En diciembre de 2022 EE.UU. contaba con 16 industrias elaboradoras de biodiésel hidrotratado. Pero para 2025 se proyecta que tendrá otras 16 más.
El biodiésel hidrotratado o HVO (Hydrotreated Vegetable Oil) es un combustible elaborado con aceites o grasas hidrotratadas que tiene una composición prácticamente equivalente a la del biodiésel de origen fósil, lo que permite su uso sin inconvenientes en ambientes con muy bajas temperaturas, donde el biodiésel convencional puede experimentar inconvenientes.
A diferencia del biodiésel tradicional (Fatty Acid Methyl Esters ó FAME), en el proceso de producción de HVO el hidrógeno se usa para eliminar el oxígeno de los triglicéridos y, de esa manera, no se genera glicerol como producto secundario. El proceso, si bien no requiere productos químicos adicionales –como el metanol–, es mucho más oneroso que el del biodiésel convencional, lo que implica que el HVO sólo es viable en proyectos de gran escala.
“Al igual que las plantas de biodiésel hidrotratado que operan actualmente, el crecimiento continuo en la capacidad de ese combustible está siendo impulsado por grandes compañías energéticas, mientras que la propiedad de las plantas de biodiésel convencional tiende a estar más enfocada localmente”, señala un estudio elaborado por la Universidad de Illinois y el USDA (“Overview of the Production Capacity of U.S. Renewable Diesel Plants for 2023 and Beyond”).
El estudio hizo un relevamiento para determinar que seis nuevas plantas de biodiésel hidrotratado entrarían en funcionamiento en 2023 con una capacidad total de 876 millones de galones por año. Además, se espera que tres expansiones de plantas en funcionamiento entren en operación este año para sumar otros 565 millones de galones por año de capacidad.
Está previsto que cuatro plantas más con un total de 1,450 millones de galones por año de capacidad entren en funcionamiento en 2024, dos de las cuales corresponden a las megafábricas californianas de Philipps 66 en Rodeo (California) y Marathon en Martínez con una capacidad de producción de 680 y 480 millones de galones por año respectivamente.
Con los proyectos confirmados para 2025, en ese año la capacidad total de producción de HVO sería de 6000 millones de galones al año. A partir de 2026 existen intenciones de seguir sumando nuevos proyectos, aunque no existe aún completa certeza sobre lo mismos.
“Muchos de los mayores cambios de capacidad ocurren a través de la expansión de las plantas existentes, lo que ocurre debido a las economías de escala asociadas con la producción de HVO”, señala el trabajo.
“El estándar de combustible bajo en carbono de California (LCFS, por sus siglas en inglés) incentiva el consumo de HVO porque recibe una puntuación de intensidad de carbono (CI) relativamente baja en términos de reducción de gases de efecto invernadero. Se proporcionan incentivos adicionales mediante programas similares en los estados de Oregón y Washington”, añade.
Buena parte de la producción de HVO se sustenta en el aceite de soja, para lo cual se están realizando –a la par del crecimiento de ese biocombustible– inversiones para expandir el procesamiento interno de soja EE.UU.
El fenómeno del HVO explica la suba registrada por el FOB de aceite de soja en Golfo de México (EE.UU.) versus el FOB Paranaguá (Brasil) y Rosario (Argentina).