El Mercado del Valle nació en 2018 como una propuesta del INTA Trevelin con la idea de colaborar con los productores de la zona, brindando un espacio para la comercialización y para incentivar la producción local. Hoy el mercado cuenta con 10 productores estables, aunque el grupo es dinámico y va cambiando en función de la disponibilidad de productos que haya.
El horario es acotado ya que están solo los sábados de 10:30 a 12:30. Sin embargo, cuentan, han logrado una excelente respuesta de la comunidad: se armó una clientela fija que acompaña y sostiene el espacio todo el año y hasta llevan sus propias bolsas, tal como los mismos productores les han pedido. Y un dato interesante: al cliente le interesa no sólo la posibilidad de comprar alimentos agroecológicos sino que también se acercan para conversar con los productores y despejar dudas, intercambiar recetas, experiencias y contactos.
Hoy en el mercado se venden los siguientes productos: verduras y conservas, harina de trigo integral, plantines de hortalizas, flores y aromáticas, mezclas de hierbas deshidratadas, aceites saborizados, aceite esencial de lavanda y subproductos cosméticos, dulces con fruta de la zona, jarabe de sauco, sahumos, plantas de interior, miel, polen, propóleo y cera de abejas. Según la época del año y la capacidad productiva también se acercan productores de fruta fina, leche de vaca, huevos y hongos de pino.
El mercado nuclea emprendimientos de Trevelin, Esquel, Los Cipreses, Lago Rosario y Corcovado. Actualmente el acompañamiento del INTA es en aspectos administrativos y en el hecho de prestar el espacio físico todos los sábados.
“Nos decidimos por una producción agroecológica porque implica estar alineados con ciertos principios que no se circunscriben solo a no usar agrotóxicos, sino que engloban una filosofía de vida más amplia”, explican Huenú Mastonardi, Elizabeth Domínguez, Antonia Beale, Mariana y Matías, que son algunos de los integrantes.
“Esto implica vivir en armonía con la naturaleza, una metodología de comercio justo tanto para el consumidor como para el productor y una relación con la producción que busca respetar el ambiente, cuidando y regenerando el suelo como eje fundamental para conseguir alimentos sanos y producciones sostenibles en el tiempo”.
-¿Cómo nace esa toma de conciencia?
-En la mayoría por decisiones personales con respecto a cambiar hábitos y llevar una vida más saludable. Por otro lado, nuestros emprendimientos nacen también de la preocupación de poder tener acceso a comida de calidad, ya que la mayoría de los alimentos que se consiguen en la zona vienen de otras provincias y son producidos con uso de agroquímicos. Empezamos con ese click, pero el cambio sigue cada día. Cada uno de nosotros seguimos generando experiencias para fortalecer el modelo agroecológico, que mejor se desarrolle en nuestra zona. Así el cambio de conciencia siempre evoluciona y se mueve con la espiral de crecimiento.
-A pesar de que se habla mucho de los agroquímicos, se siguen usando…
-Hay mucho desconocimiento respecto al potencial que tienen las producciones agroecológicas, no solo a que tienen igual o en algunos casos mejores rindes de producción sino también respecto a todos los otros beneficios a largo plazo para la salud de las personas y de los suelos que se utilizan para producir. El uso de agroquímicos responde a un modelo cortoplacista que contempla más la cantidad y rentabilidad económica que la calidad nutricional y la sostenibilidad.
-¿Qué implica el camino de la agroecología?
-Un cambio de cabeza. Darnos cuenta de que somos lo que comemos y cosechamos lo que sembramos, en el amplio sentido de la frase. Si no cuidamos el suelo, el aire y el agua, ya vemos las consecuencias: enfermedades, desertificación, calentamiento global, pobreza, desigual acceso a los alimentos sanos, y un largo etcétera. Lo importante es tomarnos el tiempo cada uno, cada una, y pensar cómo y dónde queremos vivir. Y no sólo a futuro, ¡hoy!
“Hemos llegado a un punto en que no solo está bien cuidar el agua y la tierra sino que necesitamos ir un paso atrás y remediar el daño ya hecho: hay que regenerar el suelo y limpiar el agua. Por eso, en estos momentos es clave que se trabaje con agroecología, que siempre busca fortalecer, regenerar y equilibrar la vida”, se despiden.