El agro sigue sumando herramientas tecnológicas para mejorar su desempeño. Esta vez el aporte llegó de la mano del INTA y de la Facultad de Tecnología y Ciencias Aplicadas de la Universidad Nacional de Catamarca, que, como parte de un proyecto de ganadería de precisión, desarrollaron un dispositivo que permite monitorear a los animales usando una tecnología que mejora la conectividad en aquellas zonas de poca infraestructura y comunicación.
Se trata de collares con tecnología GPS –que partieron de un diseño previo desarrollado por el Laboratorio de Agroelectrónica del INTA Castellar- que pueden medir parámetros como la posición del animal, la fecha y hora, la temperatura ambiental, su temperatura corporal e incluso su actividad.
La novedad reside en que los datos recolectados no sólo se almacenan en la memoria interna de cada collar, sino que pueden transmitirse de manera remota mediante la red Lora WAN o Low Power Wide Area Network, según sus siglas en inglés, de baja potencia y largo alcance. Ella es clave para favorecer la conectividad en zonas de baja cobertura, y ya es implementada en algunas regiones como La Rioja, Catamarca y La Pampa.
“LoRa es una tecnología inalámbrica como lo es el Wifi o el Bluetooth. Es algo que ya existe hace mucho tiempo y emplea un tipo de modulación en radiofrecuencia. Tiene una tolerancia a las interferencias, largo alcance y un consumo de energía muy bajo. Vos podrías enviar datos desde un nodo como un GPS a una antena que está a diez kilómetros. La comunicación es punto por punto, del collar a la antena”, explicó a Bichos de Campo Oscar Ariel Herrera Conegliano, ingeniero agrónomo, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Catamarca y responsable de ese módulo dentro del proyecto de ganadería de precisión.
El sistema se compone por los nodos –un collar GPS, una balanza de pesado al paso, monitores de aguadas, detectores de celo, dispositivos en tractores-, un getaway o antena, la red de internet y una aplicación. Es importante aclarar que la red de internet no necesita ser robusta, solo lo suficiente para cargar en la nube los paquetes de datos recolectados –que no pesan más de 250 bytes- que luego serán procesados por algoritmos y sistematizados para que el productor o el asesor los entienda fácilmente.
“Lo que te permite esta tecnología es llevar la información hasta internet. Me facilita llegar a la nube con mis datos. La ventaja de esto es para aquellos lugares donde la accesibilidad de internet es escasa o está situada en ciertos lugares. Los campos en el norte son de 10 mil o 20 mil hectáreas en promedio. Después tenés de 100 mil o 200 mil hectáreas. Si el productor fue a ver las vacas, le puede llevar todo el día recorrer el campo. Con esto puede enviar información más rápido e incluso pueden estar conectados entre puestos”, indicó Conegliano.
Si bien en el norte del país esta tecnología está siendo probada en planteos extensivos, también puede ser aplicada a producciones intensivas como los feedlots, aunque con objetivos distintos.
En el primer caso puede ser una herramienta para conocer los patrones de pastoreo, bienestar de los animales o incluso la adaptación de ciertas razas a las temperaturas del NOA.
“Con un sensor de temperatura ambiente uno podría hacer estudios, comparar la raza criolla argentina versus una europea, y ver cómo responde al calor en el verano. Nosotros tenemos temperaturas altísimas y nos gustaría saber qué raza podría trabajar mejor en situaciones de estrés térmico”, señaló el investigador.
Para los planteos intensivos esto podría virar hacia el control de la alimentación, la conversión de kilaje, entre otros puntos. Uno de los desarrollos del INTA en este sentido es el trabajo desarrollado con los comederos inteligentes, que permiten transmitir datos sobre las dietas de los animales aplicando esta misma red de conectividad.
“Hoy hay actividades muy laboriosas y que requieren mucho personal. El pesaje de animales en una balanza de paso es una actividad que dura casi un día entero y que requiere de cuatro o cinco peones, tanto para arrear como para controlar la balanza. Actualmente la información del peso se tiene cada quince días o una vez por mes. Si automatizamos eso se podrían obtener los datos de forma más rápida”, aseguró Conegliano.
“La ganadería de precisión es hacer más eficientes los costos y los tiempos”, agregó.
Un GPS con acceso a la red LoRa ronda los 20 mil o 25 mil pesos. Los insumos provienen del exterior pero su ensamblado puede hacerse a nivel local. En el caso de las antenas, las mismas son importadas y ya llegan listas para ser conectadas.
De nuestro archivo: El caso Bastó: Vacas con collares que reemplazan el alambrado y permiten realizar un pastoreo de precisión
¿Pero cuántos GPS se deben adquirir para monitorear una majada? La cantidad dependerá de la robustez de la información a la que se apunte. “Si vos tenés una majada de 100 ovejas lo más probable es que le pongas a las ovejas líderes y que uses 10 GPS como mucho. Ponerle a todos sería demasiado onerosos y redundaría en cuanto a la información”, afirmó el ingeniero.
El objetivo actual de este desarrollo es formar módulos demostrativos en distintas regiones del país, para que el productor o los asesores ganaderos puedan entrar en contacto con la tecnología, conocer su utilidad y verificar su adaptabilidad a su planteo productivo particular. Ya hay activos módulos en el INTA La Rioja, en el INTA Anguil de La Pampa, en el INTA Balcarce y en Castelar.