Que la campaña 2024/25 fue muy positiva para el cultivo del girasol en la Argentina no es noticia nueva: se expandió el área y además el cultivo será uno de los pocos que deje una razonable rentabilidad a los productores. Pero también en materia de agronomía hubo noticias positivas, porque muchos productores pudieron confirmar que el girasol es también una buena opción en zonas no tradicionales.
La semillera Nidera contó uno de esos casos, obviamente para mostrar a la comunidad agrícola la calidad y versatilidad de su genética. Pero el caso lo vale, porque el productor cordobés Sebastián López superó los desafíos de un campo salino y logró 30 quintales de girasol por hectárea con un promedio de 56% de materia grasa en una zona inexplorada para el cultivo.
En Santiago Temple, al este de la provincia de Córdoba, no se sembraba girasol. Pero López, un productor con más de 25 años de trayectoria y socio de Tierra Norte SRL, decidió dar el paso en un campo salino donde otros cultivos no prosperaron.
“Hicimos cobertura con trigo, sembramos girasol a fines de octubre y cosechamos entre el 25 y el 28 de febrero”, relató. Según el informe que compartió Nidera, que aportó las semillas, los resultados superaron sus expectativas.
“A pesar de la sal en el suelo, la cosecha fue excelente. Cuando vi los números, no lo podía creer: logramos un rinde de 30 quintales por hectárea y, con la asignación por materia grasa, el ingreso se comparaba con una soja de más de 40 quintales”, destacó López.
Las semillas utilizadas fueron NS 1109 CL y NS 1113 CL, dos híbridos de alto potencial de rendimiento y calidad de materia grasa. En rigor, el promedio de grasa fue del 56%, un valor más que destacable.
En total, el cordobés sembró 300 hectáreas en El Fuertecito y 75 en Santiago Temple, el campo más desafiante. “Ahora que veo los resultados, tendría que haber sembrado 200 hectáreas más”, bromeó.
Las limitaciones del suelo hacen difícil lograr buenos cultivos. El campo de Temple está cerca de un canal, lo que provoca una alta salinidad. “En estos diez años que venimos alquilando, sembramos soja, maíz y sorgo, ya que el dueño del establecimiento me pide que lo siembre. Perdimos plata en todos. Este año, en cambio, fue muy positivo. El rinde de indiferencia estuvo en los 20 quintales por hectárea, así que ya definimos que la próxima campaña será rotación de maíz y girasol”, relató el productor.
“Si el precio del girasol se mantiene, es un cultivo para no dejarlo. En estos suelos se defiende muy bien. Ya reserve semillas para la campaña nueva”, agregó López.
Nidera reconoció que aunque haya sido clave, el resultado no se explica sólo por la genética usada: “El trabajo conjunto con RED.IN fue clave. Con el servicio Recomendación Nidera, que se basa en una robusta base de datos con más de 35.000 ensayos en más de 2.000 localidades, definieron el híbrido más adecuado, la fecha de siembra y la densidad óptima por ambiente. Así, aplicaron dosis variables de 2.2, 2.5 y 2.8 plantas por metro, según las características de cada zona del lote”, indicó el informe.
Según los ensayos realizados por CREA en la región Córdoba Norte, en la campaña 2024/25 el rinde por hectárea de girasol en esa zona fue de 26 quintales. El mismo informe destacó que el margen bruto por hectárea en esa zona fue de 170,2 dólares.