El mercado de maíz está atravesando un momento clave porque, dependiendo de la dinámica de la política proteccionista del presidente Donald Trump, podría llegar a registrar cambios sustanciales.
Trump viene amenazando con un aplicar un arancel general del 25% a gran parte de los bienes procedentes de México, al tiempo que el próximo miércoles 2 de abril anunciará una nueva tanda de medidas proteccionistas contra diferentes naciones y regiones.
Si el presidente Trump decide avanzar contra su vecino del sur –con quien además tiene un Tratado de Libre Comercio–, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum Padro aplicará represalias dónde más le duele a EE.UU. y uno de los primeros productos en la lista es el maíz.
El USDA prevé que la producción mexicana de maíz en la campaña 2025/26 sea de 24,5 millones de toneladas, una cifra que en su mayor parte corresponde a maíz blanco destinado a la elaboración de tortillas.
Las importaciones de maíz amarillo, que vienen creciendo fuerte y serían de 24,8 millones de toneladas en la presente campaña comercial, provienen casi en su totalidad de EE.UU. por la ventaja tanto geográfica (menor costo de flete) como arancelaria (TLC). El producto se emplea mayormente para la elaboración de proteínas cárnicas y almidón.
Con la segunda edición de la “guerra comercial” promovida por Trump, el gobierno chino desactivó las compras de maíz de origen estadounidense para evitar tener problemas de abastecimiento del cereal en caso de aplicar represalias comerciales contra EE.UU.
México se mantiene como el gran comprador de maíz estadounidense y gran parte del precio FOB del producto de EE.UU. depende de las exportaciones colosales realizadas hacia el país vecino.
Los valores FOB del maíz estadounidense –a pesar de estar en “temporada baja” comercial– ya están reflejando las amenazas potenciales que plantea la política proteccionista de Trump. Una represalia comercial mexicana efectiva contra el maíz de EE.UU. potenciaría esa dinámica.
Los dos principales ganadores de ese escenario serían claramente Brasil y la Argentina, dos grandes exportadores de maíz que no tendrían problema alguno en cubrir el bache de oferta dejado por EE.UU.
Para compensar eventuales daños a los ingresos de las empresas agrícolas de EE.UU., el gobierno de Trump acaba de lanzar un paquete extraordinario de subsidios, los cuales tienen aportes considerables en el caso específico del maíz.