Las estadísticas que maneja la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) muestran que la Argentina figuraba -en 2022, último año con estadísticas globales, dentro de los 25 principales países pesqueros, con 835 mil toneladas de capturas, equivalentes al 1% de la captura global. Sin embargo, su oferta de peces de criadero era ínfima, con apenas 6 mil toneladas. El país ni siquiera entra en el radar.
Esto va a contramano totalmente del escenario internacional, donde por primera vez en la historia la FAO observó que la producción de peces en criaderos ya superó a la captura de peces en ríos y mares.
En el anuario global 2022, el organismo internacional calculó que “la producción pesquera y acuícola mundial aumentó hasta los 223,2 millones de toneladas, de los que 185,4 millones de toneladas correspondían a animales acuáticos y 37,8 millones a algas”. El 89% de esa producción se destinó a consumo humano, lo que equivale a un promedio por habitante de unos 20,7 kilos en 2022. El resto se destinó a usos no alimentarios, principalmente a la producción de harina y aceite de pescado.
Ese mismo año la producción acuícola mundial alcanzó los 130,9 millones de toneladas, valoradas en 312.800 millones de dólares. Esto representó el 59% de la producción sumada entre pesquera y acuicultura. De ese volumen, la acuicultura continental proporcionó 62,6% de los recursos y la marina y costera, el 37,4 %. En otros términos, 11,8 kilos de los 20,7 kilos consumidos tuvieron origen en un criadero.
Como en cada análisis de este tipo, el organismo de la ONU realizó una proyección a diez años de distancia, es decir para 2032. Para ese momento estimó que la producción general de ambas pesquerías sumadas (la cría más la captura) debería incrementarse un 10 %, alcanzando 205 millones de toneladas. De nuevo, la producción de criadero crecerá más rápido que la pesca convencional, aumentando 17 % en comparación con el 4% de las capturas.
En este escenario promisorio, y pese a todas las eternas promesas de que la acuicultura en la Argentina pegará un enorme salto porque tiene todas las condiciones para que así suceda, el informe del organismo internacional desecha por completo esa posibilidad.
De hecho, a la hora de arriesgar los números de la Argentina para 2032, el organismo calculó que la pesca de captura crecerá 5,8% en esos diez años, hasta 903 mil toneladas; mientras que la oferta de peces de criaderos se mantendrá estable (mejor dicho, se reduciría 0,4%), para permanecer en el rango de 6.000 toneladas.
Este es el gráfico:
Sin embargo, y a pesar de estas predicciones Ariel Belavi, referente nacional de acuicultura del INTA, sigue viéndole oportunidades a Argentina. “Nuestro país tiene mucho potencial por su amplia variedad de condiciones naturales y la capacidad técnica para dar respuesta a estas demandas. La acuicultura se presenta como una actividad promisoria que permitiría un aumento de la producción de productos de origen acuático”, aseguró.
En el país, la actividad acuícola recae en dos especies especificas: Por una lado el pacú, producido fundamentalmente en el NEA, y por el otro la trucha Arco Iris, de la zona de la Patagonia.
La FAO parece ignorar que solo esta última especie tiene una proyección de producción de 6.500 toneladas para 2024 y de 10 mil toneladas para 2025, dada la cantidad de ejemplares ya sembrados. mientras que la mejillón tiene una proyección de producción para 2025 de 5 mil toneladas, conforme a las semillas sembradas y a los proyectos de inversión.
El especialista de INTA asegura que también se perfilan en crecimiento las producciones de surubí, dorado, boga, pejerrey, erizos, algas y centollas.