Durante años, muchos pensaron que los bioinsumos eran más una promesa que una realidad. Pero la ciencia brasileña acaba de dar un golpe de autoridad: Mariangela Hungria, investigadora de Embrapa Soja, fue galardonada con el Premio Mundial de la Alimentación 2025, considerado el “Nobel de la Agricultura”.
El Embrapa es el instituto técnico agropecuario de Brasil, un equivalente del INTA que el gobierno argentino buscó destruir. Brasil, además, es el gran productor y consumidor de bioinsumos, reflejo de los técnicos de Argentina y todo el mundo.
El reconocimiento será entregado en la noche de hoy 23 de octubre en el Capitolio de Iowa, Estados Unidos, y celebra “el impacto positivo de su investigación y su contribución al desarrollo de insumos biológicos para la agricultura brasileña”.
“Me siento increíblemente conmovida al recibir este premio, pero debo enfatizar que no estoy sola”, dijo Hungria. “Este premio también es para mis compañeros de trabajo, estudiantes, exalumnos; en resumen, para todos los que creyeron en este sueño. Y, sobre todo, para Embrapa, una institución pública cuyo objetivo es que las inversiones se traduzcan en beneficios para la sociedad”.
La científica recuerda que Embrapa creyó en su investigación durante cuatro décadas, incluso cuando hablar de bacterias fijadoras de nitrógeno o coinoculación parecía ciencia ficción. “Hoy, el sueño se ha hecho realidad: Brasil emerge como líder mundial en el uso de bioinsumos en la agricultura”, resumió.
Hungria ha dedicado más de 40 años a estudiar la microbiología del suelo. A partir de ese trabajo se lanzaron más de 30 tecnologías que cambiaron la manera de producir soja, maíz, trigo y legumbres en el país. Su investigación permitió sustituir total o parcialmente los fertilizantes químicos por microorganismos capaces de fijar nitrógeno, sintetizar fitohormonas o solubilizar fosfatos y rocas potásicas.
“Obtuvimos resultados revolucionarios al demostrar que la inoculación anual de soja con Bradyrhizobium aumenta en promedio un 8% el rendimiento”, explica. “Y lo más relevante es que se logran altos rindes sin necesidad de fertilizantes nitrogenados”, agrega.
Ese hallazgo cambió la lógica de producción: el 85% del área cultivada con soja en Brasil ya aplica la técnica, según datos del Embrapa.
La investigadora también fue pionera en la co-inoculación de soja, combinando bacterias fijadoras de nitrógeno con bacterias promotoras del crecimiento vegetal (Azospirillum brasilense). En apenas una década, la práctica se adoptó en el 35% del área sojera brasileña, y solo en 2024 permitió ahorros por 25 mil millones de dólares al evitar el uso de fertilizantes nitrogenados.
“Además del beneficio económico, el uso de estas bacterias ayudó a mitigar, en 2024, la emisión de más de 230 millones de toneladas de CO₂ equivalente”, destacó Hungria.
Su equipo también desarrolló inoculantes para porotos, maíz, trigo y pasturas, incluyendo una tecnología lanzada en 2021 que permite reducir en un 25% la fertilización nitrogenada del maíz mediante la inoculación con A. brasilense.
“Existe una creciente demanda mundial de alimentos, pero con sostenibilidad. Debemos producir más y mejor, con menos impacto: menos insumos, menos agua, menos tierra, menos esfuerzo humano y menos contaminación”, explica la científica.
En su visión, la agricultura del futuro debe alinearse con los principios de “Una Salud”, la gobernanza ESG y la agricultura regenerativa. “Este enfoque busca producir más con menos, garantizando un desarrollo verdaderamente sostenible”, resumió.
El director general de Embrapa Soja, Alexandre Nepomuceno, destacó el papel de Hungria en ese cambio de paradigma: “Es un privilegio contar con su experiencia. Brasil es líder mundial en el uso de bioinsumos, aprovechando su biodiversidad para reducir costos y emisiones. Que Mariangela reciba el PMA es un merecido reconocimiento a su trayectoria de excelencia”.
Por su parte, la presidenta de Embrapa, Silvia Massruhá, subrayó el valor simbólico del premio: “Ver a una mujer investigadora de Embrapa ser reconocida con el Premio Mundial de la Alimentación es un orgullo para todos. Refuerza el papel de la ciencia brasileña en la construcción de una agricultura más sostenible y debe inspirar a otras mujeres a seguir sus sueños”.
Mariangela Hungria nació en San Pablo en 1958 y se crió en Itapetinga. Desde chica, decía, se sintió atraída por la tierra, el agua y el aire. Estudió Ingeniería Agronómica en la Esalq/USP, realizó una maestría en Suelos y Nutrición Vegetal y un doctorado en Ciencias del Suelo en la UFRRJ.
Su tesis doctoral la escribió en Embrapa, invitada por Johanna Döbereiner, la científica que revolucionó la agricultura tropical al descubrir la fijación biológica del nitrógeno (FBN).
Hungria integra la Academia Brasileña de Ciencias, la Academia Mundial de Ciencias y la Academia Brasileña de Ciencias Agronómicas. Desde 2020, figura entre los 100.000 científicos más influyentes del mundo, según la Universidad de Stanford, y en 2025 fue destacada como la número uno del mundo en Ciencias Vegetales y Microbiología por el sitio Research.com.






Ahi te das cuenta como Brasil nos pasa el trapito en varios ámbitos… y como el productor de granos arhentino es un burro que tracciona pero no estudia, no se supera en conocimientos del suelo y la biología y el estado les permite usar agrotóxicos a lo tonto…. atrasamos demasuado y contaminamos….