Se supone que el hecho de tener una compañía petrolera estatal debería ser una ventaja porque la misma estaría orientada a cubrir cuestiones estratégicas más allá de cuán rentables sean o no.
Pero en los hechos, al menos analizando el caso de YPF en la Argentina, eso está bastante lejos de cumplirse, porque, si bien todos los integrantes del sector energético saben que en esta época del año explota la demanda interna de gasoil, nadie movió un pelo para garantizar el acceso a ese insumo clave.
Lo más trágico es que la retórica oficial sigue, adicionalmente, estando muy lejos de la realidad cotidiana de las decenas de miles de productores, contratistas rurales y transportistas que están desesperados porque no puede realizar su trabajo normalmente al no disponer de gasoil suficiente.
“YPF informa que está garantizado el abastecimiento de gasoil para los consumidores del canal mayorista”, indicó con firmeza la compañía el pasado 29 de marzo.
“En especial, a través de sus más de 100 distribuidores YPF AGRO con presencia en todo el país, la compañía garantiza el acceso al gasoil a los productores agropecuarios”, añadió sin duda alguna.
Pero la realidad se llevó por delante a esas aseveraciones porque los problemas de desabastecimiento de gasoil, en lugar de morigerarse, siguieron aumentando desde entonces.
“YPF está haciendo sus máximos esfuerzos de producción, importación y logísticos para sostener la creciente demanda de gasoil en un contexto de escasez internacional de combustibles”, dijo hoy martes la empresa, con un tono mucho más prudente y, cuando no, buscando a un posible culpable de la situación, que en ese caso sería el mercado internacional.
“La compañía aumentó su oferta de gasoil en el mercado durante el mes de marzo y los primeros días de abril, alcanzando los mayores niveles de oferta de los últimos diez años. Estos números reflejan el compromiso de YPF con los distintos canales y consumidores del mercado”, añadió la empresa estatal.
Por el momento, esos mayores esfuerzos están lejos de ser palpables en el mercado, donde, gracias a la escasez, los valores en el mercado mayorista fueron desregulados de facto para alinearse con los presentes en el mercado internacional.