El escritor Guillermo Saccomanno inauguró anoche la 46º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires con un discurso provocador que contiene ciertas imprecisiones y cuestiones por demás confusas.
“La falta de papel se debe a la menor producción de las dos empresas productoras de papel para hacer libros. Una es Ledesma, propiedad de la familia Blaquier/Arrieta, una de las más ricas del país, apellidos vinculados con la última dictadura en crímenes de lesa humanidad, además de relacionados con la Sociedad Rural, escenario en el que hoy estamos”, aseguró Saccomanno.
“La otra empresa es Celulosa Argentina. Su directivo es el terrateniente y miembro de la Unión Industrial José Urtubey, conectado con la causa Panamá Papers. Los oligopolios han producido menos por problemas internos y por la pandemia. Y cabe destacarlo: han destinado su producción a papel para embalar o para cajas, y no tanto al papel de uso editorial”, añadió.
Ledesma no fabrica papel para la industria editorial, dado que está especializada en resmas y cuadernos. La única empresa que se dedica elaborar papel para libros es Celulosa y, efectivamente, la mayor demanda de cajas y papel para embalaje –producto del auge del consumo realizado por plataformas digitales– hizo que mermara la producción de papel para editoriales.
Ese faltante podría solucionarse en cuestión de horas con importaciones provenientes de Brasil, un gran fabricante de papel, pero las autoridades del Banco Central (BCRA) no liberan las divisas necesarias para que las imprentas puedan gestionar tales compras. La culpa, en todo caso, es del BCRA y, en términos estructurales, de la falta de divisas presente en la economía argentina por políticas económicas desacertadas.
“Al mismo tiempo, si retornamos a la crisis del papel, no podemos dejar de lado el crimen impune de las políticas extractivas que sustenta el Estado y contribuye al desastre de la naturaleza”, comentó Saccomanno.
El mismo escritor que se quejó de la falta de papel, dos segundos después –increíblemente– embistió contra “las políticas extractivas que sustenta el Estado y contribuye al desastre de la naturaleza”.
Bastaba con visitar el sitio de la organización ecologista Pro Yungas para ver, en el apartado sobre la fabricación de papel en la Argentina, explica que “ampliar la superficie forestada mediante bosques implantados presenta beneficios ambientales”, porque “las plantaciones forestales fijan carbono, disminuyen el efecto invernadero, cuidan al suelo de la erosión y lo ayudan a conservar el agua, y además son refugio de la fauna”. Enhorabuena.
“En nuestro país los incendios forestales son tan graves como los efectos asesinos del gaseo pesticida. A propósito, les recomiendo el libro del fotorreportero Pablo Piovano. En esas imágenes espectrales de seres deformados podrán observar eso que los medios invisibilizan, una tragedia ninguneada y oculta que no es tan espectacular como las secas de cuencas acuíferas y los incendios”, dijo el escritor.
El libro en cuestión está integrado por una serie de fotografías tomadas entre noviembre y diciembre de 2014 por el fotógrafo argentino Pablo Piovano en zonas rurales de Entre Ríos, Chaco y Misiones, quien retrató a personas con supuestas malformaciones congénitas asociadas a agroquímicos.
“Otra pregunta me queda picando: ¿es una paradoja o responde a una lógica del sistema que esta Feria se realice en la Rural, que se le pague un alquiler sideral a la institución que fue instigadora de los golpes militares que asesinaron escritores y destruyeron libros? En lo personal, creo que esta situación simbólica refiere una violencia política encubierta”, señaló el escritor.
“Cuando pregunté, antes de venir, por qué la Feria se realiza aquí y no en otro espacio, Ariel Granica, hijo del editor exilado en el 76, tuvo el gesto solidario y comprensivo de explicarme que no hay otro lugar de magnitud capaz de albergar tantos expositores y facilitar el ingreso de una multitud. De producirse un cambio de geografía, me dijo, dependería de la colaboración del Estado en facilitar un predio afín. Le cité el ejemplo de la Feria de Guadalajara. Y Granica me informó que dicha Feria, a diferencia de esta, dispone no sólo del respaldo sino también del apoyo económico del estado mejicano”, añadió sin advertir, quizás, la calamitosa situación de las finanzas públicas que hace que el Estado a imprima dineros a dos manos para provocar un avalancha inflacionaria.