Si bien el ritmo de comercialización de soja argentina se normalizó en función de la media histórica, de aquí para adelante el panorama para la oleaginosa se torna bastante más complejo.
Al 28 de diciembre pasado, según el último dato oficial disponible, las ventas de soja 2021/22 sumaban 35,24 millones de toneladas, una cifra equivalente al 80,1% de la cosecha del período. Se trata de una proporción equivalente a la registrada en las últimas tres campañas para la misma fecha del año.
A pesar de los estímulos ofrecidos por el régimen del “dólar soja”, en el cual el valor de la oleaginosa llegó a superar los 100.000 $/tonelada, aún quedan 2,88 millones de toneladas “abiertas” con precio a fijar.
En lo que respecta a la exportación de poroto, para el ciclo comercial 2021/22 ya se comprometieron embarques por 5,63 millones de toneladas, según las Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) registradas hasta el momento.
Los embarques declarados de harina de soja vienen mucho más atrasados con registraciones oficiales por 22,32 millones de toneladas a la fecha, producto de la caída del volumen de la soja procesada por la industria aceitera.
Los últimos datos oficiales muestran que el procesamiento de soja en lo que va del ciclo comercial 2021/22 (que comenzó en abril del año pasado) fue de 27,74 millones de toneladas versus 29,99 millones en el mismo período de la campaña inmediata anterior.
La posibilidad de completar el “bache” de oferta interna con importaciones de soja paraguaya se encuentra limitada por el desastre productivo registrado en la nación guaraní, donde la cosecha 2021/22 fue de apenas 4,00 millones de toneladas versus 9,51 millones en 2020/21.
Entre abril y noviembre de 2022 –último dato oficial– el ingreso al país de soja instrumentado por la industria argentina en el marco del régimen de importación temporaria fue de 2,71 millones de toneladas versus 3,69 millones en el mismo período de 2021.
En los próximos dos meses la originación de mercadería por parte de la industria aceitera será una tarea por demás complicada luego de la finalización del régimen especial del “dólar soja”.
A partir de marzo debería estar disponible la producción paraguaya de soja , la cual, si bien en principio podría lograr una cosecha del orden de 9,0 millones de toneladas, esa cifra está condicionada por la aparición de lluvias abundantes en las próximas dos semanas.
Vale recordar que la importación de soja –al igual que cualquier otro insumo o producto– está condicionada por la buena voluntad del gobierno nacional a través de múltiples barreras regulatorias y cambiarias, las cuales vienen perjudicando la actividad en muchos rubros de la economía que no acceden a divisas al tipo de cambio oficial para concretar importaciones.
En cuanto a la cosecha argentina de soja de primera, que ingresa a partir del mes de abril, la producción está muy comprometida porque muchas zonas clave están atravesando una sequía histórica.