El cierre de facto del registro de exportaciones de trigo, en el marco de un sistema de “autorregulación” con “responsabilidad social” reconocido por los propios integrantes de la cadena, no es gratis en términos de generación de divisas y pérdida de ingresos para los empresarios agrícolas.
“El registro de exportaciones de trigo, si bien teóricamente está abierto, está cerrado porque –tal como sucedió el año pasado– no pueden registrar nuevas operaciones”, explicó hoy Enrique Erize, analista de mercados agroalimentarios y presidente de Nóvitas, durante la jornada virtual “A Todo Trigo 2021” organizada por la Federación de Centros de Acopiadores de Cereales.
Erize explicó que eso implica que, al quedar los exportadores retirados del mercado, la “pulseada” quedó mano a mano entre productores y molinos.
El problema, indicó el analista, es que existe un problema de “localización” en el mercado, porque la mayor parte de los molinos están ubicados en el sector norte de la región pampeana, mientras que la mayor parte de la oferta disponible de trigo 2020/21 se encuentra en las zonas sur y sudeste de Buenos Aires.
Erize recordó, por ora parte, que la capacidad de pago de la industria molinera se encuentra limitada porque debe financiar con recursos propios la harina comercializada con destino a consumo familiar en el marco del programa de precios máximos (“Precios Cuidados”).
“¿Qué pasaría si el registro de exportaciones de trigo no estuviese cerrado? La exportación, sin considerar la protección del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur, podría colocar trigo argentino a un valor del orden de 350 u$s/tonelada en Brasil, lo que permitiría a los productores vender trigo en Bahía Blanca a 250 u$s/tonelada. ¿Por qué no tenemos hoy ese precio? Porque que el mercado está cerrado”, remarcó.
“Los productores que quedan más desprotegidos con el esquema actual son los del sur y sudeste bonaerense, que cosechan en el mes de enero, cuando los que están al norte de la ruta nacional 7 ya levantaron y vendieron entonces buena parte de su producción”, añadió.
Ayer miércoles, según datos de la plataforma Sio Granos, el valor promedio del trigo condición cámara entregado en Bahía Blanca fue de 20.998 $/tonelada (226 u$s/tonelada al tipo de cambio comprador BNA), mientras que en Quequén fue de 18.905 $/tonelada (204 u$s/tonelada).
En cuanto a las intenciones intervencionistas que vienen manifestando algunos funcionarios del gobierno nacional, el presidente de Nóvitas señaló que, a causa de los desmanejos realizados durante la gestión de Guillermo Moreno como secretario de Comercio Interior, la producción argentina de trigo cayó a niveles tan bajos que en octubre de 2013 el valor interno del cereal llegó a registrar el nivel más elevado de la historia. “Coherencia por favor: si no saben, pidan ayuda, que hay mucha gente en el sector dispuesta a darla”, apuntó en referencia al gobierno nacional.
El analista resaltó que el Mercosur “no está pasando por un buen momento”, algo que no parece relevante en la actualidad por los elevados precios internacionales de los granos, pero que, con valores normales, la eventual desaparición del AEC del 10% para el trigo extra-Mercosur ingresado a Brasil generaría una pérdida de competitividad considerable para el cereal argentino.
Por otra parte, en la actual coyuntura interna, Erize recomendó a los productores que sigan regularmente los niveles de registraciones de exportaciones de trigo (DJVE) y de ventas realizadas, dado que esos dos factores son esenciales en el esquema de “autorregulación” vigente.