Hace unos días Bichos de Campo participó de un acto llamativo e inusual, al menos en las geografías en las que solemos transitar: poniendo inicio a la campaña algodonera local, y ufanándose de haber recuperado el primer lugar entre las provincias productoras de algodón, el gobierno de Chaco lanzaba la nueva campaña de ese cultivo con la entrega gratuita de 55 mil bolsas de semillas. ¿Gratuita? Sí, pero la movida tiene cierto sentido.
La semilla de marras, que se distribuye entre cientos de pequeños productores, es “certificada” y proviene de la única y principal proveedora de semillas de la región, la empresa Gensus. Esto he hecho crecer de manera significativa la proporción de semilla legal que se siembra con esta autógama, y que triplica en formalidad a otros cultivos como la soja y el trigo. Pero además se ha impedido el avance de variedades transgénicas que no tienen aprobación en el país, y que sin embargo se habían “filtrado” hacia el campo.
“Aquí está comenzando la siembra, algo que se da a partir del mes de octubre. En este sentido, lo que lanzamos este esquema de acompañamiento al productor algodonero, el pequeño y mediano productor de la provincia del Chaco, con políticas públicas y un programa de asistencia directa del Gobierno de la provincia”, nos contó Sebastián Lifton, el ministro local de la Producción del Chaco, que acompañaba en el acto al gobernador Jorge Capitanich.
Luego de hacer esperar a los productores durante un par de largas horas, ambos celebraron que en la campaña 2021/22 Chaco se volvió a ubicar como primera provincia productora de algodón, un puesto que había cedido durante varios años a Santiago del Estero.
Mirá la entrevista:
-¿Me explica que son esas bolsas que están allá atrás?- le preguntamos a Lifton.
-Esas que vemos atrás presentadas son bolsas de semillas de primera multiplicación certificadas, de producción propia a través de diferentes semilleros por parte del Ministerio de Producción del Chaco, y que nos ha permitido en 1.400 hectáreas de semilleros generar 55.000 bolsas que serán distribuidas a 918 productores algodoneros, pequeñas y medianos productores. Nuestra intención es entregar semillas de calidad y certificadas, de diferentes variedades que incluso las hemos trabajado y desarrollado con el INTA. Esto nos permite generar ese acompañamiento al pequeño y mediano productor, que de otra manera muchas veces no puede alcanzar, por los costos que implica, contar con una semilla certificada.
-¿Es decir que si no tuviera el apoyo oficial, el productor acudiría a un mercado informal de semillas o al Uso propio?
-Acudiría a un mercado informal, de baja calidad no fiscalizada, lo cual genera problemas hacia el resto de la cadena y el resto de los productores. La verdad que es algo sobre lo cual venimos trabajando para erradicarlo totalmente. Una de las maneras de hacerlo es acompañar a productores con semillas totalmente sin costo, con semilla y combustible, con una inversión superior a los 400 millones de pesos por parte de la provincia, de las cuales 120 millones se financian a través de los fondos de la Ley que se conoce como el Fondo Algodonero y el resto con presupuesto provincial.
-¿Y es cierto que Chaco volvió a ser la principal productora de algodón?
-El monitoreo por imágenes satelitales nos permite determinar cada uno de los lotes donde hubo producción algodonera y tener una validación real de la cantidad de hectáreas al final de cada campaña. Más allá de la estimación previa que uno realiza, hemos ratificado haber superado las 200.000 hectáreas en la campaña anterior, lo que nos permite volver a ser la principal provincia productora de algodón en la Argentina. La Mesa Lanera Nacional lo ha ratificado.
-¿Pero la buena noticia es que vuelve a crecer el algodón?
-Eso es lo importante. El 80% de la producción se concentra ante Santiago del Estero y la provincia del Chaco, ratificando que existe acá un polo productivo muy importante, con una capacidad de desmonte muy importante, y una cadena de valor y una industria de confección que ha comenzado a dar su primera pasos en la provincia, con inversiones realmente muy importantes con la generación de empleo y lo que ello implica en el marco de el derrame positivo que genera una industria cuando se instala en alguna provincia del norte. La verdad que nosotros nos hemos planteado como objetivo fortalecer a la producción algodonera, no como un cultivo social, como muchas veces se lo domina, sino que entendemos es un cultivo industrial, porque cuando incrementamos la superficie era cuando logramos un mayor volumen de producción y eso tracciona hacia adelante.
Para la próxima siembra, aunque depende mucho de las lluvias, en la provincias se podrían volver a sembrar las 200 mil hectáreas del ciclo anterior o inclusive superar esa cifra.
Mientras tanto, ya se distribuyeron las 55 mil bolsas de semilla fiscalizada mediante el Programa Semilleros. La iniciativa abarca a productores de hasta 400 hectáreas, quienes reciben semillas como para cubrir un total de 80 hectáreas y también hasta 700 litros de gasoil en dos etapas. Fueron tres las variedades distribuidas: NuoPal, DP1238 y Guazuncho 4, todas de alto valor germinativo. La meta es que contribuyan a mejorar los rendimientos por hectárea y la calidad fibra.
“El esquema de asistencia que lleva adelante el gobierno provincial es único en su tipo a nivel país en lo que respecta a acompañamiento al sector al tiempo que permite fortalecer la producción y los rendimientos. Para este ciclo, serán un total de 918 los pequeños y medianos algodoneros inscriptos en el Sipach (Sistema Informático de Productores Agrícolas Chaqueños) que accederán a la ayuda, a lo que se suma la entrega de gasoil para los trabajos de laboreo de la tierra y destrucción de rastrojos”, indicó la información oficial.
El programa ya tiene algunos años. El Ministerio de Producción había repartido 65 mil bolsas en los últimos dos años, una cifra que ahora se incrementó a 55 mil solamente para el ciclo 2022/23. Desde la implementación de este programa, el rendimiento promedio histórico en la provincia se fue incrementando, pasando de los 1.500 kilos por hectárea a 2.200, con buenos resultados en el proceso de desmote y mejoras muy marcadas en cuanto a la calidad de la fibra.