El último reporte del Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER) arroja un panorama mixto para la campaña de soja 2025/26 en la provincia litoraleña. Según el informe publicado este viernes 26 de diciembre, la superficie proyectada para el cultivo de soja en todo el territorio entrerriano es de 1.150.000 hectáreas, un área en la cual la soja de segunda representa el 65% del total estimado, con unas 750.000 ha, mientras que la soja de primera alcanza 400.000 ha (35%), un fenómeno que ratifica la creciente importancia de las siembras tardías en el ciclo agrícola local.
El informe técnico señala que la soja de primera ya fue implantada en su totalidad a nivel provincial, y que el avance de siembra de la soja de segunda se ubica en aproximadamente 80 por ciento. Si se considera la implantación total proyectada, el avance ronda el 87%, equivalente a alrededor de 1.000.000 ha sembradas, con cerca de 150.000 ha aún por implantar en distintas regiones entrerrianas.
Los técnicos del SIBER destacan en el documento que la distribución de las precipitaciones en las últimas semanas ha mostrado marcadas diferencias geográficas: mientras que el centro y norte de Entre Ríos registraron lluvias acumuladas superiores a los 100 mm, que generaron retrasos en las labores de campo, el extremo sureste de la provincia experimentó menores montos pluviométricos, lo que favoreció el desarrollo normal de las tareas agrícolas.
El informe alerta que en los sectores norte y este el avance de la soja de segunda es inferior al 70%, y que, debido al exceso de humedad en el suelo, será necesaria la resiembra de un porcentaje significativo de lotes, como consecuencia de problemas de encharcamiento y la aparición de enfermedades fúngicas como el damping off, que comprometen la emergencia de las plantas.
Además, los especialistas del SIBER advierten que, a raíz de los elevados registros pluviométricos en el norte provincial, es muy probable que parte de la superficie destinada a soja de segunda no llegue a implantarse, ya que la ventana de siembra está próxima a cerrarse y en muchos lotes no sería posible el ingreso de maquinaria agrícola durante un período estimado de 7 a 10 días.
Este contexto climático y productivo obliga a técnicos y productores a monitorear con atención la evolución de los cuadros, con la expectativa de ajustar decisiones agronómicas y de manejo, frente a una campaña que combina mayores superficies bajo cultivo con desafíos logísticos derivados del clima.
En los departamentos del extremo sureste entrerriano, donde las precipitaciones fueron más moderadas, los tractores pudieron avanzar con relativa normalidad. Allí, las labores de implantación de soja de segunda transcurrieron con menor interrupción y los productores lograron ingresar a los lotes con la maquinaria necesaria sin los retrasos que se observan en otros sectores. Esta diferencia, perceptible al recorrer rutas como la 14 o la 12 hacia el sur provincial, refleja que las lluvias no fueron un enemigo tan contundente como en otras zonas.

Contrariamente, en los departamentos del norte y del este de Entre Ríos —incluidos territorios como Federación, San Salvador, Concordia y Colón— la abundancia de agua complicó la implantación. Según los técnicos del SIBER, en estas áreas el avance de la siembra de soja de segunda se ubicó por debajo del 70 por ciento de lo planificado, debido a que los excesos hídricos impidieron el ingreso de maquinaria y provocaron la necesidad de resembrar lotes que quedaron encharcados. Esto se traduce en que productores de esas regiones deban dilatar las tareas o replantear estrategias de manejo en campos donde el piso no les dio tregua.
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La foto provincial, entonces, es heterogénea. Mientras los productores del sureste celebran haber podido avanzar a buen ritmo, los del norte y este luchan contra el agua acumulada en los suelos y las enfermedades fúngicas que brotan en condiciones de humedad prolongada. Esto no solo ralentiza las labores, sino que también pone en discusión cuánta superficie de soja de segunda terminará efectivamente implantada antes del cierre de la ventana de siembra, dado que en muchos potreros no sería posible el ingreso de equipos durante al menos una semana más.




