“Ninguno de los últimos ministros de Economía de la Argentina entendió que otros países encontraron soluciones a partir del agrandamiento de la torta. En Argentina hubo políticas que no solamente inhibieron a la inversión en el sector agropecuario, sino que en general la inversión privada de todo tipo”, dijo el despechado ex secretario de Agricultura, el decano Fernando Vilella, que así volvió a exhibir sus supuestas diferencias con el equipo liderado por Luis Caputo y Juan Pazo, quienes lo eyectaron del gobierno de Javier Milei.
Fue esta semana en una charla para inversores organizada por el fondo ADBlick. Allí Vilella también avisó que prepara un documento con las 100 medidas que tomó y pidió consensos para que regrese la inversión al sector agropecuario: “El paciente está en terapia intensiva y necesitamos incentivos. Los macroeconomistas clásicos no entienden esto que estamos hablando acá”, insistió.
Seguramente Vilella, que sigue así tratando de despegarse de la política agropecuaria libertaria, no incluirá en ese listado de 100 medidas el cierre prepotente del financiamiento de la Ley Ovina, decidido esta semana por Economía. En los últimos veinte años fue una de las pocas políticas públicas consecuentes que intentaba desencadenar inversiones en el agro. Ahora se quedó sin financiamiento al borde de la desaparición.
Es muy triste: Por más que ahora llene el aire de críticas a los ministros de Economía que no tienen idea de las políticas productivas, fue el propio Vilella quien firmó esta sentencia de muerte de la Ley Ovina.
Se trata de un nuevo ejemplo de la gran hipocresía que rodea la política: cuando los funcionarios forman parte del poder hacen las cosas que luego denuncian cuando se alejan.
Luego de que el vocero presidencial Manuel Adorni anunciara con argumentos falaces (como una supuesta “falta de transparencia”) la derogación del fideicomiso que servía desde 2003 para administrar los recursos de la Ley Ovina (que arrancaron siendo 20 millones de dólares y ahora eran solo de 850 millones de pesos, unos 700 mil dólares apenas), en el Boletín Oficial la Resolución 650/2024 firmada por el ministro Caputo confirmó el final de aquella ley de fomento a la inversión en el campo.
Lo curioso es que en los argumentos, el propio Caputo expuso que la decisión se tomó en base a un informe técnico de la Secretaría de Bioeconomía, en el cual se concluyó que “las condiciones que motivaron la creación del denominado Fondo Fiduiciario para la Recuperación de la Actividad Ovina (FRAO) no se encuentran dadas en el contexto actual”.
Quien firmó ese documento que ahora citó Caputo para eliminar uno de los pocos programas de inversión que existían en el sector agropecuario fue el propio secretario Vilella. Claro, cuando era parte del poder, desbordaba de obsecuencia, y hacía las cosas que ahora, desde el llano, critica.
El informe firmado por Vilella que dio pie a esta decisión tiene fecha 18 de junio de 2024, es decir que el propio ex secretario desoyó todos los argumentos que a esa altura habían desplegado los dirigentes del sector ovino para justificar la continuidad de este programa de inversión y fomento a la actividad ovina.
De hecho, el primer viaje que realizó el ex funcionario a una provincia fue en febrero para participar del Foro Ovino Patagónico en el marco de la exposición rural de Bariloche. Desde entonces Vilella conocía la importancia que tenía para los productores patagónicos estos estímulos. En ese encuentro estaban tanto el presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, como su par de CRA, Carlos Castagnani.
Sin embargo fue quien ahora llora inversiones quien firmó la sentencia: “Esta instancia entiende conveniente propiciar la revocación del Contrato de Fideicomiso que instrumentó el mencionado Fondo Fiduiciario”, escribió Vilella. Y puso su firma debajo.
En ese informe oficia al cual accedió Bichos de Campo, curiosamente, no se exponen argumentos de peso como para justificar semejante discontinuidad de una política pública de fomento a una actividad productiva que fue votada dos veces por el Congreso. Más bien, el informe enumera algunas deficiencias que parecen ser más culpa de la propia administración nacional que de los actores privados, que ahora pagarán las consecuencias.
El mejor ejemplo es que en junio pasado el gobierno de Milei ni siquiera había nombrado al “coordinador Nacional del Régimen cuya designación corresponde a la Autoridad de Aplicación”, es decir la propia Secretaría de Agricultura.
Vilella reconoce además que el Fideicomiso Ovino tenía múltiple control estatal, puesto que existía una Comisión Asesora Técnica (CAT) con representantes del INTA, el SENASA, la Subsecretaría de Agricultura Familiar y un representante del Poder Ejecutivo de cada una de las provincias adheridas. Y que a la vez, en cada una de las provincias los recursos se administraban mediante Unidades Ejecutoras Provinciales (UEPs), donde además de todos esos organismos públicos participaban los representantes de los productores.
“La finalidad perseguida por las UEPs es implementar las líneas de acción determinadas por la Coordinación Nacional”, reconoció el ex funcionario, que también negó que el Fondo Ovino repartiera subsidios que no retornaban al Estado: “En el año 2023 el total de la cartera del FRAO se encontraba constituida por un 84% de Aportes Reintegrables, un 15% de Aportes no Reintegrables y un 1% de una modalidad residual, conocida como artículo 19”, escribió Vilella en ese informe. Es decir que la mayoría del dinero se canalizaba a préstamos.
¿Y entonces en qué se basó el ex secretario para recomendar a Economía que cierre ese fideicomiso? En una serie de “deficiencias importantes” detectadas por una auditoría realizada por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). De ese informe surge que:
- “Se expresan observaciones respecto de la incerteza del cumplimiento de los objetivos tenidos en miras por el programa, ello dada la imposibilidad de evaluar y calificar mejoras verificables en la productividad del sector ovino al cual contribuyera con sus recursos el régimen de fomento”.
- “También es observable la marcada debilidad en la constitución en mora de los beneficiarios del régimen, declarando la caducidad del beneficio en los términos del artículo 20 de la ley 19.549 y sus modificatorias, respecto a los Aportes Reintegrables, por su incumplimiento sobre las condiciones impuestas por el Contrato de Mutuo por el que se instrumentó el crédito”.
- “Además se ha verificado la demora del inicio de las actuaciones administrativas necesarias para la instrucción de juicios ejecutivos que debieron instruirse en defensa del patrimonio fideicomitido por el Estado Nacional, en beneficio exclusivo del sector amparado”.
- “Se suma a ello la falta de fiabilidad en el manejo de la información del universo de beneficios aprobados, resultando incierta la cantidad de acreencias que el FRAO posee”.
- “También debe ponerse de manifiesto, tal lo auditado por la SIGEN, las fallas en el control y ejecución de los proyectos, siendo expresión de ello la falta de sanciones aplicadas a los beneficiarios que incurrieron en incumplimientos”.
- “Otra de las debilidades marcadas por la SIGEN, refiere a las compras y contrataciones realizadas por el Fondo, resultando ejemplificativo de ello la tramitación del expediente N° EX-2023-40014054- -APN-DGD#MAGYP, por donde se renovó el parque automotor adquirido por el Fondo Fiduciario”.
Como se ve en esta enumeración, la mayor parte de las supuestas objeciones que la Sindicatura realizó sobre el manejo del fideicomiso ahora derogado parten de deficiencias de las propias autoridades nacionales, que en todo caso no reclamaba la devolución de los prestamos, o bien presentaban deficiencias en la información.
De hecho, en su informe el propio Vilella mostró que el principal problema de control estaba bajo de sus propios pies, pues la Subsecretaría de Agricultura y Producción Animal informaba 294 beneficios otorgados por un monto total de 159,9 millones de pesos, mientras que “en el sitio web del FRAO se informan un total de 317 beneficios otorgados, por un monto de 175,8 millones”. Es decir que el propio fideicomiso controlaba mejor que el propio Estado.
Este es apenas otro ejemplo de la increíble genuflexión mostrada por el ex secretario de Bioeconomía en su breve paso por la función pública: en vez de corregir las deficiencias en el propio Estado mostraba en la gestión de un programa de inversiones en el sector productivo, firmó su acta de defunción. Se fue sin corregir nada y sin nombrar ni siquiera a un coordinador en ese área.
Patético, ahora increíblemente alza el dedito acusador contra los ministros de Economía que “no entienden”.
Todos deciden atrás de una computadora en Bs As .con la calefaccion a 24 grados.. inútiles a sueldo alto y jubilación asegurada..
Ese fondo nunca se aplicó para lo que originalmente se creo, en Chubut solo se usaba para los grandes productores, y los pequeños y medianos productores no recibieron nada y más en la región extraandina de donde yo vengo y tengo mí hacienda.
No sirve de nada, aumentar las cabezas de ganado si en la provincia no se aprovechan los distintos productos que da el ovino. Por ejemplo: la fábrica textil en el parque industrial de Trelew, hoy cerrado. Argentina no puede competir con los países que han hecho las cosas bien desde un principio y que hoy son grandes productores de lana y carne, como puede ser australia.
No alucinemos que en los 16 años de Kirchnerismo se hicieron las cosas bien en el sector agropecuario, hubo más inversión, si, pero no hubo buena gestión de esos recursos, mala gestión que tuvo el difunto ex gobernador de Chubut das neves, en resumen, se robó toda la plata de los chubutenses, hoy su esposa tiene departamentos a su nombre en casi todo el país.
excelente
Este cínico inútil estuvo 7 meses mudo y cuando lo echaron se pasó 2 días haciendo catarsis por todas las radios que le dieron micrófono….Vilella vuelva a la universidad, cierre la boca y siga viviendo de nuestros impuestos …caradura
Es un chiste? Hipócritas son los dirigentes de la SRA, que aplauden a un psicópata
Si 12 millones de ovinos hay en el pais y lo divido por los u$s700.000.- para “ayudar” a productores para aumentar la producción etc.,. y comparo la cifra resultante por animal, demuestro que las retenciones a la carne ovina y lana , con un dolar irreal (estatal) que además tiene menos valor por las retenciones …es una burla que los gobiernos le hacen a la producción agraria y ganadera y ademas de compararnos con Papua, Costa de Marfil, Bielorrusia, Kazajstán y las Islas Salomón… No pretendo que se subvencione la producción agraria como en Europa pero entiendo que hayan retenciones en algún producto en épocas de guerra o alguna crisis.