En julio pasado el Índice de Costos elaborado por la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) exhibió un incremento del 3.7%, la segunda más alta del año. En lo que va de 2019, el aumento de los costos del sector roza el 23% y llega al 60% si se contabilizan los últimos 12 meses.
“El camión es un eslabón fundamental para la cadena productiva nacional; sin embargo, tiene que afrontar costos en alza para salir a la ruta”, advirtió esta entidad empresaria. A la vez informó que el aumento de julio se explica a partir de variaciones en los rubros Personal y Combustibles, fundamentalmente.
Tras la desaceleración en junio de 2019 (0.56%) y en un marco de inflación mayorista y minorista, julio se muestra como la segunda suba más fuerte de 2019 tras la de 8.6% de marzo, y luego de las subas consecutivas de abril (2.40%) y mayo (2.81%).
Según analiza el Departamento de Estudios Económicos y Costos de FADEEAC, las variaciones de los precios en el gas-oil resultan atenuadas por el desdoblamiento del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL). Si dicha recomposición se hubiera aplicado en forma establecida, el incremento del gasoil debiera haber sido del orden del 2.5%, con lo que el Índice de Costos hubiera superado el 4% en julio.
Vale destacar que la suba del dólar durante los primeros días de agosto puede redoblar las presiones sobre el combustible, dado que debe tenerse en cuenta el actual esquema de semi-dolarización que rige la conformación de precios en el mercado interno.
Desde la desregulación del mercado de hidrocarburos en 2017, el gasoil se incrementó más del 135%, lo que impacta cada vez más en las estructuras de costos del transporte y agrava la ecuación económico-financiera de las empresas. Se debe a que el combustible es el insumo de mayor gravitación del sector, en particular en media y larga distancia: girando cerca del 40% de la estructura de costos.
Según el informe de FADEEAC, los costos de la actividad volvieron a tomar ímpetu en julio en un contexto económico recesivo y crítico en muchos corredores. Como consecuencia, se registran caídas en los volúmenes transportados para el consumo masivo, la industria y la construcción, por ejemplo. En tanto, la positiva cosecha del agro aliviana la actividad en el transporte de cereales y oleaginosas, que, no obstante, sigue procurando un reconocimiento de los cuadros tarifarios vigentes.
En el sector del transporte, de acuerdo a esta visión, se registran una menor inversión en equipos y la baja del consumo de gasoil. A su vez, para el autotransporte de cargas hay una agravante extra, que es la carga impositiva del orden del 40%, las altas tasas de interés y la incertidumbre cambiaria, lo que va pone en riesgo su competitividad.