En el presente ciclo 2022/23 la matriz comercial del maíz a nivel global cambiará para siempre luego de una “jugada maestra” implementada por el gobierno chino.
China históricamente comenzó a abastecerse de maíz en EE.UU. y Ucrania, pero con el primer país mantiene un disputa comercial –y conflicto político latente por la cuestión de Taiwán–, mientras que el segundo se encuentra comprometido por una contienda bélica con Rusia (nación aliada al gobierno de Xi Jinping).
Así es como a fines del año pasado China comenzó a importar maíz originado en Brasil y está gestionando también la posibilidad de abastecerse con cereal argentino en algún momento de este año.
En ese marco, un informe del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) señala que “algunos analistas creen que China puede llegar a importar 18 millones de toneladas de maíz brasileño en 2023, lo que impactaría severamente el comercio con EE.UU.”
Vale aclarar que 18 millones de toneladas es lo que estima el USDA que importará China en todo el ciclo 2022/23, lo que implica que los asiáticos implementarían un auténtico “enroque” de proveedores.
La cuestión es que China no es un cliente menor de EE.UU., porque representa alrededor de un cuarto del total de los embarques del cereal, lo que obligaría al país del norte –en tal escenario– a redireccionar exportaciones hacia otros destinos, algunos de los cuales podrían tener “billeteras” poco abultadas. Es decir: los precios FOB del maíz estadounidense no saldrán indemnes el “enroque” chino.
Ese fenómeno estructural se presenta en un momento poco oportuno: una sequía histórica que barrió buena parte de la cosecha prevista de maíz argentino, lo que también comenzó a reflejarse en los valores FOB del cereal embarcado en Rosario.
Según el USDA, Brasil va camino a lograr una súpercosecha de maíz 2002/23 de 125,5 millones de toneladas para generar una oferta exportable en la campaña de 47,0 millones de toneladas. Sin embargo, vale recordar que la mayor parte de los embarques se concretan en el segundo semestre del año.
En definitiva: la consolidación de la demanda china de maíz sudamericano en desmedro del estadounidense tendería a reconfigurar el sistema de formación de precios internacionales del cereal para dañar al grano embarcado en Golfo de México, el cual, vale recordar, es el activo subyacente de los futuros de maíz negociados en el CME Group.
Un documento del USDA revela la (¿peligrosa?) dependencia que tiene el agro de EE.UU. con China
buena razon para que baje Chicago y nos vuelvan a abrochar