Gerardo Bacalini es uno de los fundadores de los llamados Centros de Educación para la Producción Total (CEPT), que funcionan en diversas localidades de la Provincia de Buenos Aires y ofrecen una novedosa oferta educativa de nivel medio para el ámbito rural, en cogestión entre el Estado y la sociedad civil de la provincia. Los CEPT se organizan bajo la modalidad de pedagogía de la alternancia, en la que los alumnos pasan una parte del tiempo en el establecimiento escolar y luego regresan a aplicar lo aprendido en su propio establecimiento.
“Yo vengo del campo. Nací en el sur de Santa Fe y viví toda mi infancia y adolescencia en el campo. Soy producto de la educación rural y sufrí el desarraigo cuando me tuve que ir a la ciudad. Pero cuando volví al campo, reconecté, que fue cuando me pidieron que pusiera en marcha una escuela. Me becaron para ir a Francia cuando no conocía ni Buenos Aires”, relató Bacalini a Bichos de Campo, recordando que lo llevó a inmiscuirse en el concepto de la pedagogía de alternancia.
Bacalini descubrió la alternancia pedagógica en Francia. La trajo y adaptó a la Argentina en los años ´70. “Luego de mis estudios en la ciudad, me pidieron que me hiciera cargo de una escuela agraria en el centro de Santa Fe. Puse en marcha esa experiencia, y desde allí me becaron para que vaya a Francia junto a un grupo de pioneros en educación rural”, describió.
Las llamadas “Maisons” familiares rurales que visitó Bacalini durante su estancia en Francia, fueron creadas en la época de pre segunda Guerra Mundial, por un grupo de campesinos y un sacerdote.
“Fijate cómo se inició la experiencia pedagógica en el medio rural. Los padres de estos agricultores le fueron a decir al cura que sus hijos debían ir a la escuela, pero que al mismo tiempo los precisaban para trabajar. Entonces el cura les sugirió que los mandaran un tiempo a la parroquia, para poder enseñarles, y que pasaron otro tiempo viviendo y trabajando con su familia en el campo. Esa fue la base pedagógica del sistema de alternancia”, manifestó Bacalini.
Mirá la entrevista completa realizada a Gerardo Bacalini:
La primera adaptación en Argentina se dio a mediados de los ´70 en el norte de Santa Fe. “Esta primera experiencia se llamó ´Escuelas de la Familia Agrícola y se desarrolló fuertemente no sólo en Santa Fe, sino también en Chaco, Misiones y Santiago del Estero. Luego vino el proceso militar y yo me tuve que radicar por primera vez en Capital Federal”, continuó Bacalini su relato.
Ya establecido en Buenos Aires y recuperada la democracia, el gobierno bonaerense del año 1989, liderado por Antonio Cafiero, lo invitó a hacerse cargo de la enseñanza agrícola en la provincia. “Al principio yo me negué porque lo veía engorroso. Pero ellos me propusieron que yo mismo creara un programa educativo. Ahí fue cuando junto a un grupo de compañeros creamos la experiencia de los Centros Educativos para la Producción Total”.
-¿Y qué significa Producción Total?
-Implica que la gente de campo quiere algo más, respetando sus valores, su idiosincracia y en esto es fundamental el concepto de arraigo o valoración del medio rural, que permita crecer desde lo productivo, económico y social. Así uno se tenga que ir del medio rural, no se vaya resentido de el, sino todo lo contrario, porque tiene sus valores y forma de vida. Y en este tiempo de cuarentena, es importante reconocer estos valores y el arraigo- respondió el fundador de esta experiencia.
Para Gerardo, la definición filosófica acerca de cómo se trabaja en el campo y esta forma particular de enseñar es interesante porque revierte el concepto enciclopedista de la educación. “La educación era más expulsadora que contenedora. Te mostraba lo linda que era la ciudad, y casi que te invitaba a irte del campo, y hasta con cierto desprecio de tu vida anterior. Por eso creo que el concepto de arraigo hace valorar más el medio rural”, resaltó Bacalini.
Pasaron 31 años desde el establecimiento de estas escuelas de alternancia, y para Bacalini, estas son fundamentales para asegurar gente capacitada trabajando y viviendo en el campo. Pero al mismo tiempo consideró que es necesaria una vuelta de tuerca para solidificarlas. “Hay experiencias en Argentina, pero creo que todavía falta unirlas al pensamiento de los dirigentes de las organizaciones sociales de la agricultura familiar que aparecieron en los últimos años, y también en el de entidades rurales tradicionales como las sociedades rurales”, opinó Bacalini.
“Hoy estamos fomentando todo un plan hortícola en el sudeste en zonas como Guaminí y Trenque Lauquen, de cuyas zonas toda la verdura se va al Mercado Central. A través de la educación se puede volver al concepto de una alimentación sana y saludable produciendo nuestros propios alimentos”, concluyó el fundador de los CEPT.