El último balance de oferta y demanda mundial de granos publicado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) ajustó la producción agrícola prevista en Brasil –donde la sequía golpeó con fuerza los cultivos de maíz temprano y soja–, pero en la Argentina parece no haberse enterado de la severa restricción hídrica presente en buena parte de las zonas productivas.
En lo que respecta a Brasil, incluso el USDA pronosticó una cosecha total de maíz 2021/22 inferior a la prevista por el organismo oficial brasileño (Conab), que estimó 140,4 millones de toneladas versus 139,0 millones proyectadas por el USDA.
El organismo estadounidense estimó una cosecha brasileña de soja 2021/22 de 115,0 millones de toneladas, una cifra cercana a los 112,9 millones proyectados por la Conab.
Pero con la Argentina las diferencias entre los cálculos del USDA y los pronósticos privados calificados –no existen hasta el momento proyecciones oficiales– son muy considerables.
Mientras que el USDA pronostica para el presente ciclo 2021/22 una cosecha de maíz argentina de 54,0 millones de toneladas, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que, debido al impacto de la sequía, no logrará superar los 48,0 millones de toneladas. Nada menos que una brecha de ¡6,0 millones de toneladas!
En soja la distancia entre ambas proyecciones también es enorme con un USDA previendo una cosecha argentina de 46,5 millones de toneladas, al tiempo que la BCR considera que con suerte se llegarán a obtener 40,0 millones de toneladas.
Es sabido que el USDA suele ir por lo general un poco detrás de los acontecimientos para “dosificar” el impacto de los números que publica en las cotizaciones de los granos, pero está claro que, en lo que respecta a la oferta, hay un componente alcista enorme “contenido” en el territorio sudamericano para los granos gruesos.
De todas maneras, otro informe elaborado por el Servicio de Agricultura Exterior del USDA reconoce –sin mencionar números– que buena parte de las zonas agrícolas argentinas están muy comprometidas y que “las expectativas de rendimientos de soja han disminuido”.