Los medios que se paran en la vereda opositora a la de los medios oficialistas (tristemente de ambos lodos se ha perdido la capacidad de estar en el medio, como debería suceder con los medios), en las últimas horas claramente incrementaron mucho las expectativas sobre esta protesta agropecuaria, con grandes títulos que decían “protesta del campo por la falta de gasoil”.
Pese a la exageración, no faltaron a la verdad, porque este jueves en San Antonio de Areco medio centenar de productores rurales bonaerenses realizaron una reunión para protestar, además de por la escasez de ese combustible, por la abundancia de incertidumbre en la que desempeñan su tarea, que es producir granos o hacienda en una de las regiones más fértiles del planeta. Fue allí que Martín Vivando, uno de los dirigentes que convocó a este mitin, lanzó la frase que abre esta crónica y que resume bien el estado de ánimo de los presentes: “Este tiene que ser un país donde se pueda ser feliz trabajando y no donde la única tranquera de salida sea la de Ezeiza”, dijo.
Claramente esa frase angustiante representa a muchos de estos productores, que pertenecen a un grupo de sociedades rurales del norte bonaerense que suele mostrarse díscolo con las entidades formales de la Mesa de Enlace, y que se retoban ante los ritmos parsimoniosos con los que el campo suele definir sus modos de protesta.
Los productores se habían convocado a las 9 en la rotonda del viejo acceso a San Antonio de Areco, en la vieja ruta 8 y la ruta 41, a metros de una YPF Agro que recién estaba reponiendo los faltantes de gasoil de los últimos días, aunque todavía vendía con cupos, por las dudas. Pero la lluvia, los 30 milímetros que sin prisa ni pausa cayeron desde anoche sobre esta geografía del norte bonaerense, los obligó a mover el lugar de reunión a uno de los galpones de la cooperativa local, donde una hora y media después se realizó un breve acto.
Allí el presidente de la sociedad rural anfitriona, Martín Sturla, se calzó los anteojos debajo de la boina roja para leer a los presentes, unos 50 productores llegados desde varias localidades de toda esta región, un documento que habían consensuado las rurales rebeldes de Carbap, entre las que tallan con más fuerza la de San Pedro, Baradero, Rojas, Capitán Sarmiento, Arrecifes, Vedia y Junín, entre otras.
El documento tiene un tono mucho más político que descriptivo de la crisis del gasoil, que el ministro y candidato Sergio Massa asegura ya está en vías de normalización, aunque aquí los productores desconfíen. “Los que nos llevaron a esta situación nos ofrecen quedarse cuatro años más. Agotado el modelo de parche, estalló a la vistas de todos. El gasoil solo constituye un ejemplo donde el cinismo esconde la tragedia de la decadencia argentina”, resume el escrito, para regocijo de los medios que han perdido el eje y que todo lo ponen en el marco de una disputa política.
Pero Sturla explicó a Bichos de Campo que, aunque lloviese gasoil, la angustia que sienten sería la misma, porque son muchas las cosas que generan incertidumbre e insatisfacción en este grupo de productores. El documento menciona que este gobierno ha distorsionado los mercados, aprieta a los operadores de carnes, desabastece con trabas los insumos básicos del sector (aquí se habló también de la escasez de urea). Y sobre todo criticó a Massa porque “dilapida los recursos públicos sin otro interés que acceder a los espacios de poder”.
Afuera del galpón seguía la lluvia, pareja, soñada, como hace muchos meses que no se veía luego de un interminable y doloroso periodo de sequía. “Esta lluvia va a demorar un poco la logística del gasoil y nafra”, explicó Sturla, en referencia a que los pisos barrosos detendrán la tarea de siembra de soja y maíz, principal fuente de ingresos de la economía argentina.
“El campo enterrará este año 25 mil millones de dólares para mantener la producción. La vida, la salud o la seguridad pende de un hilo sin combustible. Sin el, los alimentos no se trasladan, ni las escuelas rurales funcionan, y hasta colapsa la vida urbana”, definió el documento leído en la breve asamblea agropecuaria.