En el agro existe un “refugio” que es más importante que la soja y el propio dólar estadounidense: se trata de la porción del lote de maíz que debe producirse de manera diferenciada para cuidar una tecnología clave.
La tecnología Bt de protección contra plagas permite producir de manera sostenible, pero requiere ser cuidada por medio del establecimiento de “refugios” que ocupen al menos un 10% del área sembrada con maíz.
El propósito del “refugio”, integrado por plantas no-Bt, es precisamente generar adultos susceptibles que se puedan cruzar con los resistentes eventualmente presentes en el lote de maíz Bt, de manera tal que no se produzca el “quiebre” de la tecnología. Si bien se trata de una práctica agronómica que puede llegar a generar algunas dificultades operativas, la alternativa de no hacerlo y que las plagas se hagan resistentes a las proteínas Bt, representaría regresar a los problemáticos manejos realizados veinticinco años atrás. Es decir: un auténtico dolor de cabeza.
Los relevamientos detectaron que en la mayor parte de las zonas agrícolas los eventos biotecnológicos en maíz tardío funcionaron de manera adecuada para el manejo de Spodoptera frugiperda en etapas vegetativas del cultivo.
La generalización del uso de híbridos que contienen el evento MIR 162 –presente en Viptera 3, Leptra y Power Core Ultra– ofrece una alternativa muy efectiva de supresión de Spodoptera frugiperda que, en caso de no existir, requeriría un número importante de aplicaciones de insecticidas.
En ese marco, la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) realizó el lanzamiento de la campaña “Sembrá Maíz con Refugio” para dar el puntapié inicial de la campaña 2022/23 y como actividad previa al Primer Congreso Internacional de Maíz que se llevará a cabo en Córdoba.
“Según datos del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA), sólo el 22% de los productores de maíz sembraba refugio en la campaña 2017/18. Con el trabajo conjunto entre ASA y sus socios estratégicos, logramos llevar el nivel de adopción al 50% en la campaña 2021/22. Nuestro objetivo es llegar al 70% en las próximas tres campañas”, explicó el director ejecutivo de la ASA, Alfredo Paseyro, durante un encuentro en forma virtual.
Desde el año 2018 CREA y la Asociación Semilleros Argentinos (ASA) llevan adelante el Proyecto Plagas con el propósito de analizar el uso de buenas prácticas orientadas a la preservación de las tecnologías Bt en maíz, soja y algodón.
En las últimas cinco campañas el Proyecto Plagas capacitó a más de sesenta técnicos de la red CREA para realizar un reconocimiento de plagas exhaustivo, además de elaborar protocolos de monitoreo para maíz, soja y algodón.
“Circunscribimos nuestra investigación a las cosas con mayor impacto. Lo más inteligente entonces fue posicionarnos sobre el maíz y sus eventos biotecnológicos. Era necesario poner el foco en las soluciones y estamos orgullosos de ser parte de este programa. Hoy sabemos el valor que tiene proteger al refugio”, afirmó el líder del Área de Agricultura de CREA, Gustavo Martini.
Por su parte, Mariano Garmendia, presidente de INTA –otro socio estratégico de ASA– comentó que “la articulación entre los programas público-privados son muy importantes; cuando hablamos de la producción sustentable, hablamos de esto”.
En cuanto a la visión regulatoria de los cultivos con eventos Bt expuso la directora Nacional de Biotecnología, Dalia Lewi, quie explicó los requisitos para la aprobación de esa tecnología y el posterior seguimiento de la misma.