La presidenta del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Diana Guillén, admitió que el organismo se encuentra revisando las estrategias de acción respecto a la influenza aviar H5.
Guillén habló con Génesis Rural sobre el caso de la Avícola Santa Ana en Corrientes y negó la responsabilidad del Senasa en la destrucción de los huevos instrumentada esta semana, además de justificar las acciones realizadas en el marco de la emergencia sanitaria.
El funcionario dijo que Santa Ana se encuentra dentro del perifoco de 10 kilómetros alrededor de un foco activo de influenza aviar H5 detectado en San Cosme, Corrientes.
“El plan de contingencia nos indica que cuando una empresa comercial está dentro del perifoco, para sacar productos desde adentro de la granja la empresa debe solicitar autorización al Senasa y se deben hisopar (los animales); si el hisopado da negativo, prosigue”, explicó Guillén.
“A veces las empresas prefieren que el inspector del Senasa no ingrese al lugar donde están las aves para hacer el hisopado porque podríamos ser vehículo del virus; en esos casos, entregamos los hisopos sellados y supervisamos el procedimiento a través del veterinario acreditado en el lugar”, añadió.
En el caso de Santa Ana, Guillén dijo que, una vez realizado ese procedimiento, se remitió la muestra al Laboratorio central del Senasa, localizado en Martínez (Buenos Aires), donde el resultado del PCR fue positivo a influenza aviar.
“A partir de ahí el tema se judicializa y el Senasa empieza a trabajar en base a las instrucciones del juez, dando respuesta a los pasos que el magistrado nos va dictando. El juez solicita una segunda muestra, que da negativa, y luego el Senasa solicita una tercera muestra al terminar los 14 días, que es el período que internacionalmente se considera que es el incubación del virus, lo que se estaría cumpliendo este jueves (20 de abril)”, dijo Guillén.
“A partir de este momento, lo más importante es detectar la fuente del virus, porque eso nos va a permitir entender qué medidas de contención podemos implementar”, señaló.
Con respecto a los huevos destruidos, la funcionaria dijo que “el juez autorizó la interdicción, con lo cual, al estar interdictados, no se pueden mover. En la empresa había productos de otras granjas que no tenían nada que ver (con la medida sanitaria) y que no estaban interdictados, que el Senasa dejó salir de la empresa”.
“Cuando nos dicen en Santa Ana que no tienen más capacidad para almacenar los huevos, comunicamos a la empresa que tienen dos opciones: conseguir un lugar para acopiar, que va a estar interdictado, o destruir; la empresa eligió la destrucción en lugar de buscar un lugar de acopio; no fue una orden de Senasa la destrucción”, aseguró Guillén.
“Ante la interdicción existen dos opciones: se consolida un lugar donde se mantiene el producto que no va a poder ser movilizado o se destruye; esta última opción es la que eligió la empresa”, remarcó.