La suba de los precios internacionales de los granos mejoró de manera notable la capacidad de compra de las empresas agrícolas argentinas, aunque buena parte de la renta de las mismas quede en manos del Estado por efecto de las “doble retención”.
En marzo pasado se patentaron 70 cosechadoras en el mercado argentina, una cifra casi 95% superior a la registrada en el mismo mes de 2020, según datos aportados por la división de Maquinaria Agrícola la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara).
El dato es que la mayor parte del crecimiento se explica por una suba considerable de las ventas de equipos John Deere, que se triplicaron el mes pasado respecto de las ventas realizadas un año atrás.
En cuanto a los tractores, en marzo se patentaron 446 unidades, lo que representa un crecimiento interanual del 225%. Si bien John Deere volvió a ser la marca de tractores más elegida el mes pasado, el mayor crecimiento lo registró Pauny, que vendió 110 equipos versus 19 un año atrás, mientras que New Holland colocó 65 tractores versus 15 en marzo de 2020.
La disponibilidad de tractores y cosechadoras en la Argentina es limitada en función de la demanda existente, dado que las autoridades económicas del gobierno argentino implementaron en el último año crecientes restricciones cambiaria para habilitar el ingreso de equipos importados o piezas destinadas a ensamblaje local.
La creciente depreciación del peso argentino (“atraso cambiario”) junto con las restricciones para comprar divisas vienen promoviendo una aceleración de las compras de maquinaria agrícola y camionetas, parte de la cuales, en algunos casos, también resultan impulsadas por el acceso a financiamiento en pesos con tasas de interés negativas.
Ventas récord de sembradoras y pulverizadoras ¿Pero por qué no de cosechadoras y tractores?