La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) elaboró un completo informe sobre el negocio del bioetanol, el combustible renovable que puede servir para bajar el consumo de las naftas. Los datos pueden servir para sentirnos optimistas (el tanque medio lleno) o caer en una profunda depresión (el tanque medio vacío), porque aunque el país logró nuevos récord de producción, su oferta es todavía insignificante en el concierto global, de apenas 1% del total.
La Bolsa rosarina prefirió comenzar por el lado positivo. Destacó que “las 6 plantas de bioetanol a base de maíz y las 11 plantas de bioetanol a base de caña de azúcar produjeron 1,21 millones de metros cúbicos de bioetanol en 2024”. De ese modo, la producción de este combustible sustituto “rompió récords, creciendo un 4% respecto al 2023 y marcando el mayor volumen de bioetanol del que se tenga registro”.
A este récord de producción de bioetanol se llegó gracias a la recuperación de la cosecha de caña de azúcar, que permitió un salto del 26% en la producción de etanol a base de este insumo. Mientras tanto, un recorte del 6% en la producción de etanol de maíz aminoró el salto productivo del 2024. Aun así, la producción de etanol de maíz el año pasado fue la segunda mayor registrada en la corta historia de esta industria.
Como existen dos cultivos que dan origen a este proceso, existen dos polos productivos de etanol renovable en el país: Córdoba para el etanol de maíz y el NOA azucarero para el de caña de azúcar. Aunque el corte de la nafta que se consume localmente debería ser mitad y mitad para cada cultivo, “promediando los últimos cinco años, el 60% del bioetanol del país fue producido a partir de maíz, mientras que el 40% restante se produjo a partir de caña”, precisó la BCR.
El documento recordó que los múltiples impactos positivos de este bio respecto de los combustibles fósiles contaminantes. Pero la suerte de uno está atada a la del otro, y por eso la industria sufrió un cimbronazo cuando la pandemia redujo el consumo de naftas en todo el mundo, “llevando a la industria del bioetanol a operar con niveles de ociosidad superiores al 35%”.
“No obstante, pasados los efectos de la pandemia, la eficiencia productiva, el cumplimiento de cupos y la recuperación del consumo de combustibles redujeron la capacidad ociosa de la industria, localizándola actualmente en torno al 16%”, se destacó.
Actualmente las naftas que se venden en el país deben incluir un 12% de bioetanol, pero hay decenas de proyectos que hablan de la posibilidad de incrementar ese corte, al 15% y hasta el 25%, para reducir el consumo de hidrocarburos e incrementar la demanda sobre los bio.
Para la Bolsa de Rosario, “si se potenciara aún más el desarrollo del bioetanol en Argentina, en primer lugar nos encontraríamos con que la capacidad ociosa de la industria se vería reducida. Esto redundaría a su vez en una mayor industrialización del maíz y azúcar. No conforme con ello, la matriz energética argentina sería más sustentable ambientalmente y generaría más industrias para la producción de bioetanol en distintas regiones del país”.
Pero aquí comenzamos a transitar el lado vacío del tanque: el aporte de la Argentina es todavía insignificante a nivel global, a pesar de que se trata de uno de los países que tiene un mayor excedente de maíz en el mundo.
“Argentina convierte en etanol menos del 4% de su cosecha de maíz, frente a más del 13% de Brasil y el 35% de Estados Unidos”. subrayó el informe de la bolsa, buscando paralelismos que no existen, porque allá hay una decisión política clara de avanzar en la sustitución de naftas y aquí la política ha sido errática y confusa. Pequeña diferencia.
“Brasil y Estados Unidos, ubicados en el primer y segundo lugar entre los mayores exportadores mundiales de maíz, también pican en punta en el desarrollo de etanol a base de este cultivo fundamental. Entre ambos países concentran el 80% de la producción global de etanol. Sin embargo, mientras en Estados Unidos el protagonista de la producción del etanol es el maíz, en el Brasil la mayor parte del etanol se obtiene a base de caña de azúcar”, explicó el informe.
Lo cierto es que Brasil -donde desde 2016 la tasa de corte se ubica en 27%- utilizó más de 325 millones de toneladas de caña de azúcar y 15 millones de toneladas de maíz para producir etanol en 2024. Allá existen 25 plantas de etanol de maíz en producción, mientras 10 más se encuentran en construcción.
Por su parte, existen 198 plantas de bioetanol ya instaladas en Estados Unidos, y actualmente 49 plantas se encuentran en construcción o en proceso de expansión. La potencia convierte más de un tercio de su cosecha de maíz en etanol año. Además Estados Unidos creció un 36% en sus exportaciones de etanol en 2024, marcando un nuevo máximo histórico exportador para este producto.
Aquí, con una cosecha de 50 millones de toneladas de maíz, no llegamos a usar 2 millones de toneladas para la producción de bioetanol. No existen exportaciones, y tampoco hay nuevas plantas proyectadas a las 6 existentes.
Con este magro desempeño, la Argentina se ubica octava entre los productores mundiales de este renovable, con apenas 1% de la producción global.