrias. Seguramente será necesario adaptar procesos, pero para ello contamos con el INTI y con escuelas agrotécnicas en todo el país.
-¿Tienen relación con SENASA?
-Recientemente SENASA realizó una encuesta a productores rurales sobre su percepción acerca de los impactos del jabalí o cerdo silvestre en la producción agropecuaria. Fue grato saber que la mayoría de los encuestados manifestó preocupación por ellos. Un resultado llamativo fue la visión de los productores de La Pampa, que consideraron al jabalí como beneficioso porque atrae cazadores que generan recursos económicos. Quizá esta sea una buena forma de solventar el control de la especie, si es que no terminamos protegiéndola para continuar con el negocio. De todas formas es casi imposible erradicar una especie como esta: si se tomarán las medidas necesarias solamente podrían mantenerse controlada la población y a nivel local.
-Por último, usted es ambientalista. ¿Qué le toca a la fauna y flora silvestre de todo esto?
-Un amigo que estaba a cargo de un campo vio como un chancho salvaje atacaba a un ciervo de los pantanos recién nacido y hace poco se publicó una foto de cámara-trampa en Iberá de un jabalí llevando a un carpinchito en la boca. Los chanchos cimarrones hacen estragos en toda la fauna que vive o anida en el suelo como aves de pastizal, tortugas, yacarés, anfibios y pequeños mamíferos. También afectan el suelo y la vegetación, ya que escarban con el hocico y las patas buscando semillas, raíces e insectos. Pueden comer de todo y son muy voraces, convirtiéndose en el máximo predador de los sitios que colonizan. Impresiona la velocidad con que ocupan un territorio. En 5 o 6 años puede pasar de no haber chanchos hasta estar plagado de ellos, como está ocurriendo en varios departamentos de Corrientes y de la provincia de Buenos Aires.
Nota de la redacción: Hay gente muy valiosa trabajando en control de jabalís, en los impactos que causan a la vida silvestre y en el control epidemiológico de las poblaciones silvestre. Ellos deberían ser consultados al momento de planificar cómo combatir este problema que avanza rápidamente. Son la veterinaria Andrea Marcos, coordinadora de epidemiología de SENASA; el guardaparque Aldo Delaloye, del Parque Nacional El Palmar; el doctor Bruno Carpinetti, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Jauretche; y el doctor Ricardo Gürtler, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Por su parte, el correo de Gustavo Aparicio es gustavo@habitatydesarrollo.org.ar
Otra estupenda nota de Lola López y comentarios muy clarificadores sobre la necesidad de controlar la radicación o el avance de especies exóticas. Felicitaciones para el entrevistado y muchas gracias por el trabajo que impulsan.
Gracias La idea es hablar de estos temas que están presentes en la realidad pero quizás no en las noticias.
Muy buena y clara nota!
En mi zona ya se trababa en el control del jabali..es un animal no autoctono de la zona ..y por lo tanto no suma al sistema. Hace mas daño que beneficios . controlando la cantidad..se puede matar , y si se analiza que no tenga triquinosis es muy buena carne para la alimentación …