La frase “me importa un comino” es una forma de expresar que algo nos importa poco o pensamos que carece de importancia.Dicen que el origen de esta expresión proviene de Francia, donde la planta de comino estaba considerada una plaga que no servía para nada.
Con el correr de los siglos, ahora la Humanidad sabe que el comino no es una planta inútil e invasiva. Originaria de la cuenca del Mediterráneo, y difundida luego por América, es una especie anual que puede llegar a alcanzar una altura de más de 1 metro. Y se ha convertido en una especie comercial porque sus frutos se utilizan como una especie que “tiene un característico sabor amargo y un olor fuerte y dulzón gracias a su alto contenido en aceites”.
Como especie comercial, hay agrónomos e investigadores que trabajan en ella. Y este es la historia que contó el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) que no debería “importarnos un comino”. Se trata de una larga historia de mejoramiento del cultivo en la Argentina, que acaba de dar frutos.
El Estado Argentino, a través del INASE, es el responsable de aprobar y registrar las diversas variedades de cada cultivo o especie vegetal. En el caso del comino, se anotó un primer cultivar en 1983. “En ese tiempo, un equipo de investigación del INTA liderado por Hugo Ratti, creó la primera variedad fitogenética del país y de la región”. Se llamaba Sumalao I.
La noticia es que ahora, 40 años después y luego de un minucioso trabajo de selección y estabilización del material original, el INTA Catamarca inscribió la segunda variedad de comino (Cuminum cyminum L.). Le pusieron de nombre Valle Viejo INTA.
“A escala nacional no existía ninguna variedad de comino inscripta”, expresó Hugo Sánchez, especialista del INTA Catamarca y uno de obtentores de la nueva variedad. Y agregó: “Entre las características más relevantes, se trata de una semilla nueva creada y generada en el INTA Catamarca. Esta variedad es la única a nivel nacional y me animo a decir a nivel regional”.
La investigación se realizó en Catamarca porque esa es una de las zonas productoras de este especie. Allá el ciclo del comino comienza alrededor del 15 de mayo y culmina a mediados de octubre.
Es una planta anual, herbácea, que puede medir de 40 hasta 120 centímetros de altura. Sus hojas glabras (sin pelos), ordenadas en forma de roseta, son pinnadas o bipinnadas. Al segundo año se desarrollan de 1 a 3 tallos carenados. Las flores, de 5 pétalos, son pequeñas y blancas agrupadas en umbelas compuestas. El fruto es un diaquenio, de 3 a 6 milímetros, levemente curvado, de color marrón y posee un olor característico.
“Valle Viejo INTA se destaca por tener un rendimiento a campo de 1000 kilos por hectárea, que supera ampliamente la media nacional de 350 kilos por hectárea”, indicó el especialista del INTA quien detalló que es una planta de porte pequeño, que no supera los 45 centímetros de altura, con flores rosadas y fruto glabro (sin pelo).
“En la historia del cultivo, este es el segundo comino que se inscribe”, dijo Sánchez quien aclaró que “el primero fue registrado hace 40 años y, con el paso del tiempo, ese cultivar se degradó y contaminó, por lo que dejo de sembrarse y se perdió el material genético”.
La inscripción en el Registro Nacional de Cultivares del INASE habilita ahora su difusión. “Sabemos que este material tiene características distintivas con potencialidad productiva muy superior a la media de los rendimientos alcanzados y otros parámetros, como por ejemplo el rendimiento en aceite esencial”, destacó el investigador. Por eso consideró que “contar con un material genético de calidad representa un salto tecnológico”.
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Lo que sigue es la certificación, un paso que le permitirá al productor tener la seguridad de conocer qué está sembrando. “Por eso esta nueva variedad es una oportunidad, ya que en la región de Sudamérica el consumo de comino es muy grande. Podemos convertirnos en los principales abastecedores y tenemos las condiciones para serlo”, expresó el especialista del INTA.
Con relación a la demanda de las semillas de comino, Sánchez consideró que “la provincia está posicionada como referente y, si bien no todo el mundo está dispuesto a pagar por un material genético que tiene un costo diferencial, la demanda existe y por ello la importancia de la difusión”.
El equipo de investigadores del INTA dedicado al estudio de las aromáticas está integrado por Maximiliano Zamboni, Luz Lopez y Hugo Sánchez. Todos, desde hace varios años, se enfocan en el desarrollo del comino.
Felicitaciones a INTA Catamarca, por la nueva semilla de Comino.
Muy buena e interesante la información. Sirve para entender el sacrificio de la gente de campo y apreciar los verdaderos valores de nuestro campo argentino. Un aplauso para esa gente que tanto bien hace al País y que debiera darse a difusión. Muchas gracias