Distintas asociaciones vinculadas a la producción porcina han decretado que esta, la semana que va del 18 al 24 de noviembre, sea considerada a partir de ahora como “la Semana de la Milanesa de Cerdo”. Obviamente que la intensión del sector privado es difundir esa manera de consumir ese tipo de carne. Hoy es muy incipiente la penetración que tiene esa variedad de milanesa en el mercado. Pero hace unos años ni siquiera existía.
De milanesas de cerdo se consumen apenas entre 250 y 300 gramos por habitante y por año, siendo que el consumo de diferentes carnes en milanesas llega actualmente a los 11 kilos anuales per cápita. Por eso la aspiración del sector porcino al promocionar las milangas de cerdo es que el consumo de esta variante se incremente 1 kilo por año y por habitante.
“Esto equivale a 46.500 toneladas de pulpa de jamón, uno de los cortes que queremos promover (El año que más exportamos fueron 42.000 toneladas)”, explicaron los organizadores de esta movida, que son la Mesa de Desarrollo Porcino con la adhesión de Pormag y la Federación Porcina Argentina. Como la producción de carne porcina total se ubica en torno a las 800 mil toneladas, estamos hablando de 5% de ese total.
Luego, como para empezar con la propaganda de tan tentador plato, explicaron que “el cerdo que producimos es un animal joven y de carne muy tierna”, así que bien se podría comparar con la carne de ternerita.
Pero el argumento más efectivo es que esas milanesas son “de jamón”, pues ciertamente se utiliza ese corte del cerdo para su elaboración.
Esa carne, según esta promoción, “es sana, con baja cantidad de grasa y a su vez, los ácidos grasos que tiene en más de un 50% son saludables”, así como “es muy barata, pues estamos con una diferencia de precios a la milanesa vacuna entre el 20 y 35%”.
Como argumento adicional, se indicó que la milanesa porcina “rinde mucho ya que la carne de cerdo no se achica”.
Todo es cuestión de precios relativos y de poder adquisitivo de la población. El cerdo, al no ser el preferido de la dieta de los argentinos, siempre tiene que estar mínimo 20% abajo que la carne vacuna, lo cual es bastante factible dados los costos de producción de unos y otros. También tiene que ver con la oferta y demanda y con las exportaciones. Pero el consumo de carne de cerdo puede aumentar aún más su participación dentro del consumo interno, siempre y cuando su precio sea menor que el de vaca, porque a igualdad de precios el “gusto” argentino siempre va a estar en primer lugar con el vacuno.