De familia de arroceros brasileños, el ingeniero Renato Arns llegó desde Uruguaiana a la provincia de Corrientes allá por la década de 1990. A través de programas de fomento realizados por el gobierno local para atraer inversores extranjeros, ingresó al país con la intensión de seguir produciendo arroz aquí. Pero esto no fue sencillo y aunque hoy maneja orgulloso su estancia “El Remanso”, debió esforzarse durante muchos años para poder hacer represas que permitieran regar eses cultivo y aplicar tecnología en esa región cercana a Curuzú Cuatiá.
“Los campos acá eran mucho más baratos que en Brasil. Costaban un 10% o 15% de lo que valía uno allá. Nosotros compramos este campo y lo empezamos a explotar con lo que sabíamos hacer, que era arroz. Pero en esa época había muy pocas arroceras de represa, una tecnología diferente a la de río. Creo que fuimos los primeros acá del sur de la provincia en hacerlo”, recordó Arns durante una charla con Bichos de Campo.
Uno de los principales obstáculos era que los campos locales poseían una larga tradición de ganadería extensiva. Con la llegada del arroz, numerosos interrogantes surgieron en relación con su interacción. Sin embargo, para el brasilero la respuesta era clara: con el tiempo había que integrar ambas producciones.
“Hoy hacemos ganadería sobre arroz. Es una ganadería diferente, muy intensiva y de alta producción y rendimiento”, afirmó el ingeniero.
-¿De qué modo se integran?- le preguntamos.
-Se integran principalmente porque cuando sale el arroz, se hace un verdeo o un rygrass que da una mano muy buena para el invierno, y en verano se hacen otras pasturas estivales, como grama rhodes o sorgo. Hay incluso otras posibilidades como maíz.
-Entonces en la rotación con el arroz entran a jugar muy fuerte las pasturas que intensifican la ganadería.
-Aparte de la pastura, la propia paja del arroz tiene dos utilidades grandes. Una es que el rastrojo es una comida excelente porque después del arroz, cuando se cosecha temprano, viene el rebrote. Ese es un pasto excelente que a la hacienda le encanta, y con la paja hacemos rollos. Hoy nosotros somos productores de rollos de paja de arroz y los vendemos. Es una fibra de bajo valor proteico pero de alto rendimiento. Es una fibra muy buena y a un costo interesante.
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Los años que Arns le dedicó a su trabajo lo llevaron incluso a ver cómo Corrientes se convirtió en la principal provincia productora de arroz del país, desplazando de ese lugar a Entre Ríos.
“Hoy Corrientes está por lejos adelante. Tiene tierras muy abundantes, muy buena provisión de agua y es una provincia atractiva. Aparte tiene un suelo fantástico, de una riqueza que los argentinos acá no se dan cuenta. El argentino local no sabe que está sobre un diamante al que falta pulirlo”, exclamó el productor.
-¿Por qué cree que es así? ¿Queda mucho por desarrollar en esta zona?
-Yo creo que es un tema cultural. Acá tuve bastante dificultad para convencer a algunos vecinos que siembren, que hagan represa en conjunto conmigo, y creo que también va un poco por el tema económico. El arroz en la época que inició tenía otro precio, era un producto muy valorado que se vendía a un cambio interesante. Hoy está complicado exportar arroz, más por el cambio que tenemos en Argentina, porque cuando exportamos arroz recibimos un cambio oficial.
-Un dólar subvaluado.
-Sí. Va un poco por el tema económico y cultural también, porque la gente, el ganadero típico, es uno que se aferra, que se agarra a las tradiciones. Tampoco está mal. Pero si quieren sacar más por hectárea tienen que ir a la intensificación. Y si usted quiere intensificar la ganadería, sí o sí va a pasar por la agricultura, no hay otra forma. O tenés que comprar todo de afuera, granos, maíz, pellets, y el costo no te conviene. Hoy si un ganadero me viene a preguntar qué hacer, le digo habilitá una 100 hectáreas de verdeo, hace una gramínea, hace algo que por sí sola ya le va a levantar los índices ganaderos de una forma muy interesante.
-¿Ustedes no se arrepienten de haber venido a la Argentina de todos modos?
-No, en lo absoluto. A mí me encanta la Argentina. Es un país que tiene mucho por hacer. Yo soy ingeniero y un ingeniero tiene que ingeniar, tiene que hacer y acá hay mucho por hacer.
-Acá ponemos a prueba el ingenio a cada hora y a cada momento.
-Sí. Yo digo siempre a los amigos que un campo con esta calidad en Brasil, por ejemplo, no estaría no utilizado. En Brasil la cultura agrícola tuvo que ir al norte, a campos de bajísima calidad. O sea, no podemos comparar. Brasil explotó en producción agrícola en campos pobres.
-Conquistando nuevas zonas.
-Sí, pero no podés comparar un campo de Mato Grosso con un campo acá. Acá si tenés agua y fósforo, tenés todo. El trigo anda re bien, el maíz, la soja, el algodón, el girasol. Ya lo probamos todo. Todo anda muy bien en este tipo de tierra. La argentina es un país bendecido por Dios. Tienen hasta la Pampa Húmeda, que son las mejores tierras del mundo. Los regímenes de lluvia, la humedad, hace que la pampa húmeda sea el oasis agrícola del mundo. Es un país que tiene tanto y para los argentinos es marginal.
-¿Por eso hay que poner cada vez más ingenio? ¿Cambian las ecuaciones cuando uno les pone ingeniería, cultivos y agricultura?
-Sí, pero todo va a la par del precio. Si la soja no tuviera retenciones acá estaría lleno de soja seguro, tanto en el sur de corrientes como en el norte de Entre Ríos.
-¿Entonces condicionamos la posibilidad de un desarrollo agrícola con la propia economía?
-Cualquier emprendimiento viene a la par de los costos y los beneficios. Uno no va a hacer una inversión para habilitar tierras si la agricultura que hará no paga la inversión. Pero también podemos mirar del otro lado. O sea, está el costo de la oportunidad. En las épocas malas hay que sacar provecho de la crisis.
Renato Arns es un ejemplo de empuje y tecnologia. digno hijo de don Ulric Arns de uruguayana quien tanto nos ayudo y enseño en el cultivo del arroz. argentina necesita mas colonos como ellos