A esta altura nadie puede decir que los investigadores del INTA no están al día con la innovación técnica. Entre sus últimos trabajos está el ensayo realizado por especialistas del INTA 9 de Julio, en Buenos Aires, que descubrieron que el suero de leche, aplicado como un fertilizante, puede mejorar el rendimiento del trigo en hasta un 40%.
El suero de leche, que se obtiene durante la elaboración de quesos tras la coagulación de la leche, suele usarse como alimento para la producción porcina, si es que no se descarta. La Agencia de Extensión Rural (AER) del INTA 9 de Julio intentó buscarle un uso alternativo y experimentó con el producto en el Laboratorio “Los Cardales”.
“Realizamos una experiencia con una variedad de trigo sensible a enfermedades (DM Algarrobo) para tratar de visualizar su acción como bioprotector y también como biofertilizante”, explicó Luis Ventimiglia, jefe de la experimental del INTA. El lactofermento aplicado se obtuvo mediante un proceso de fermentación anaeróbica a partir de suero de leche, al que se le sumaron algunos productos minerales y melaza.
El ensayo comenzó en verdad para verificar si el producto tenía propiedades fungicidas. Por eso el terreno se dividió en dos lotes, uno recibió tratamiento y el otro no. Ambos sectores recibieron la misma fertilización a base de fosfato monamónico, urea y sulfato de calcio.
A su vez, ambos lotes se dividieron en seis parcelas diferentes. Una funcionó como testigo y en las otras cinco se administraron distintas proporciones del bioproducto para analizar la incidencia en el cultivo.
“Si bien pudimos apreciar que el producto no tuvo un efecto importante en el control de las enfermedades que se presentaron (mancha amarilla, roya de la hoja y roya amarilla), observamos un mejor comportamiento del trigo en el rendimiento, a medida que se utiliza mayor cantidad del lactofermento o cuando el mismo se aplica en forma secuencial”, señaló Ventimiglia.
“Existió un efecto del bioproducto en el metabolismo de la planta que permitió que se potenciara el rendimiento sustancialmente y esto pudo quizás mitigar indirectamente la acción negativa de enfermedades”, agregó el investigador.
Otro aspecto a destacar del trabajo es que a pesar de la acidez del lactofermento -4,5 de pH-, no produjo un quemado foliar, incluso en las dosis más altas. Las plantas mostraron un color intenso que los especialistas atribuyeron a los nutrientes que se aportaron en el laboratorio.
“Esta experiencia proviene de un ensayo exploratorio, pero no caben dudas que la información obtenida abre puertas para nuevas investigaciones que permitan ratificar los resultados obtenidos y seguir avanzando en esta línea de trabajo”, remarcó Ventimiglia.