La política infantil que se practica en la Argentina ahora escribe su propio capítulo sobre Vicentín, la aceitera exportadora que a principios de diciembre anunció que estaba bajo “estrés financiero” y dejó de pagar sus cuentas, provocando un ataque de pánico y múltiples trastornos entre los cientos de acreedores, que van desde pequeños chacareros y cooperativas que le entregaban granos hasta el Banco Nación, que financió demasiado generosamente a esa empresa y tiene en juego créditos por más de 19.000 millones de pesos.
El capítulo Vicentín de la política idiota que se practica en la Argentina arranca un mes y medio después del inicio de la crisis. No el 3 de diciembre de 2019 (cuando ya se sabía quienes eran los acreedores de la empresa) sino recién cuando el peronismo gobernante se da cuenta y ordena a los medios oficialistas y alguno de sus funcionarios salir a denunciar la situación. ¿Qué situación? Que el BNA es el principal acreedor de la empresa y que eso nos perjudica a todos los argentinos, porque se trata de un banco público.
Ni el peronismo ni los medios oficialistas se preocupan, en este descubrimiento tardío, de lo que sucede con un montón de pequeños acreedores desplegados a lo largo de la cadena agrícola, y que en conjunto acumulan un pasivo mayor que el de los bancos oficiales, ya que el BAPRO (que es provincial pero también público) también había participado del festival de financiamiento a esta compañía, una de las pocas de enseña nacional que participa del comercio de granos y subproductos.
“El robo del siglo”, es el título de tapa de Página/12 jugando con el título de una película que acaba de estrenarse. El diario, veterano en investigaciones sobre corrupción, recién el 24 de enero descubre lo que todo el mundo sabía desde el 3 de diciembre: que el Banco Nación era el principal acreedor de Vicentín. Y lo mismo sucede con otros importantes medios de comunicación o periodistas ligados al peronismo gobernante. De pronto todos descubren lo que se sabía hace más de 50 días. Pero no hablan del resto de los damnificados, porque no les interesa. Solo les interesa construir un relato funcional a sus intereses.
En este relato, primero, la culpa del desfalco es de Mauricio Macri, el anterior presidente, que permitió junto a “sus amigos” en el poder, en especial el economista Javier González Fraga, el presidente del Banco Nación en ese periodo de gobierno, que esa entidad bancaria prestara más dinero que el recomendable a la aceitera de Alberto Padoán y Cia. Sucede que además se descubre que el empresario es uno de los principales aportantes a la campaña electoral de Cambiemos. Touché. El menú está servido.
Según esta lectura infantil de la historia, la conspirativa, una entidad bancaria centenaria le lega a prestar una suma importante de dinero a una gran empresa nacional solo porque se lo ordena un presidente, que además es financiado en la política por uno de los directivos de esa empresa. La explicación es lineal, digna de una serie de Netflix. En la trama no hay gerentes, ni análisis de factibilidad, ni una historia común que excede a los gobiernos. Hubo corrupción, probada antes de comenzar a investigar. Y listo. No hay nada más que hablar.
Tanta es la saña que ponen los medios oficialistas en denunciar esta conspiración planetaria entre Macri y Vicentín, tanto su esmero por demoler al enemigo, que hasta la propia compañía -que hasta aquí viene comunicando poco y nada- se ve obligada a emitir un parte de empresa para aclarar los tantos.
Para contestar las acusaciones de la política idiota, la empresa explica dos cosas que habrá que ver si son ciertas, pero que parecen bastante creíbles. Dice que:
- “Nuestra deuda no fugó del país, sino que está invertida en bienes productivos, que junto con el trabajo de nuestra familia, instalada en el norte de la provincia de Santa Fe desde 1929 y el de nuestra gente, nos permitirán, con mucho esfuerzo, salir adelante”.
- “El Banco de la Nación Argentina fue siempre, desde hace más de 50 años, la Institución Financiera más importante para Vicentin y a lo largo de los distintos cambios de gobierno siempre se ha manejado de manera Institucional. Lamentamos mucho que se ponga en tela de juicio la actuación de esta Institución que manejó una realidad compleja, a nuestro entender, de la mejor manera posible”.
Sin dejar de marcar que es muy posible que el Banco Nación haya sido demasiado descuidado y generoso al prestarle tanta plata a Vicentín -cosa que muy pronto se sabrá gracias la sumario interno que iniciaron los nuevos directores-, resultaba como demasiado obvia la siguiente jugada de la política berreta: instalado el desfalco al banco público, la reacción oficial contra Vicentín debería ser ejemplificadora.
Es allí entonces que la política ‘progre’ sale inmediatamente a instalar una idea que la fascina desde hace rato: recrear una Junta Nacional de Granos (JNG) que le permita al Estado participar del comercio de los principales productos de exportación que tiene el país. Refundar una JNG. Jamás se los escucha a estos personajes proponer ideas semejantes en tiempo de bonanza y paz social. Salen ahora, que el cuerpo de Vicentín están agonizante y se presume que habrá carroña para repartir.
Pero en concreto, previsibles, ya hubo algunas espadas del peronismo que salieron a exponer la posibilidad concreta de que el BNA y el BAPRO recuperen el dinero que perdieron en Vicentín (como si ya lo hubieran perdido y no existiera el derecho comercial para recuperar al menos parte de esos pasivos) mediante una “estatización” de los activos en poder de esa compañía.
Leer también: Estatizar Vicentín, la propuesta del Frente de Todos para recompensar al Banco Nación
Era de manual. Uno de los que habló es Francisco Paco Durañona, ex intendente de San Antonio de Areco y ahora senador provincial por el Frente de Todos. Pero son muchas las voces infantiles de quienes reclaman que es el momento oportuno para dar el zarpazo. La jugada parece haber sido un tanto premeditada:
Pero estos políticos que construyen sus imperios desde los bares de la política, siguen igual: nada dicen estos promotores de la estatización de que la aceitera del norte de Avellaneda acumula un pasivo calculado extraoficialmente en más de 1.000 millones de dólares, de los cuales solo 250 millones corresponden al Banco Nación. ¿Y con el resto qué hacemos? ¿Permitimos que los pequeños chacareros que entregaron su soja a Vicentín o a acopios que actuaban de intermediarios reciban acciones y manejen una participación mayoritaria de la nueva Junta de Granos? Ah no, cierto que lo que suceda con ellos no era tan importante. Lo importante era solo pegarle a Macri y aprovechar la situación para hacer la revolución.
Mientras la política idiota avanza con sus disparates, en esta novela de aldea subdesarrollada que bien podría ser retratada en una novela de Gabriel García Márquez, la empresa Vicentín aseguró estar abocada “las 24 horas, 7 días a la semana, a explorar distintos caminos de salida de su situación, priorizando la puesta en funcionamiento nuevamente de sus activos, que permitirá mantener las fuentes de trabajo y refinanciar los pasivos de manera razonable”.
Y frente a la evidente embestida de los revoltosos que propalan sus ideas desde los medios oficialistas, también ha recibido la aceitera señales de apoyo desde la economía real.
Por ejemplo, también se conoció un comunicado del Centro Industrial y Comercial de Reconquista. Y hubo otro pronunciamiento de pequeñas y medianas empresas vinculadas al norte de Santa Fe. “Nos preocupa que habiendo tomado el tema tan amplia difusión, seguramente por la magnitud del problema, la opinión pública se lleve una versión tergiversada de la realidad”, dijeron esos empresarios sobre el caso Vicentín, expresando su confianza en “una solución razonable” a la crisis empresaria.
Ver Sumando Cabezas: Los damnificados por Vicentín comenzaron a reunirse para armar una causa común
Una solución razonable, a esta altura de la declaración de “estrés financiero” de la agroexportadora y cuando faltan pocos días para que puedan comenzar a llover pedidos de concurso de acreedores (con el final de la feria judicial), sería tratar de evitar un final de catástrofe para muchas Pymes y productores rurales de todo el territorio santafesino. Trabajar ordenadamente para que cada uno recupere, incluyendo el Banco Nación, la mayor parte del dinero que le corresponde. Tanto ruido político sin duda que no ayuda a que suceda eso.
También la política madura debería tratar de evitar el impacto social de este mega default. Es decir ocuparse de que la empresa aceitera pueda continuar trabajando, porque de eso también depende mucha gente, muchas fuentes de trabajo.
En ese sentido, trascendió un borrador de la que será la propuesta de Vicentín a sus acreedores: Al parecer la aceitera apunta sus cañones a seguir en operaciones. Y en manos de sus dueños originales.
La prioridad es esa. Ver cómo seguimos trabajando. Todos, incluido el Banco Nación. Recién después de que hayamos podido llevar algo de tranquilidad a las verdaderas víctimas de la situación de Vicentín podremos comenzar a hablar de que la culpa fue de Macri o de la necesidad de volver a recrear una Junta Nacional de Granos. No habrá nada más interesante que hacerlo. Pero después.
Hola Matias.
Si la banca pública es acreedora de tal magnitud en un emprndimiento privado, significa que vos, yo o cualquier otro argentino tiene el derecho y hasta la obligacion de opinar y proponer acciones pues somos casi como socios de estos muchachos de la aceitera.
No creo q sea infantil q el pueblo quiera hacer suyo lo q es suyo…
Es una posibilidad y es tan valida como las otras. No son saludables las descalificaciones.
Cuantas cooperativas y producctores fueron y son victimas de este sistema financiero voraz que año tras año se viene fagocitando todo lo q encuentra para satisfacer su apetito especulador…
Cuantos emprendimientos fueron licuados por los bancos y repartidos entre los ganadores de este sistema imperfecto.
Si en esta patria el sistema financiero fuese descuidado y generoso con todos los productores, no solo con los pescados mas grandes, el pais estaria mas poblado y con mas productores.
Pero eso no es lo q pasa…
Pasa q los q ganan no quieren devolver lo q pidieron prestado…ni a vos ni a mi ni a los productores q se podrian beneficiar a los q el banco no los trata ni descuidadamente ni generosamente.
En fin. Bienvenidas las propuestas sobre como administrar la cosa pública…
Q hayan desaparecido miles de productores, entre otras causas por este sistema financiero q no fue descuidado y generoso con ellos, es porque no hubo la suficiente opinion publica o consenso social para q ello sucediera.
Faltan opiniones y hacedores para una patria grande. No para un paisito con pocos juagadores q se quedan con lo q es de todos.
Si la grandeza se hace con el esfuerzo de todos…es de todos la grandeza.
Abrazo
Patricio
Cuándo los gastos de estructura superan por varios años o ejercicios sus ingresos Aparecen los problemas pasó con FACA paso con SanCor empresas Cooperativas que como pequeño productor adherí,, pero cuando la Salsa es más cara que el pescado….
Come pescado sino pasa esto.
En cuanto a la JNG siempre fue un desastre lo que no robaban se “pudría “,km de sorgo,girasol,maíz a la intemperie a nadie le importaba el Estado o Sea Nosotros pagaba todos los desastrosos manejos de estos Mafiosos….disfrazados de Progresistas…
Muy lamentable todo esto, es una empresa que tiene una deuda con un banco, que tendrá arreglar o en el banco ejecutar garantias. Lo que es lamentable que directores politicos, que nunca hicieron nada, salgan hablar publicamente de una empresa nacional que esta manteniendo una estructura productiva en el pais.