Finalmente, luego de una por demás extensa espera, el impacto de la fase ENSO “El Niño” comenzó a evidenciarse en los pronósticos climáticos: el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) proyectó que en el próximo trimestre existe probabilidad de ocurrencia de precipitaciones superiores a las normales en gran parte del territorio argentino.
La proyección de lluvias para el período comprendido entre noviembre próximo y enero de 2024 es superior a la normal en el Litoral y este de la provincia de Buenos Aires.
En tanto, es normal a superior a la normal sobre el centro-oeste de Formosa y Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, oeste de Santa Fe, La Pampa, oeste de Buenos Aires y noreste de Patagonia.
Se prevén precipitaciones normales para el período en las regiones de Cuyo y noroeste de la Patagonia, pero normales a inferiores a las normales en el NOA, donde además se proyectan temperaturas superiores a las habituales para la época.
Con ese panorama, las siembras tardías de granos gruesos podrían evolucionar favorablemente en la mayor parte de las regiones agrícolas argentinas, con la excepción de NOA, que no lograría revertir la restricción hídrica que viene sufriendo hace meses.
Para poder realizar una evaluación relativa del pronóstico trimestral, es útil tener en cuenta cuáles son los rangos esperados de lluvias y temperaturas en el período en el territorio argentino, tal como se puede ver en los siguientes mapas.
Vale remarcar que el pronóstico trimestral del SMN no indica valores de precipitaciones proyectadas ni su variabilidad a lo largo del trimestre. Debe tenerse en cuenta además que las previsiones climáticas se refieren a condiciones promedio en grandes extensiones geográficas durante un período y no contemplan detalles de los eventos de escala intra-estacional, como por ejemplo intensidad de sistemas frontales, olas de calor, bloqueos y otros condicionantes del “tiempo” que producen aumento o disminución de la precipitación y la temperatura (todos ellos de corta duración).
El pronóstico climático trimestral se realiza sobre la base del análisis de las previsiones numéricas experimentales de los principales modelos globales de simulación del clima y modelos estadísticos nacionales, sumado al análisis de la evolución de las condiciones oceánicas y atmosféricas.