A fines de marzo de 2020 el gobierno argentino, en el marco del inicio del aislamiento obligatorio, implementó un congelamiento de precios de bienes básicos que, en principio, iba a ser temporario. Pero la realidad es que sigue vigente hasta la actualidad.
Los molinos harineros son uno de los sectores más perjudicados por esa política, dado que no solamente rigen precios máximos para el paquete de un kilogramo que se comercializa al público general, sino también para la bolsa de harina de 25 kilos que se vende a panaderías y fábricas de pastas y panificados.
Si bien los precios máximos de los alimentos que integran el programa oficial “Precios Cuidados” fueron actualizados recientemente, los mismos siguen muy lejos de los valores de equilibrio necesarios para evitar quebrantos en el sector.
En Montevideo (Uruguay) el paquete de harina de trigo 000 más económico tiene un precio dos veces y media superior que el producto equivalente presente en la ciudad de Buenos Aires. Se trata de un “espejo” cercano para evidenciar la magnitud de la distorsión existente.
En cuanto a la bolsa de harina de 25 kilogramos, que se encontraba n un promedio de 620 pesos cuando se inicio el período de aislamiento obligatorio, actualmente tiene que venderse –por exigencia del gobierno– en torno a 700 pesos, cuando en condiciones normales debería estar en al menos 850 pesos.
El presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, calificó esa situación como “insostenible” en la actual coyuntura inflacionaria. El valor el trigo condición cámara Rosario, que actualmente se negocia en torno a 20.000 $/tonelada, al inicio de la pandemia se encontraba en 12.000 $/tonelada.
Cifarelli aclaró que no cree que el gobierno deba “crear herramientas coercitivas como, por ejemplo, un aumento de retenciones o el cierre de exportaciones”, dado que las experiencias recientes en la materia terminan generando desabastecimiento del cereal en el mediano plazo.
El presidente de FAIM dijo que durante diciembre pasado “se compró alrededor de un mes y medio de molienda”, pero que desde las fiestas de fin de año no pueden reponer la mercadería y deben usar el “stock de seguridad” de trigo para poder elaborar harina.
Entre el 30 de diciembre pasado y el 13 de enero, según los últimos datos oficiales disponibles, las ventas de trigo se direccionaron mayormente hacia el sector exportador con 840.000 toneladas comercializadas, mientras que la molinería compró 132.600.
Al 13 de enero pasado el sector molinero argentino llevaba comprados 1,05 millones de toneladas de trigo 2020/21, mientras que en la misma fecha del año anterior esa cantidad era de 1,45 millones.