Hasta el momento se registraron embarques argentinos de trigo 2022/23 por 8,90 millones de toneladas. Sin embargo, menos de la mitad de esa cifra se terminaría realmente embarcando en ese período comercial ¿Por qué? Veamos.
En noviembre de 2022 la Secretaría de Agricultura otorgó una prórroga excepcional de 360 días corridos a las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE-360) de trigo con período de embarque comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 28 de febrero de 2023.
Eso permitió trasladar los permisos de exportación del cereal 2022/23 a los primeros meses de la próxima campaña 2023/24, de manera tal que las empresas no tuvieran que salir a originar trigo para cumplir con los embarques declarados ante la Secretaría de Agricultura.
El pasado 19 de abril se procedió a extender por 360 días la prórroga de las DJVE de trigo con inicio de embarque comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 31 de julio de 2023. Adicionalmente, se estableció que la Secretaría de Agricultura podrá otorgar una prórroga excepcional de hasta 180 días corridos para las partidas registradas a partir de agosto de 2023.
En ese marco, gracias a los sucesivos traslados de DJVE instrumentados por el gobierno argentino, los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimaron que en el presente ciclo comercial 2022/24, que finaliza en noviembre próximo, Argentina embarcará no más de 4,0 millones de toneladas,
“Una suma de 2,7 millones de toneladas ya fueron embarcadas, tomando datos hasta el 31 de julio de 2023, por lo que restan despachar 1,3 millones entre agosto y noviembre inclusive. Teniendo en cuenta lo mencionado, quedaría como remanente un saldo pendiente de exportación de 4,9 Mt, a cubrir con la cosecha de la campaña próxima”, explica la BCR en un informe.
Hasta el momento, según el último dato oficial disponible (26 de julio), la exportación había adquirido 6,70 millones de toneladas de trigo 2022/23, de los cuales 1,49 millones corresponden a operaciones con precio “a fijar”. Es decir: aún sin considerar las nuevas adquisiciones o fijaciones por realizar en los próximos meses, los exportadores ya están holgadamente “sobrecomprados” en trigo “nuevo”.
Semejante stock remanente de la campaña 2022/23 permite que la exportación pueda iniciar el ciclo 2023/24 con enorme tranquilidad, lo que explica, en gran medida, la escasa volatilidad de precios –tanto FOB como FAS– que viene mostrando el cereal argentino.
Tampoco ayuda el hecho de que Brasil se haya consolidado en las últimas campaña como un exportador “tempranero” del cereal que recolecta en el presente mes de agosto.