Las restricciones hídricas y las heladas barrieron buena parte de la cosecha prevista en el segundo estado brasileño productor de trigo, mientras que en el primero el juego “sigue abierto”.
El Departamento de Agricultura del estado brasileño de Paraná indicó que la proyección actualizada de cosecha de trigo de la presente campaña es de 2,58 millones de toneladas.
“En términos de volumen, son 1,20 millones de toneladas que dejarán de recolectarse respecto de la cifra potencial estimada inicialmente en 3,80 millones”, indicó el último informe oficial de evolución de cultivos del estado de Paraná.
En cuanto a Rio Grande do Sul, las autoridades agrícolas de este estado indican que el cultivo evoluciona favorablemente y se espera –hasta el momento– una cosecha de 4,06 millones de toneladas.
Sin embargo, debido a las inundaciones catastróficas ocurridas en mayo pasado, la siembra del trigo en Rio Grande do Sul se atrasó y el cultivo está más expuesto a lluvias torrenciales que arruinen la calidad del grano en plena cosecha.
La cuestión es que el último informe oficial publicado por la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) proyecta para Paraná y Rio Grande do Sul una cosecha de trigo de 3,07 y 4,18 millones de toneladas respectivamente.
Con tales números, el estimado de producción nacional de trigo realizado por Conab es de 8,80 millones de toneladas, mientras que si se consideran las proyecciones realizadas por los departamentos agrícolas de ambos estados del sur de Brasil la misma se reduce a 8,23 millones de toneladas.
En tal escenario, Brasil tendría que incrementar las importaciones de trigo de calidad panadera en el ciclo comercial 2024/25 o bien reducir las exportaciones previstas –mayormente integradas por trigo forrajero– para redireccionarlas hacia el mercado interno.
El trigo argentino, paraguayo y uruguayo destinado a Brasil goza de una ventaja competitiva al no tener que abonar el Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur (10%). Vale recordar que en el año 2019 el gobierno de Jair Bolsonaro implementó, en el marco de una excepción arancelaria del Mercosur, una cuota anual de 750.000 toneladas de importación de trigo libre del AEC.
Las previsiones de producción han cambiado, los stock mundiales no cubren las demandas crecientes, los precios deben reaccionar y ser congruentes con estos indicadores, que las bolsas no los manejen a su libre albedrío.